El miércoles pasado se cumplieron 27 años de la riada de Badajoz. Aquel 6 de noviembre, el agua se llevó por delante la vida de ... 25 extremeños. También hubo un intento inicial de buscar responsables políticos, pero el entonces presidente de la región, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, lo zanjó en una entrevista con Iñaki Gabilondo: «Soy yo, asumo toda la responsabilidad». Se olvidaron las discusiones y todo el mundo a trabajar: el pueblo y el Estado. No sé si hoy, con tanta crispación y tanto carroñero dispuesto a sacar partido de la desgracia, hubiera tenido el mismo efecto una asunción de responsabilidades tan valiente, pero se habría evitado este espectáculo desmoralizador del y tú más.
Parece que hemos antepuesto la búsqueda de culpables a la búsqueda de víctimas y esa sensación ha dado alas a un eslogan interesado: «Solo el pueblo salva al pueblo», cuya segunda parte es el sistema no funciona, el Estado está podrido, los impuestos son un robo… Acabemos con todo. Y la tercera parte del mensaje carroñero: pongámonos nosotros al frente y salvemos España.
El domingo 3 fui al fútbol. Jugaban Cacereño y Real Madrid C. Por megafonía se informó de que el club había recogido muchas donaciones para Valencia, pero necesitaban transportar ese material y pedían algún voluntario con furgoneta. La solidaridad y los voluntarios están muy bien: reconfortan al solidario y a la víctima y hacen país, pero es el Estado quien maneja con eficacia la logística y será el Estado quien reconstruya lo devastado, quien cure y palíe: carreteras, vías férreas, viviendas, subsidios, sanidad, educación, dependencia… Cuando la DANA sea un mal recuerdo, el Estado seguirá ahí salvando al pueblo.
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