El resultado de las elecciones municipales en Cáceres habrá gustado a unos más y a otros menos, pero sorprende que a alguien le sorprenda, ... no porque haya ganado el PP y perdido el PSOE, que bien podría haber ocurrido al revés (la cosa ha estado en un concejal arriba o abajo), sino porque casi todo lo que ha pasado, en especial el gran rendimiento que le ha sacado el PP al derrumbe de Ciudadanos, era previsible y más o menos cualquiera que esté un poco al tanto de la actualidad municipal lo podía anticipar de manera bastante aproximada. También lo venían adelantando las encuestas, entre ellas la publicada por HOY el 19 de mayo, la cual arrojó un reparto de concejales que no ha sido calcado al resultado final por apenas una veintena de votos, los que le han faltado al PP para conseguir el edil número 12. Tampoco la bajada de Unidas Podemos y la subida de Vox han sido nada extraño, pues responden a una tendencia que se venía dando en general en toda España. Quiero decir con esto que no se entiende el asombro, no sabemos si verdadero o fingido, con el que desde una parte de las filas socialistas se ha recibido un desenlace electoral que seguro les habrá decepcionado, pero que había señales de sobra de que se podía producir.
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Más que el resultado, lo que sí ha sido una sorpresa para muchos ha sido el anuncio de Luis Salaya de abandonar la política activa, una decisión que, en contra de lo que se ha dicho, no responde a un 'calentón' por despecho en la noche electoral, sino que al parecer tenía ya tomada desde semanas antes en el caso de que acabara perdiendo la alcaldía, como ha sucedido. Muy pocos lo sabían, si acaso su círculo personal y político más cercano, y de ahí que no todos en el PSOE se lo hayan tomado bien, entre ellos los que llegaron al partido y al Ayuntamiento por afinidad con Salaya y ahora se ven de repente huérfanos de liderazgo y sin saber muy bien cuál es su sitio.
La otra cara de la moneda es Rafael Mateos, quien ha confesado en una entrevista en HOY que esta era su última oportunidad de convertirse en alcalde porque no se hubiera podido presentar una tercera vez. Ahora le toca poner en marcha todas las inversiones multimillonarias que ha anunciado, al mismo tiempo que ejecuta la rebaja de impuestos municipales que ha prometido, para lo cual tendrá que afinar mucho con los programas que lleve a los fondos europeos, la única gran fuente de financiación extra que tiene un ayuntamiento como el de Cáceres. Es cierto que también podrá pedir ayuda a su gran amiga María Guardiola si es que al final consigue apañárselas para presidir la Junta de Extremadura.
Es previsible que en los próximos días Mateos alcance un acuerdo con Vox que no necesita para ser alcalde, pero sí para gobernar después con cierta tranquilidad. Las miradas están puestas también en su equipo de gobierno, que tendrá que confeccionar a partir de una lista en la que abundan los rostros nuevos y sin experiencia en la gestión municipal. Ganar las elecciones no es el final de camino, sino el principio.
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