Patada adelante al Gran Buda
Análisis ·
El Ayuntamiento de Cáceres ha hecho con el proyecto de Arropez lo que se hace siempre que se quiere ganar tiempo: pedir más informesLa primera gran piedra en el zapato que se ha encontrado el nuevo gobierno municipal de Cáceres se llama proyecto Gran Buda (o Gran ... Buddha, que suena más auténtico). La diferencia de criterios entre la Fundación Lumbini Garden y lo que hasta ahora ha venido manteniendo la administración, esto es, que el complejo budista íntegro tal y como está concebido por los promotores es incompatible con la ZEPA donde se encuentra el monte Arropez, ha llevado a Rafael Mateos a pedir que se pronuncien al respecto de manera formal tanto los técnicos de Urbanismo del Ayuntamiento como los de la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural y Territorio de la Junta.
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Que ni a Rafael Mateos ni a muchos de sus votantes les entusiasma este proyecto no es ningún secreto. Lo ha venido insinuando en sus declaraciones públicas desde que se anunció hace ya casi cuatro años, y ahora que es alcalde y le toca decidir a él, ha hecho ni más ni menos que lo que se hace siempre que se quiere ganar tiempo ante un asunto incómodo: pedir un informe. Dos, en este caso. Lo que viene siendo la patada adelante de toda la vida.
Es difícil anticipar cuánto retraso más acumulará la tramitación del Gran Buda ante esta nueva solicitud de informes técnicos, que además ni siquiera está muy claro sobre qué tienen que informar. Para poder hacerlo con rigor sobre el proyecto íntegro, este primero tendría que presentarse, algo que los promotores no han hecho de momento. Lo único que esta registrado a día de hoy son la estatua gigante y un pequeño centro de interpretación de la naturaleza, dos estructuras que sí cuentan ya con el visto bueno de Medio Ambiente pero que no pueden construirse hasta que el Ayuntamiento ceda el uso del suelo, y eso es justo lo que el nuevo gobierno municipal no quiere hasta tener la garantía de que se puede hacer en la ZEPA el proyecto íntegro que se anunció inicialmente, con su estatua de 47 metros, sus 12 templos, su residencia para monjes, sus dotaciones para los visitantes y sus miles de metros cuadrados de jardines, entre otras cosas. Es un circulo vicioso difícil de romper.
Lo que Rafael Mateos dijo este jueves tras la reunión mantenida con la Fundación Lumbini fue que harán llegar a los técnicos municipales y autonómicos, para que se pronuncien al respecto, el informe que a su vez han registrado esta semana los promotores, en el que un reputado especialista afirma que lo que se pretende desarrollar en Arropez encaja con lo que permite el nivel de protección de la ZEPA en esos terrenos, ya que no se trata de un proyecto turístico de especulación urbanística, sino de una iniciativa cultural, religiosa y educativa. Se está solicitando por lo tanto un informe sobre un informe, se supone que con la esperanza de que alguien con sello oficial diga, antes incluso de conocer el proyecto con detalle, qué se puede y qué no se puede construir en este monte consagrado del budismo. Igual es pedirles demasiado a unos funcionarios cuya obligación no es otra que asegurar que se cumple la normativa medioambiental y urbanística, y que además es de esperar que sean especialmente escrupulosos porque tienen muy presente lo ocurrido en los tribunales con proyectos como Valdecañas o las fotovoltaicas del entorno de Cáceres.
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Y así, entre informe e informe, el tiempo sigue pasando y nos entretenemos con el Buda mientras en Arropez no se mueve ni una piedra.
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