Los ordenadores perdidos del Festival de Mérida
La sentencia condenatoria del exgerente Pedro Salguero cita compras irregulares con la tarjeta de crédito
En agosto de 2010 Pedro Salguero compró dos ordenadores en El Corte Inglés con la tarjeta de crédito del Festival de Mérida, entidad ... de la que era gerente desde 2008. Costaron cerca de 1.500 euros. Tres meses después adquirió tres iPads en el mismo establecimiento por unos 2.000 euros. Según dijo en su declaración en el juicio que tuvo lugar el pasado mes de abril, eran para la oficina de gestión del certamen emeritense. Pero, tal como recoge la sentencia que le condena a cuatro años y un día de prisión por malversación y a doce años de inhabilitación por prevaricación administrativa, no hay rastro de esos equipos, «desconociéndose su paradero».
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No fue el único pago sin justificar. El fallo indica que también realizó distintos abonos con la tarjeta de crédito en el supermercado Carrefour, en El Corte Inglés y en numerosos restaurantes, floristerías y librerías, aunque no se precisan las cantidades.
Estas son solo algunas de las irregularidades que recoge el fallo y que han supuesto la segunda condena para el exgerente del Festival de Mérida, que ya recibió una pena de dos años de cárcel por desviar fondos de la Fundación Orquesta de Extremadura, de la que también fue gerente hasta 2011.
Hay más evidencias de pagos irregulares. Entre 2008 y 2010 Salguero dispuso de cantidades en efectivo de la caja del Festival de Mérida, hasta un total de 37.221 euros. Según dijo en el juicio, se debió a que las cuentas estaban embargadas y era necesario recurrir al metálico para realizar pagos. Pero la sentencia recoge que se realizaron sin ninguna justificación.
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En el mismo sentido, cita dos abonos desde la caja de la entidad en 2011, justificados documentalmente, pero sin que puedan ser considerados gastos del festival. Se trata de una multa de tráfico a Salguero por 300 euros y otro pago de 174 euros por unas consumiciones en un pub de Mérida. Junto a esto, añade que Salguero fijó y abonó salarios a varios trabajadores, incluido él mismo, por encima de lo pactado en contrato por un total de 27.000 euros. Un empleado explicó en el juicio que fue un reconocimiento por las horas extras realizadas.
Hay más pagos que para el tribunal justifican la condena por malversación. En concreto, cita tres operaciones que, a pesar de las explicaciones ofrecidas por el exgerente en el juicio, considera que no se correspondieron con servicio alguno prestado al Festival de Mérida. Se trata de 24.000 euros a una empresa de Sevilla (Salguero dijo que obedecía a un proyecto para recoger de forma hidráulica los asientos del Teatro Romano y lo calificó de estafa), 1.750 euros a una empresa de transportes que había dado servicio a su cuñado (expuso que pudo deberse a que la factura se traspapeló, ya que ayudaba a llevar las cuentas de su familiar) y 28.000 euros a un asesor fiscal (quien también estaba acusado en este procedimiento pero que falleció el pasado año).
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También se dan ejemplos de una gestión condicionada por la deuda anterior y la generada esos años. La sentencia recoge que Salguero contrató a una empresa para la asistencia técnica a la edición de 2008 por 601.500 euros, cantidad que posteriormente se elevó a 872.000 al añadir las obras que se celebraron en el Anfiteatro Romano y una cantidad pendiente del ejercicio anterior, en el que ese servicio fue prestado por otra firma pero del mismo dueño. Pero tampoco fue esa la cifra cerrada, sino que llegó a pasar de 951.000 euros por unos extras.
El Festival de Mérida apenas cubrió el 40% de esa cantidad. Parte del resto se abonó con pagarés que no se ejecutaron por falta de fondos. La empresa afectada llegó a ser embargada por BBVA por una deuda que, ante los impagos, llegó a asumir como propia el certamen emeritense. Además, Salguero transfirió a otra firma del mismo propietario 99.800 euros desde una cuenta de la Orquesta de Extremadura, que nada tenía que ver con esos servicios, aunque posteriormente ese dinero fue restituido.
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En la sentencia también se pone de manifiesto la falta de control por parte de la Consejería de Cultura, que no actuó pese a que la Intervención General advirtió de que Salguero no aportaba las cuentas ni colaboraba con las auditorías, así como una mala gestión que se evidencia por las actas abiertas por la Agencia Tributaria por impagos de cotizaciones de Seguridad Social, IVA e impuesto de sociedades, lo que generó una deuda de más de 600.000 euros.
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