Villanueva de La Vera: de 'Los Botejara' a 'Cerdita'
En el pueblo se rodó la película recién premiada en los Goya, y también la serie de Alfredo Amestoy que TVE emitió hace 45 años. «Qué jóvenes éramos», se ríen hoy Tomás y Peregrina, dos de aquellos Botejara
En los primeros minutos del episodio uno de 'La España de los Botejara', serie que recordarán la mayoría de los españoles mayores de 60 años, ... Alfredo Amestoy charla con el enterrador de Villanueva de La Vera (2.105 habitantes ahora según el INE, unos 2.400 en 1978 a decir del médico del pueblo entonces) mientras pasean y fuman camino al cementerio.
– Don Pedro Botejera –dice el fúnebre empleado– fue un hombre trabajador, honrado, la mujer decente. Serviciales en lo que podían hacer por el pueblo. Y el hombre, hasta que ha muerto pues ha estado viviendo honradamente.
– Y por cierto, que dicen que ha muerto viejísimo, plantea el director y presentador.
–Viejísimo, exactamente. El hombre, hasta que ha podido menear un brazo, él ha estado trabajando lo que ha podido.
–¿Y a qué se dedicaba este hombre?
– A barbero.
–Pero me han dicho que tenía mil oficios...
– ¡Uy! Tenía cuarenta.
– Por ejemplo... ¿Qué hacía?
– Barbero, dentista, practicante...
Y tras esta escena inicial empiezan a desfilar por la pantalla los Botejara, la familia extremeña elegida para este «reportaje-documento», según se definía a sí mismo al principio de cada uno de sus diez capítulos. Se emitió en «la primera cadena» de Televisión Española en agosto de 1978, y la mayor parte se rodó en ese pueblo cacereño que estos días está en el punto de mira de los cinéfilos. Porque fue también el plató de 'Cerdita', la película de la directora extremeña Carlota Pereda que en la gala de los Goya del pasado día 11 obtuvo el premio a mejor actriz revelación. Lo recibió Laura Galán, cuya familia paterna procede de Alcántara (Cáceres). 'Cerdita' es una historia de acoso a una joven obesa, y su versión en pequeño formato logró el año pasado el Goya a mejor cortometraje.
No acaba aquí la relación de Villanueva de La Vera con las pantallas grandes y pequeñas. Hace dos años, Correos eligió a la localidad para grabar un anuncio en el que varios vecinos ponían en valor la vida rural. Y mucho antes acogió el rodaje de 'Tengamos la guerra en paz', filme dirigido por Eugenio Martín y con Fedra Lorente, 'La Bombi', en el reparto.
Esta comedia del subgénero del destape se rodó en Villanueva de La Vera en 1977, o sea, un año antes que 'La España de los Botejara', citado a veces como el primer 'reality show' de la televisión en España.
También se rodó un spot de Correos y 'Tengamos la guerra un paz', un filme de los años del destape con 'La Bombi' en el reparto
«Enseñaba la vida de entonces tal como era, todo muy natural: mi marido y yo en la tienda, la familia charlando en el salón...», resume Peregrina Timón Botejara, que para todos en el pueblo es Pere. «De todos los Botejara que salíamos en la serie, en el pueblo solo quedamos mi hermana Luisa, que tiene 86 años, y yo, y mis hijos y mis sobrinos», cuenta la mujer. Ella aparece en varios capítulos, lo mismo tomando café con floretas con su suegra que tras el mostrador de Ultramarinos Caset, la tienda que ella y su marido tenían en la plaza de la iglesia. Hoy se llama Autoservicio Caset y quien la atiende es uno de sus hijos.
«Algunas veces, ellos nos ponen un capítulo», cuenta Tomás Caset Álvarez, el marido de Pere. ¿Y qué tal se ven? «Los hijos dicen 'Mira qué guapa era mamá de joven'», se sonríe Pere. «Qué jóvenes éramos, yo me veo ahí en plena forma», ríe también Tomás, que comparte con su esposa la edad (86 años) y una memoria por la que no parece haber pasado el tiempo.
«La semana pasada estuvo aquí con nosotros Alfredo», informa él. «Me encantó verle», acompaña ella. Alfredo es Alfredo Amestoy, que tiene 81 años y vive en Motril (Granada).
«No había vuelto a Villanueva de La Vera desde que rodamos la serie, y 45 años después, los Botejara me han recibido como si fuera uno de ellos, ha sido como reencontrarme con unos familiares a los que llevaba mucho sin ver», cuenta por teléfono el cineasta, que acaba de publicar sus memorias, a las que ha titulado 'Mis siete vidas: lo que no pude ni quise decir' (Alhulia, 576 páginas, 24,04 euros).
«Los Botejara tenían todo lo que buscábamos: una familia grande, repartida por varios sitios y que hablara un buen español»
alfredo amestoy
Director y presentador de 'La España de los Botejara'
«A los Botejara llegamos por azar, que es algo a lo que yo doy mucha importancia en la vida –se sincera el creador de la serie–. Dimos con ellos gracias al boca a boca. Me ayudó mucho a encontrarlos mi hermano, que es periodista. Nos llevó unos nueve meses de búsqueda. Queríamos una familia grande, y que estuviera diseminada por varios sitios. Y necesitábamos también que hablaran bien, de modo inteligible, y en La Vera se habla un buen español, más aún en Villanueva, que está cerca de Ávila».
–Estuvieron con nosotros diez o doce días. Traían focos, cables... Madre mía, era un laberinto lo que montaban.
–Grabamos un capítulo en la cocina y no cabíamos... Me acuerdo de todos los que venían a grabar, añade Tomás.
A diferencia de algunos 'reality' actuales, 'La España de los Botejara' tenía un tono respetuoso y llano. En lo formal, sorprende por su vigencia pese a que este verano cumplirá 45 años. «La idea me vino tras conocer en Estados Unidos un libro titulado 'La familia Sánchez,', del antropólogo Óscar Lewis –rememora Amestoy–. Esa idea de usar a una familia real para introducirnos en la sociología de una país me llamó la atención y quise hacer lo mismo pero en España y en la televisión».
Ya había explorado estas vías el director antes. Por ejemplo, recuerda él, con Elisa Ramírez, a la que mediado su embarazo pidió que le dejara hacer unos monólogos con el hijo que llevaba dentro. Y antes aún, «teniendo 23 ó 24 años, cuando hice 'Qué vida esta', inspirada en 'Mondo cane' (Perro mundo)», una película semidocumental de los italianos Paolo Cavara, Gualterio Jacopetti y Franco Prosperi, estrenada en Italia en 1962 y en España siete años después.
«Después –sigue Amestoy–, 'La España de los Botejara' se enriqueció con la música de Antón García Abril y la canción con texto mío y cantada por el extremeño Pablo Guerrero». Y con los personajes, claro: Víctor el taxista; María, Remedios, Maximina, Pepe el ordenanza, José Emilio el sastre, que tuvo diez hijos... Él sacó adelante 'El corte español', un negocio que hoy mantienen sus hijos. La tienda está donde estaba, aunque un toldo de color ha sustituido al viejo letrero en blanco y negro.
«A mí me encanta ver los capítulos ahora –dice Pere–. Me da alegría ver a mis padres, a mis tíos, mi suegra...». «A unos les gustaría más y a otros menos –tercia Tomás–, pero todo el mundo se enganchó a los Botejara. El día que lo echaban, todo el mundo se iba a casa a verlo, y a la mañana siguiente nos comentaban que si habías dicho esto o lo otro...».
Las cámaras día y noche
Una de las claves del éxito fue que las cámaras entraron hasta la cocina, en sentido literal, algo pionero para la época. Cada episodio empezaba con la voz en off leyendo un texto. «Agradecemos a todos los miembros de las familias Botejara, Timón Botejara y Domínguez Botejara en Villanueva de la Vera, Piornal, Hervás, Ciudad Trujillo (sic) de Cáceres; Zarauz de Guipúzcoa; Tarrasa, Sabadell, Santa Coloma de Gramanet, Barcelona, Palma de Mallorca, Madrid y Frankfurt y Goslar de Alemania, su autorización para que las cámaras filmaran libremente día y noche dentro de sus hogares».
TVE les dio las gracias con ese rótulo y también con dinero. Amestoy lo recuerda bien. «Conseguí para ellos –cuenta– un millón de pesetas, como gratificación. Pensé que esta especie de pequeña herencia del programa podía originar algún problema porque tenían que repartírsela entre 50 personas. Pero no hubo problema. Como no hubo ni uno solo en toda la grabación. Los Botejara demostraron siempre que son una familia ejemplar».
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