Cáceres se relaja con música y tapas

Se habla mucho de la 'primavera cacereña' como la época del año en la que todo el mundo se echa a la calle y Cáceres se convierte en una ciudad repleta de vida, pero de un tiempo a esta parte el otoño no le va a la zaga. Hay tantos eventos de calado en la agenda que hasta la Policía Local ha advertido de que no tiene capacidad para atenderlos todos con sus actuales medios y porque además muchos agentes se niegan a hacer turnos de refuerzo. El alcalde le ha restado importancia al problema diciendo que estas quejas y otras como las de la falta de equipamiento se deben a la proximidad de las elecciones sindicales. Puede que algo de eso haya, aunque lo cierto es que el peso de controlar la seguridad en todo lo que se organiza en Cáceres recae en exclusiva sobre los cuerpos policiales, carga que se verá aliviada con la próxima puesta en marcha de la agrupación de voluntarios de Protección Civil, un servicio muy útil del de que la capital cacereña incomprensiblemente carece y que todo indica que por fin va a ser una realidad tras los primeros pasos que se han dado esta semana por parte del Ayuntamiento.

El éxito de Extremúsika merece un comentario aparte. El festival se consolida con decenas de miles de asistentes y recuerda de nuevo a las legendarias ediciones de entre 2004 y 2007 que, con unos organizadores distintos a los de ahora, lo convirtieron en una referencia que atraía jóvenes de toda España. Unas lluvias torrenciales e inoportunas le hicieron mucho daño en los años siguientes, pero tras un tiempo desaparecido y un breve paso por Mérida, Extremúsika volvió a Cáceres con fuerza, se mantuvo en pausa durante la pandemia y ahora emerge con un ímpetu como el los mejores tiempos, aunque no libre de críticas a causa de las cancelaciones de última hora de artistas punteros, que han decepcionado a algunos seguidores.

Queda mucho otoño por disfrutar en Cáceres.