Uno de los negocios del recién fallecido Roberto Vázquez

Gallego afincado en Mérida desde hace décadas, fue dueño también de la principal empresa distribuidora del gas en la ciudad, Gasmer (Gas Mérida), que vendió en 2008 a Naturgas Energía, el primer operador gasista en el País Vasco aunque controlado por un grupo portugués, por 15 millones de euros en 2008. Gasmer, la compañía distribuidora de gas natural inició su actividad en el 2001, fue de titularidad municipal hasta 2003.

Gasmer, una empresa que en sus inicios era claramente deficitaria, había empezado a dejar dinero (1,7 millones de facturación en 2007) cuando se vendió por parte de Vázquez. Y las perspectivas a medio plazo, incluso con el frenazo de la construcción, eran positivas.

A Naturgas le interesó la distribución del gas en Mérida porque, aseguró en su día, era una de las capitales «que ha experimentado un mayor crecimiento en las dos últimas décadas y las previsiones señalan que continuará creciendo de forma sostenida debido al desarrollo planificado de infraestructuras, nuevas áreas residenciales y parques industriales».

Naturgas Energía anunció una inversión en red de 3,8 millones hasta 2012 en Mérida.

Se dio la circunstancia de que Gasmer traspasó toda su cartera de clientes a Gas Natural el 1 de julio de 2008, poco antes de conocer su venta. En esa fecha entró en vigor un nuevo marco para el sector gasista español, con el que se cumplen las indicaciones de la Unión Europea. Los distribuidores, como Gasmer, no podían seguir ejerciendo tareas de comercialización. Su lugar fue ocupado por una serie de empresas denominadas de último recurso, que se encargarán de la venta directa al cliente. Gasmer cerró en su día con Gas Natural un acuerdo para hacerse cargo de Mérida. Con ello, los abonados sólo recibían una factura, en la que se cobran dos conceptos distintos, sin necesidad de tramitar ningún cambio.

Roberto Vázquez también fue conocido porque planteó en 2006 la compra de Carcesa, Carnes y Vegetales, una vez que ganó un pleito en el que se reconoció que debía pagar 9,5 millones al empresario. Fue en mayo de 2006. Ppoco antes de que Nueva Rumasa, la familia Ruiz-Mateos, la comprara en 2008, y casi la llevara a su desaparición tres años después.

Como recogió este diario, un juzgado de Mérida condenó en mayo de 2006 a Carcesa, propiedad de la multinacional United Biscuits, a pagar una indemnización de 9,5 millones de euros a la empresa emeritense de Roberto Vázquez por incumplimiento de contrato en una operación vinculada a la construcción de la nueva fábrica de la entidad en la ciudad.

Debido a esta resolución judicial, Carcesa reconoció que corría en peligro su presencia en la región, con tres fábricas en Mérida, Don Benito y Montijo. De hecho, los responsables de United Biscuits se reunieron a principios de mayo de ese 2006 con los mandatarios regionales y de las ciudades donde tiene presencia para explicarles sus temores por la millonaria indemnización reconocida a Vázquez.