Susana Martín Gijón, novelista de crímenes literarios

La abuela de Susana Martín Gijón siempre pedía novelas de Agatha Christie por su cumpleaños. Llenó la biblioteca familiar con las investigaciones de Hércules Poirot o Miss Marple que Susana devoraba cuando la visitaba por vacaciones. «Tengo muy interiorizadas esas estructuras narrativas», cuenta.

La lectora adolescente sucumbió a la intriga literaria y empezó a escribir hace más de una década.

Alumbró a Annika Kaunda, una policía de origen namibio destinada en la comisaría de Mérida que le tocó investigar el asesinato de un alto cargo de la Junta o de un conocido bodeguero de Almendralejo.

Tras una trilogía y seis obras en común, Susana guarda en el armario a Annika y nos presenta en 'Progenie' a Camino Vargas, una inspectora de cuarenta años, comilona, independiente y poco empática destinada en Sevilla.

Lo publicó Alfaguara en enero y supone el salto cualitativo y cuantitativo de la escritora extremeña. Acogida más que satisfactoria. Sacaron la segunda edición a las dos semanas y al mes la tercera. Le esperaba una primavera de muchos kilómetros hablando de Camino Vargas por librerías y ferias de toda España, pero el confinamiento ha roto por completo la promoción.

«Publicar con Alfaguara te introduce en sitios donde antes no llegabas. Pero llevo diez años publicando. Hay un camino ya recorrido, un esfuerzo constante, nada se regala. Yo veo una evolución en todas la novelas y con 'Progenie' he encontrado más mi tono».

Concibe el género como un reto intelectual entre el lector y el autor. Un juego en el que el público no perdona a los escritores tramposos. «Hay que ser honestos, no vale dejar pistas falsas para confundir o anunciar antes de tiempo el final. Lo inverosímil no tiene cabida».

Por eso nunca entendió a los que vieron en esta literatura un estilo menor. «Ahora hemos entrado en una eclosión y hasta escritores consolidados se acercan, pero es el mejor vehículo para la denuncia social y las injusticias de nuestro tiempo».

Con Annika, por ejemplo, trató la violencia de género, las condiciones laborales de los temporeros del campo o la corrupción de la crisis económica de 2008.

El mapa de crímenes literarios se expandió por toda España gracias a la amplia oferta de editoriales y autores, pero pocos se detenían en Extremadura como escenario. «Quería reivindicar Extremadura como territorio literario con Annika».

En 'Progenie', con Camino Vargas se incrusta también en un escenario social contemporáneo.

Cuestiona la presión social de las mujeres para ser madres. En el libro desfilan maternidades anheladas, aquellas que muchas veces pasan por un tratamiento de fertilidad no tan de color de rosa como se pinta.

Todo empieza con el atropello deliberado a una mujer en Sevilla a la que dejan tirada en el suelo y con un chupete de bebé en la boca.

En este caso la historia no se desarrolla en Extremadura. «Sevilla la conozco bien porque allí vive mi familia materna y necesitaba una gran ciudad porque en estos entornos son más patentes la desigualdades entre barrios y zonas».

Dedicada por completo a la literatura, al principio tuvo que compaginar escribir con el asesoramiento jurídico, pero poco a poco se ha ido alejando del mundo legal para quedarse en el literario a tiempo completo. «Escribo mañana y tarde, una labor continua porque una historia con tramas cruzadas no se puede desarrollar a ratos, una vez que arrancas, desconectar supone un riesgo».

Asidua también a festivales y certámenes monográficos. Antes del confinamiento participó en el Festival de Novela Negra de Castellón o el Villanoir, en el pueblo pirenaico de Villanúa.

La firma con Alfaguara se ha cruzado con la presidencia de la asociación de escritores extremeños. El verano pasado –cuenta– Juan Ramón Santos comunicó que no seguiría y Susana, que entonces formaba parte de la junta directiva, decidió dar el paso para relevarle. «Es un trabajo que haces de forma voluntaria pero con mucho empeño porque somos conscientes de que en Extremadura hay mucho talento oculto que necesita vehículos de expresión».

Quiere que la asociación sirva también para desterrar los tópicos y prejuicios que hay sobre Extremadura fuera de la región. «En mis libros también hay mucho de eso, de no darlo todo por supuesto».