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Un helicóptero CH-47 Chinook estadounidense es cargado en un avión de transporte C-17 en el aeropuerto de Kabul, uno de los últimos en despegar este lunes. Reuters

El último avión estadounidense abandona Afganistán

El Pentágono estima que hay ya en Afganistán unos 2.000 yihadistas dispuestos a reclamar a los talibanes el país. Los talibanes celebran la marcha con disparos al aire en las calles

Mercedes Gallego

Nueva York

Martes, 31 de agosto 2021, 01:29

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El último avión estadounidense partió esta madrugada de Afganistán. Eran las 3:29 minutos hora local del día 31 de agosto, la fecha pactada con los talibanes, que no han aceptado ningún retraso. La guerra más larga de la historia de EE UU ha terminado, pero detrás han quedado «cientos» de estadounidenses que no han podido llegar a tiempo hasta el aeropuerto internacional Hamid Karzai, reconoció el general del Cuerpo de Marines Kenneth McKenzie, comandante del Mando Central.

Kabul es el nuevo Saigón, o peor. Veinte años después de los ataques del 11-S, Estados Unidos ha entregado el país a los mismos talibanes a los que se lo disputó cuando prometió vengar la caída de las Torres Gemelas y lanzó sobre ellos toda su furia con la arrogancia de no querer negociar una rendición. Esta vez han sido ellos los que han dictado los términos de la humillante retirada. «Han sido muy pragmáticos, han tratado esto como una relación de negocios», les concedió Mckenzie. «Ellos querían que nos fuéramos y nosotros queríamos irnos con nuestra gente, nuestros amigos y nuestros aliados. Durante un breve momento de la historia, nuestros intereses coincidieron».

Había en sus palabras cierto tono de respeto y admiración, una especie de síndrome de Estocolmo para alguien que en las últimas semanas ha depositado su vida y el honor de su país en manos del enemigo, para acabar descubriendo que ahora tienen un enemigo común: Isis-K. Mientras los norteamericanos salían, ellos entraban. El Pentágono estima que hay ya en Afganistán unos 2.000 yihadistas dispuestos a reclamar a los talibanes el país que creen haber reconquistado. «Van a estar muy ocupados», advirtió lacónico el general.

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McKenzie y su propio hijo lucharon en Afganistán. El anunció de este lunes por videoconferencia era sin duda el más difícil de su carrera para este general de cinco estrellas que decía «no haber tenido mucho tiempo para reflexionar» sobre el dramático momento que le ha tocado protagonizar, porque la misión le requería toda su atención. «La misión militar ha terminado, ahora empieza la diplomática», anunció solemne.

Defendidos por un dron

En las últimas horas se cerraron las puertas del aeropuerto y se renunció a la evacuación de civiles, que en los albores del día había sacado del país a los últimos 300 civiles que quedaban en la terminal. Los estadounidenses se llevaron consigo a los 500 miembros del ejército afganos y sus familias que les han acompañado hasta el final en esta dolorosa misión y «desmilitarizaron» la zona, inutilizando toda la maquinaria militar que no han podido llevarse. Los aviones que han quedado en la pista «nunca más volverán a volar», aseguró el comandante.

En el último C-17 que despegó, bajo la atenta vigilancia de un dron que defendía su retirada, viajaba el general Chris Donahue, comandante de la 82 división de Fort Bragg que el presidente Joe Biden envió el 14 de agosto para proteger la evacuación. Desde entonces, 116.700 personas han sido evacuadas hasta totalizar 123.000. De media, 7.500 civiles diarios, con un récord de hasta 19.000 en un solo día. Una labor titánica mal cubierta para la historia, porque ni la prensa pudo llegar a tiempo al trepidante colapso de Afganistán.

El Departamento de Estado sacó a sus diplomáticos en las últimas hora del lunes y ha prometido usar «todo su poder negociador» para sacar a los estadounidenses que han quedado en el país y a los afganos que trabajaron con EE UU y sus aliados. Para eso apoya la propuesta de un corredor humanitario a través de los países vecinos con la promesa de que sólo servirán de tránsito, porque el peso de cargar con los refugiados recaerá sobre sus hombros. Hasta ahora se calcula que EE UU tendrá que acoger al menos a 50.000, lo que sin duda cambiará la faz del país. Se lleva, eso sí, la clase que ha educado en estas dos décadas en las que han florecido las academias de música, las caras femeninas en televisión y las niñas en los pupitres. Con todo, «hemos fracasado en la promesa de hacer de Afganistán una democracia fuerte», reconoció con pesar la ex senadora de Claire McCaskill, que luchó durante dos décadas para hacerla realidad.

Otros han pagado más cara la osadía. A los 2.448 estadounidenses que perdieron la vida en combate hay que sumarles los 13 fallecidos en el brutal atentado del jueves, cuando un suicida del Estado Islámico provocó un auténtico baño de sangre. En el aeropuerto quedaron unos 200 cadáveres y cientos de heridos. Afganistán vuelve a ser el cementerio al que van a morir los grandes imperios, después de ver hundirse en sus montañas peladas al británico, al ruso y ahora al estadounidense.

Hollywood dará lugar a toda una saga de películas para conjurar en la gran pantalla el trauma patriótico de un país vencido, al que Biden pondrá este martes el epitafio en un discurso a la nación para pasar página. La ocupación ha terminado, la guerra civil no ha hecho más que empezar.

Los talibanes celebran la marcha con disparos al aire en las calles

El portavoz de los talibán, Zabihulá Muyahid, ha celebrado este martes desde el aeropuerto de Kabul la «victoria» de la salida de Estados Unidos del país y ha declarado la «independencia total» de Afganistán, al tiempo que ha abogado por mantener «relaciones diplomáticas» con Washington y el resto del mundo.

Los talibán han acudido en la mañana de este martes al aeródromo de la capital afgana después de que a última hora del lunes despegase el último avión militar estadounidense, poniendo así fin a 20 años de presencia militar y a la evacuación de las últimas semanas tras la toma de poder de los insurgentes.

«El Emirato Islámico quiere una relación buena y diplomática con los estadounidenses», ha subrayado Muyahid en una rueda de prensa en el lugar, donde junto a sus acompañantes ha recorrido la pista para remarcar su «victoria», informa la agencia estadounidense Bloomberg.

Asimismo, ha aseverado que «quien vea a Afganistán con malos ojos correrá la misma suerte que los estadounidenses», al tiempo que ha subrayado que nunca se han «rendido ante su presión». Así, ha resaltado Afganistán como «una nación libre y soberana» que tiene ahora «total independencia».

Muyahid ha agradecido los esfuerzos y felicitado a sus combatientes por «ganar la independencia» y ha manifestado sentirse «orgulloso» de ellos, mientras ante la unidad de élite Badri ha pedido «cautela» en el trato a los afganos.

«Nuestra nación ha sufrido guerras e invasiones y la gente no tiene más tolerancia», ha apostillado, a lo que los miembros de la unidad han respondido al grito de «¡Dios es el más grande!», informa Al Yazira.

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