Las fiestas de las flores de Campomayor, Patrimonio de la Unesco

La Unesco tiene desde ayer las fiestas de las flores de Campomayor en su lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Este premio cae como un gesto de recompensa al trabajo voluntario de un pueblo y al trabajo popular de un país y fue otorgado en la XVI sesión del comité intergubernamental de la UNESCO que se celebra esta semana en París.

En esta fiesta son los vecinos los que engalanan las calles de la localidad, situada apenas a 20 kilómetros de Badajoz, con flores hechas a partir de papel. Una curiosidad es que la celebración no tiene una periodicidad fija, sino que se hace cuando deciden los vecinos.

La candidatura fue promovida por la asociación de las 'Festas do povo' (AFPCM) y respaldada por el Ayuntamiento de Campomayor y la entidad regional de Turismo del Alentejo y Ribatejo. Pero hasta llegar a este peldaño que les sitúa entre los mejores del mundo han trabajado duro sociólogos, historiadores, antropólogos y vecinos del pueblo desde 2014. Así lo cuenta Joao Custódio, uno de los coordinadores del proyecto, a la agencia Lusa.

La buena noticia se celebró este miércoles más allá del Alentejo. «El pueblo de Campomayor está de enhorabuena. Todos los que hasta ahora trabajaban en esta fiesta, todos los que tienen voluntad de continuar trabajando por ella y todos los vecinos en general, estamos todos de enhorabuena», ha festejado el alcalde de Campomayor, Luis Rosinha. También ha felicitado a este pueblo de la Raya el primer ministro, Antonio Costa: «Merecido reconocimiento internacional para una tradición que mantiene vivo el espíritu de comunidad entre la población local», escribió Costa en sus redes sociales.

Una lluvia de felicitaciones para una tradición popular que se celebró por última vez en 2015. Campomayor quiso vestirse con flores el pasado año, pero la pandemia se lo impidió. Las 'Festas do Povo' estaban previstas para finales de agosto de 2020. Sin embargo, la cámara municipal y la asociación que organiza las fiestas, decidieron posponer su celebración.

Ahora, y con este reconocimiento mundial, los vecinos portugueses tendrán más presión para volver a poner fecha a una fiesta de «un lugar en el mundo en que las flores nacen cuando el pueblo quiere».

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