A unas semanas para recolectar las variedades más tempranas

En esta Semana Santa, en las zonas más bajas del Valle apenas quedan ya cerezos con hojas blancas. Solo son visibles unos pocos aún, cuenta la directora general del grupo cooperativo, en las partes más altas.

A partir de ahora, los cereceros se juegan la producción real. La lluvia, la nieve pero sobre todo las heladas y los granizos son sus principales condicionantes. «Hacer ahora una previsión de producción para esta campaña es casi imposible. No se puede evaluar con una certidumbre más o menos elevada. Lo que si tenemos claro es lo que más daño nos puede hacer en este mes que queda hasta coger las primeras cerezas», remarca Tierno.

El riesgo máximo llega de las tormentas acompañadas de pedrisco. Las granizadas han sido históricamente, tanto en abril como en mayo, las culpables de la pérdida de millones de kilos de esa fruta.

La nieve no es, en cambio, tan perjudicial. «Más de un año nos ha nevado entre abril y mayo. Y no pasa casi nada. Lo realmente malo son las heladas. Heladas persistentes», remata.

En Turquía, gran competidor de la cereza extremeña y primer productor mundial, se han producido unas heladas tremendas hace semanas y se dice que ha habido muchos daños en cultivos. Entre ellos en cerezos.

Las cerezas más tempranas, que comienzan a madurar en el Jerte son de variedades como la navalinda. En junio, se recogen ya las famosas Picotas del Jerte, las variedades de cerezas que pierden el pedúnculo o rabito de forma natural al recolectarlas. En el Valle del Jerte hay presencia de más de cien variedades de cereza.