Las universidades de Nueva York obligan a los estudiantes a vacunarse

Entradas para el fútbol, camisetas, café con donuts, descuentos en la compra y ahora hasta un Uber gratis a domicilio para llegar hasta el lugar de vacunación. A Estados Unidos le sobran dosis y ya no sabe cómo incentivar a los escépticos para que contribuyan a la inmunización global, lo que da pie a la política de los palos y zanahorias.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, está dispuesto a subir la presión forzando a la población a elegir. Mientras el doctor Anthony Fauci, epidemiólogo jefe del país, intenta motivar con un verano sin mascarillas si se alcanza para el 4 de julio un 70% de vacunados, Cuomo ha instaurado el pasaporte de la vacuna para entrar en museos, auditorios y ahora, universidades.

«Vamos hacer una declaración global: no puedes volver a clase en septiembre a menos que te hayas vacunado», atajó. Con la directiva que obligará a todos los estudiantes de universidades públicas a vacunarse si quieren asistir a las clases de forma presencial, se dirige al grupo de población más renuente, los jóvenes que se creen inmunes al virus de forma natural, pero también a los menos pudientes, ya que los prestigiosos campus privados de Columbia o NYU quedan fuera de su alcance.

Con la aprobación de la FDA a la solicitud de Pfizer de administrar la vacuna a jóvenes de entre 12 y 16 años a partir de mañana se ataca también a otro grupo que no sufre graves consecuencias con el Covid-19, pero es transmisor. Las farmacéuticas pretenden extenderlo incluso a bebés de seis meses.