«Las víctimas del terrorismo antes vivíamos en la clandestinidad»
Cati Romero ·
Viuda de Alfonso Morcillo, policía local asesinado por ETA en 1994Cati Romero es de Medellín (Badajoz), pero su hermana estaba temporalmente en el País Vasco y en 1990 viajó a verla y de paso asistir ... al Festival de Cine de San Sebastián. Allí conoció a Alfonso Morcillo, policía local de Lasarte y jefe de seguridad ciudadana del Ayuntamiento de San Sebastián, pero procedente de Badajoz. Estuvieron dos años de novios, se casaron y a los dos años un encapuchado se acercó a su marido, que recibió un tiro en la nuca cuando estaba en el portal. Ocurrió en 1994, ella tenía 32 años y él 40 y cuenta que hasta cuatro años después las viudas de los asesinados y sus familiares estaban silenciados en la sociedad vasca. «Las víctimas no podíamos salir a la calle. Parecía que vivíamos en la clandestinidad», decía ayer tras el acto celebrado en Mérida.
Según ha relatado a este diario, lo normal es que las víctimas regresen a su lugar de origen, y cuando ETA anunció la tregua en 2006 se lo planteó, pero le acababan de diagnosticar un cáncer y tras hablarlo con amigas y analizar sus opciones decidió que el tratamiento oncológico era preferible en el País Vasco. Además –prosigue–, desde la capilla ardiente de su marido que se montó en el salón de plenos de San Sebastián se prometió a sí misma quedarse a luchar para honrar la memoria de su marido, con el que no llegó a tener hijos.
En 1998 ayudó a fundar el Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (Covite) . «Hasta entonces solo había asociaciones de víctimas de violencia policial, los del otro bando», resume. Y presidió Covite hasta que por enfermedad lo dejó en 2014, pero sigue en su empeño de que se reconozca la memoria del policía nacido en Badajoz en 1956, Alfonso Morcillo. Natural de Medellín, su relación con la región no ha cesado. La legislatura pasada la llamaron de la Junta de Extremadura para asistir en Montánchez a un homenaje a policías locales. «Alfonso era el único asesinado, los otros fueron heridos, murieron después y nos dieron tres placas a las tres viudas».
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Conocedora de cómo funcionan las asociaciones de otras comunidades y los colectivos de víctimas, le llama la atención que la extremeña acoja a familiares hasta en segundo grado. Ella pidió ser incluida en la lista de víctimas extremeñas del terrorismo y ha viajado esta semana a Mérida junto a un asesor del Gobierno vasco de la Consejería de Interior, que tiene un departamento de Convivencia y Paz. También estuvo acompañada por el nuevo alcalde de Medellín, Rafael Mateo, del partido Avanza Medellín.
Según contaba ayer Romero, en su pueblo ya prometieron en 1995 dedicarle una calle a su marido asesinado, lo cual asegura que fue aprobado en junta municipal. «Sin embargo, los sucesivos alcaldes desde entonces han tenido siempre muy buenas palabras pero no han cumplido. El actual me ha dicho que el año que viene, coincidiendo con el 30 aniversario de la muerte, al fin será posible honrar su memoria y tendrá una calle»
Asesinado por Txapote
Alfonso Morcillo fue el último extremeño asesinado por ETA. «Fue el primer asesinato de Txapote, con él inició su periplo de asesino matando a Múgica, Miguel Ángel Blanco o Enrique Nieto hasta que lo detuvieron en 1997».
Preguntada sobre la utilización de ese nombre en la pasada campaña electoral por simpatizantes y dirigentes de Vox y PP, esta extremeña decía ayer que ha tratado de huir de ese tema, pero no lo ha conseguido del todo. «Ha estado demasiado politizado. Al principio no me pareció mal porque no me gusta que el PSOE trate con Bildu, pero luego ya no me gustó nada que insistieran porque ese eslogan no me terminó nunca convencer», decía ayer.
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