El teléfono de atención al menor recibe 55 llamadas al día desde Extremadura

En el primer semestre del año este servicio recibió 9.990 llamadas procedentes de la región, según el último informe facilitado por la Dirección General de Servicios Sociales, Infancia y Familias de la Junta de Extremadura.

«El teléfono que gestiona ANAR es uno de los instrumentos que utilizamos como puerta de entrada al servicio de protección al menor», apunta Guadalupe Llera, jefa de Protección y Atención a la Infancia de la Junta. De hecho, en estos primeros meses del año ha habido tres derivaciones al servicio de protección al menor.

Explica que este teléfono es gratuito y confidencial, funciona desde 1994 y está dirigido a atender los problemas de los niños y jóvenes menores de 18. El número es el 116111 y también se recibe el mismo servicio a través del 900 20 20 10.

También, desde 1994, está operativo el teléfono de la familia y los centros escolares (600 50 51 52), que está dirigido a adultos que necesitan orientación en temas relacionados con menores.

Además, desde 2017 está en funcionamiento el chat ANAR, un programa de ayuda al que se accede a través de la página web www.anar.org. «En la pandemia su uso ha aumentado mucho», comenta Llera.

Precisamente en el año que estalló la covid, en 2020, hubo una media de 900 llamadas al mes, pero entre abril y mayo fueron los meses que menos recibieron debido a los cambios producidos por la crisis sanitaria, según se detalla en el informe anual.

De las casi 10.000 llamadas entre enero y junio de 2021, algunas de ellas fueron simplemente para solicitar orientación o información, pero más allá de eso, hay otras que escondían verdaderos dramas y requirieron una orientación especial e incluso ser derivadas a un recurso externo como la Policía, los servicios sociales, los centros de salud o la Fiscalía.

En esta primera mitad del año un total de 225 llamadas han necesitado de esa orientación, que se traduce en 171 casos. Hay que tener en cuenta que una persona puede llamar varias veces para pedir ayuda sobre un mismo problema.

Y de todos esos casos hay un asunto principal por el que acuden a este servicio: la violencia, ya sea por maltrato físico y psicológico, las agresiones extrafamiliares, donde quien causa el daño no pertenece al entorno del menor, y la intrafamiliares; el abuso sexual, ciberacoso, abandono, expulsión del hogar y la violencia de género.

De hecho, casi la mitad de las llamadas que necesitaron de orientación especial fueron por violencia en cualquiera de esas formas.

A ella le siguen los problemas psicológicos como la ansiedad, los intentos e ideaciones suicidas o los trastornos de la alimentación, entre otros; así como las dificultades de relación por situaciones conflictivas de comunicación entre el menor y sus propios padres, amigos, hermanos o nuevas parejas de sus progenitores.

También recibieron llamadas por las preocupaciones relacionadas con la pareja o la posibilidad de conseguirla, los problemas de sexualidad, las adicciones, los asuntos jurídicos en procesos de separación, los conflictos en el colegio y los que se dan en el entorno familiar por temas económicos, de vivienda, de prestaciones y ayudas.

Respecto al perfil de los menores que suelen llamar, predominan los que tienen entre 14 y 15 años (33,3%), seguidos de los de 12 y 13 años (30,4%).

Los casos de los más pequeños, los que tienen hasta siete años, llegan exclusivamente a través de las llamadas de los adultos y representan el 24,5% de las situaciones atendidas.