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Santamaría gana las primarias del PP y pasa junto a Casado a la segunda fase del proceso

Santamaría gana las primarias del PP y pasa junto a Casado a la segunda fase del proceso

Cospedal se queda lejos de la carrera sucesoria en unas elecciones con un 87% de participación

Nuria Vega

Madrid

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Jueves, 5 de julio 2018

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El Partido Popular (PP) sale poco a poco de la oscuridad en la que ha vivido los últimos 12 días de una campaña en la que no podía atisbar su futuro. La militancia del partido votó y señaló el nombre de quien, a su juicio, debe suceder a Mariano Rajoy. El escrutinio fue de infarto, aún más que la jornada electoral. Pablo Casado rozó con los dedos la victoria. Tanto, que los suyos proclamaron que ganaban poco antes de las diez de la noche. No fue así. Venció en las primarias Soraya Sáenz de Santamaría. Sacó 1.600 votos de ventaja al exvicesecretario de Comunicación. María Dolores de Cospedal se quedó fuera del proceso.

Los datos, aún provisionales, asignaron a la exvicepresidenta del Gobierno el 37% de los votos, 21.513 papeletas. Casado obtuvo el 34% de los respaldos, 19.967 apoyos. Con el 26% y 15.090 partidarios, se quedó Cospedal pese a ganar en Galicia y Asturias. José Manuel García-Margallo se llevó el respaldo de 680 militantes; por José Ramón García-Hernández apostaron 668; y 185 por Elio Cabanes.

La Comunidad de Madrid se inclinó hacia el aspirante más joven. Casado obtuvo el apoyo del 54,5% de los afiliados madrileños. En realidad, pese a ser bautizado en su día como «tercera vía» logró situarse al mismo nivel que sus adversarias en casi todos los territorios. Incluso en Extremadura, donde 511 militantes optaron por su proyecto frente a los 507 que se inclinaron por María Dolores de Cospedal y los 399 que apostaron por Soraya Sáenz de Santamaría. En Andalucía, sin embargo, y en la Comunidad Valenciana el escrutinio dio la victoria a la exvicepresidenta del Gobierno. Sáenz de Santamaría se impuso también en Castilla y León y País Vasco.

En una primera lectura, podría concluirse que la red que como secretaria general había tejido Cospedal no fue suficiente para pasar el corte de la militancia. Que fueron la exvicepresidenta y Casado quienes pugnaron por seducir a las bases. Y que, a partir de ahora, ambos tendrán que atraer a los compromisarios que designarán al sucesor de Rajoy en el congreso del 20 y 21 de julio.

En el partido esperaban una victoria «clara» que zanjara la división interna. En la sede nacional de la calle Génova se contuvo el aliento hasta altas horas de la noche. Todos los candidatos, salvo Elio Cabanes, se acercaron a la central.

Último acelerón

En realidad, jugaron el partido hasta el final. En tiempo de descuento se multiplicaron las denuncias de presiones a afiliados. El vértigo por el absoluto desconocimiento de lo que alumbraría el escrutinio, llevó a los interventores de los aspirantes a mirar con lupa el procedimiento. Desde el entorno de Casado pusieron el foco en Andalucía y Castilla-La Mancha. Detectaron movimientos en Sevilla para favorecer, aseguraron, a Sáenz de Santamaría. Y en el territorio de Cospedal, un representante de la misma candidatura señaló a dos diputadas, Rosa Romero y Carmen Quintanilla, por intentar «orientar» a los militantes.

En Barcelona, fueron los interventores de Cospedal los que elevaron la voz en dos mesas electorales para advertir de que el equipo de Casado intentaba influir en los afiliados. «Muchos nervios», resumió un cargo territorial. Las quejas, en todo caso, por «juego sucio» han sido una constante de la campaña. El exvicesecretario ha lanzado reiteradas llamadas a dejar votar en «libertad», aunque en algunas organizaciones territoriales la insistencia no ha sentado del todo bien. «Aquí todos se mueven», intentó zanjar la semana pasada un presidente regional del partido.

Esta intensidad de los últimos doce días es lo que, a juicio de muchos dirigentes del PP, aconseja cerrar la batalla de inmediato. Antes de conocer los resultados, Alberto Núñez Feijóo se mostró partidario de que los dos aspirantes que se pasen la primera vuelta «hablen entre sí» para que el partido llegue al congreso extraordinario con una candidatura única. «Sobre todo -se adelantó- si tienen resultados muy similares».

Otros dirigentes del partido suscribieron sus palabras. El portavoz del PP en el Congreso defendió que la integración es la vía deseable. «Todos somos necesarios, aquí no sobra nadie», insistió Rafael Hernando. Fuentes territoriales no vieron tampoco más alternativa. «Tiene que ser así. Estos procesos tensan la vida interna del partido», advirtieron. Otras voces, en cambio, no vieron la operación tan sencilla.

Las espadas, sin embargo, siguen en alto. Una diferencia de apenas tres puntos y de casi 1.600 votos es un margen muy estrecho para vislumbrar un vencedor en el congreso extraordinario del 20 y 21 de julio. El voto de los compromisarios es un arcano. El aparato del partido desea una integración de las dos candidaturas para ir a un cónclave unitario y sin heridas. El exvicesecretario de Comunicación ha dicho por activa y pasiva que iba a ir «hasta el final». «Son las normas que nos hemos dado», subrayó tras conocer los resultados. En rueda de prensa en la sede del PP llamó a los aspirantes que no pasan este primer corte a sumarse a su candidatura, especialmente a Cospedal. «Los dos que pasamos tenemos un resultado muy igualado y hay candidatas que no han pasado que tienen muchos apoyos, con las que me siento identificado y comparto principios y valores», indicó haciendo un guiño a la exministra, una persona con la que lleva trabajando «desde el 2013» y con la que ha dicho tener una «excelente relación».

Fue a él a quien fue dirgido el primer mensaje de la exvicepresidenta del Gobierno, al que pidió «integración» y «unidad», antes de remarcar que ha sido la candidata con más apoyos y prometer «generosidad» con los demás candidatos y su disposición a contar con todos en el partido. Sáenz de Santamaría ha recordado una de las máximas del PP, la de que gobierne la lista más votada, para subrayar que no va a hacer ahora un «ejercicio de incoherencia» y por eso reclama el liderazgo, y le ha pedido a Casado que sea coherente con esta idea también. Se abre, en todo caso, una etapa de conversaciones. Cospedal pidió abrir «un periodo de reflexión» para acordar «lo mejor para el partido». Ella, en todo caso, no quiere tener «responsabilidad alguna» en la futura dirección, aunque sí quiere que su 26% de votos esté representado.

Combo de fotografías de archivo de los seis precandidatos para liderar el Partido Popular (izda a dcha, de arriba a abajo); Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, Pablo Casado, José Manuel García Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes.
Combo de fotografías de archivo de los seis precandidatos para liderar el Partido Popular (izda a dcha, de arriba a abajo); Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, Pablo Casado, José Manuel García Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes. EFE

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