¿Los timos de la buena fe?
Mujeres reales ·
Esperanza Mancera
Sábado, 7 de diciembre 2024, 22:52
La novela picaresca por excelencia es 'El Lazarillo de Tormes'. Además de contarnos la historia de su protagonista, un niño que utiliza su astucia para ... sobrevivir, cuestiona la moralidad de la España del siglo XVI en temas como la corrupción, la pobreza y la hipocresía. La desigualdad de las clases sociales de aquella época se critica de una forma realista desde el humor y la sátira, por lo que el mensaje impacta de una manera más profunda.
Seamos sinceros, a pesar de los siglos que han transcurrido desde que se publicó, podríamos trasponerla a la actualidad, donde aún existen muchas desigualdades e injusticias en todos los ámbitos de nuestra sociedad, y no digamos la corrupción; un nido de oportunidades para que los lazarillos avispados hinquen el diente. No dudo de que en algunas ocasiones sea una forma de subsistir para los más desfavorecidos, pero, en muchos casos, utilizan sus tretas para escalar puestos en su vida profesional, ocupar cargos de responsabilidad o actúan con la finalidad de incrementar sus beneficios movidos por el egoísmo.
Quiero pensar que la mayoría de los españoles somos solidarios. Quizá, esta valía, en lugar de ser una virtud, nos señala como una diana fácil.
Los timos de la buena fe, como me gusta llamarlos, se han puesto de moda. Nos llegan, sobre todo, desde las redes sociales con solicitudes de amistad, ofertas de trabajo con ingresos atractivos, premios increíbles, herencias milagrosas o amor, simplemente amor. En algunos casos, utilizan una causa justa para los incautos de buen corazón. Es fácil aprovecharse de las desgracias o debilidades del prójimo, lo difícil es tomar conciencia y echarles una mano. Soy de las que piensa que no caerá en la trampa, pero las herramientas de las que disponen cada vez son más especializadas. Sin ir más lejos, esta semana se ha descubierto un timo en el que los estafadores suplantaban la identidad de la princesa Leonor por medio de la inteligencia artificial y su divulgación en las redes sociales. Ofrecían ayudas económicas a cambio de una cantidad de dinero. Ilógico, ¿verdad? Pagar por recibir. Supongo que la desesperación habla por estas personas.
Los timadores son astutos y perseverantes, y así consiguen ganarse la confianza de sus objetivos. Estos ignoran las señales de alerta por el deseo de obtener un beneficio futuro. No olvidemos las estafas por correo electrónico, los SMS con trampa o las ofertas de entidades bancarias de las que ni siquiera somos clientes y que clicamos, sin vacilar, por la concesión de un préstamo.
Desconfiemos del dinero fácil y seamos cuidadosos. No nos dejemos engañar por trabajos perfectos, dinero al instante, amores idílicos o el éxito seguro. No existen soluciones rápidas sin riesgo. Y acabo con una frase del Lazarillo de Tormes: «La ambición es el enemigo más poderoso del hombre». La cual se puede aplicar tanto a los estafadores como a los timados. El mensaje de esta obra es atemporal e invita a reflexionar sobre la condición humana. Una lectura muy recomendada para los tiempos que corren.
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