Iluminar con sensatez
ANÁLISIS ·
Cáceres es la única ciudad extremeña que reduce las horas de luz en sus monumentos, medida razonable que apenas afecta al turismoLa nueva normativa de ahorro energético que ha entrado en vigor esta semana no menciona la iluminación ornamental de las ciudades y ese es el ... pretexto que han utilizado la mayoría para mantener encendidas las luces de sus monumentos, incluso toda la noche en algunos casos, aunque no haya nadie o casi nadie para verlo. Es el derroche por el derroche. Siempre lo ha sido, aunque hayamos necesitado una inflación desbocada y una guerra de todavía imprevisibles consecuencias energéticas para darnos cuenta.
Cáceres es la única de las principales ciudades extremeñas que ha ido un poco más allá del decreto del Gobierno, el cual obliga tan solo a limitar la temperatura en interiores y apagar los escaparates a una hora determinada. Ha decidido por su cuenta recortar las horas de iluminación en sus monumentos, una simple gota en el océano del despilfarro energético, cierto, pero que tiene mucho de gesto ejemplarizante. Que una ciudad que vive de vender al mundo la belleza de su casco antiguo opte por dejarlo a oscuras el rato que nadie lo mira no frenará el calentamiento global, pero lanza un mensaje, el mismo que trataban de inculcarnos nuestros padres cuando nos regañaban por dejarnos encendida la luz del cuarto de baño después de usarlo.
Como pasa ahora con todo, el decreto de ahorro energético se está usando como arma política y la desinformación campa a sus anchas, con mensajes apocalípticos que pintan un panorama de ciudades a oscuras que espantarán al turismo y cierres masivos de restaurantes. Quien pase calor a 25 grados en un bar o a 27 en una oficina cuando fuera hace 40 es mejor que se lo haga mirar (la norma no dice que haya que tener el aire acondicionado a esa temperatura, sino que debe ser la máxima que se alcance en el interior). Lo que sí nos evitaremos serán esos golpes térmicos poco saludables que se sentían al entrar en algunas tiendas y grandes superficies.
En cuanto al turismo, pues qué quieren que les diga. Cáceres apagará sus monumentos a la una de la madrugada en verano, a medianoche en otoño y primavera y a las 23.00 en invierno, en vez de dejarlos encendidos siempre hasta las 2.30 como venía haciendo. Igual afecta a algún noctámbulo que salga por la zona a pasear al perro, pero es evidente que a partir de esas horas la parte antigua está casi siempre desierta y que el ahorro energético del 38% que han calculado los técnicos la convierte en una medida más que razonable. Las demás ciudades aún están a tiempo de tomar ejemplo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión