El escaparate de Cáceres
Análisis ·
Está bien enorgullecerse de las tradiciones, pero sin regodearse ni perder de vista el objetivo, que es la supervivencia de los pueblosEl centro de Cáceres bulle este fin de semana con exhibiciones, pasacalles, talleres, puestos, paneles, mesas redondas y todo tipo de actividades en las que ... se intenta tanto mostrar como en un escaparate las tradiciones y costumbres de la provincia como hacer ver que las zonas rurales son lugares con futuro donde es posible desarrollar un proyecto de vida. La primera edición de la feria Jato funcionó bien el año pasado y la Diputación no ha escatimado gastos en la segunda. Como a los cacereños de la ciudad les encantan estas cosas y el tiempo acompaña, son miles los que han abarrotado las calles y plazas desde San Antón hasta el casco antiguo, y los que ayer asistieron al multitudinario desfile en el que estuvieron representadas las fiestas populares más reconocibles de la provincia.
El folclore y la mayor parte de las tradiciones están muy bien porque en ellos viene impreso el pasado de un pueblo, de un territorio. Es necesario conservarlos y estimularlos, pero no conviene regodearse ni caer en la autocomplacencia, y en ese sentido lo más interesante de Jato me parecen los testimonios de los jóvenes y no tan jóvenes que acuden a este encuentro a contar sus experiencias como emprendedores en zonas rurales en las que, pese a la innegable mejora de las comunicaciones y las tecnologías de la información que permiten hacer casi cualquier cosa desde casi cualquier lugar, todo es siempre un poco más difícil.
Está regresando en los últimos tiempos el antiguo debate de si es deseable luchar por la supervivencia de todos nuestros pueblos o sería mejor centrarse en los que cuentan ya con una masa crítica de habitantes, infraestructuras y servicios. En Extremadura la apuesta parece clara y de hecho, pese a la despoblación galopante, no se han 'cerrado' pueblos, como sí ha ocurrido en otras regiones de la famosa España vacía. Dejar morir al enfermo no es una opción y las administraciones, en especial las diputaciones, siguen alimentando con los recursos públicos que sean necesarios las UCIs del desarrollo rural, con la esperanza de que gracias a esa ayuda el paciente pueda poco a poco volver a valerse por sí mismo y logre salir adelante e incluso prosperar sin necesitar la vitamina de las subvenciones.
Cada vez hay más ejemplos de emprendedores que eligen el pueblo en lugar de la ciudad para desarrollar su idea de negocio. A los periodistas nos encanta dar con ellos y contarlo, sobre todo si tienen éxito, pero el hecho de que estas historias sigan siendo noticia es la mejor prueba de lo lejos que seguimos del objetivo. La industrialización de Extremadura que se supone que va a llegar en pocos años de la mano de las energías verdes y de la movilidad sostenible se ha convertido ya casi en un mantra de nuestros actuales gobernantes, que han puesto en ese cesto todos los huevos del desarrollo regional. Si sale bien puede ayudar a consolidar los pueblos porque algunas de estas industrias están en zonas rurales y necesitarán apoyarse en empresas locales auxiliares. Si sale bien.
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