El Rey y Pedro Sánchez*
Cultura y política ·
Felipe Traseira
Miércoles, 20 de noviembre 2024, 22:49
El pasado 29 de octubre una DANA arrasó Paiporta, Torrent, Benetusser, Massanassa ..., con una virulencia desconocida. Castilla la Mancha y Andalucía también sufrirían sus destructores ... efectos. Desde la tarde del 29, el agua corrió por las calles valencianas sin control, entrando en las plantas bajas de las viviendas, sin que se hubiera dado la alerta hasta después de las 20.00 horas. El resultado fue más de 200 muertos, 8 desaparecidos e importantes daños materiales en carreteras, calles, viviendas, vehículos y empresas, así como desaparición y muerte de animales. Ante la negligencia en los primeros momentos de las autoridades autonómicas y estatales, los ciudadanos estuvieron a merced de la riada. A la catástrofe natural hay que añadir una crisis política por no haber sabido prevenirla. Si Carlos Mazón pecó de indolencia en los primeros momentos, a Pedro Sánchez cabe acusarle de cálculo político, al no haber acudido en su socorro declarando la Alerta 3. De la incompetencia de unos y otros da idea que la encargada de gestionar las emergencias en la Comunidad Valenciana confesó, a las 20.00 horas, desconocer la existencia del sistema de alerta masiva a los ciudadanos. Gracias a que la incompetencia de la clase política –de la que me he ocupado en las últimas columnas– fue sustituida por la acción de voluntarios de todas partes.
«A los políticos, como a los militares, debe suponérseles el valor», afirma el novelista Francisco Ayala en 'Recuerdos y olvidos'
Pues bien, el domingo 3 de noviembre los Reyes Felipe y Leticia, acompañados por los presidentes del Gobierno y de la Generalitad, Pedro Sánchez y Carlos Mazón, respectivamente, visitaron Paiporta, el foco de la DANA. La multitud les recibió –sobre todo a Sánchez– con protestas, abucheos y lanzamiento de barro. Sánchez abandonó el lugar inmediatamente en medio de agresiones a su escolta. Pero los Reyes permanecieron en medio de la muchedumbre. El sacerdote Luis de Vargas, uno de los personajes de 'Pepita Jiménez', la maravillosa novela de Juan Valera, asegura que «si bien es temerario buscar el peligro, es cobardía no saber arrostrarle y huir de él cuando se presenta». En efecto. El encrespamiento de las masas engañadas, burladas o defraudadas constituye uno de los mayores peligros para los dirigentes políticos. Sánchez no fue capaz de afrontarlo, en contraste con sus Majestades. Todos tuvieron miedo, pero unos supieron dominarlo y otro no. «A los políticos, como a los militares, debe suponérseles el valor», afirma el novelista Francisco Ayala en sus memorias, 'Recuerdos y olvidos'. Y el filósofo José Antonio Marina sostiene, en su 'Anatomía del miedo', que el valiente es «aquel a quien la dificultad o el esfuerzo no le impiden emprender algo justo o valioso, ni le hacen abandonar el propósito a mitad del camino». El miedo no impidió a los Reyes consolar a unas gentes arruinadas y desesperadas. Por el contrario, a Pedro Sánchez el miedo le paralizó, impidiéndole estar con los ciudadanos. La estatura moral de uno y otro es diferente.
* Recordando a las víctimas de la riada de Badajoz del 6 de noviembre de 1997.
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