El acero y aluminio extremeños mantienen el arancel del 50% tras el acuerdo con EE UU
Ambos productos siguen sufriendo el mismo gravamen que tenían mientras que el resto de productos de la región tendrá el 15%
La guerra comercial de Donald Trump tiene, a falta de la letra pequeña del acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea ... , un claro perdedor: el sector europeo del acero y el aluminio. El presidente de los Estados Unidos de América impulso a estos subsectores un arancel del 50% que entró en vigor en junio pasado. Y seguirá siendo del 50% porque el pacto entre el Gobierno de Bruselas y el americano no ha servido para cambiar nada en lo referente al hierro, acero y aluminio europeos.
Una medida proteccionista para la industria estadounidense que entró en vigor en junio pasado (primero se dijo en marzo) y que en Extremadura va a tener como principales perjudicados al grupo industrial CL, de Jerez de los Caballeros, que posee Siderúrgica Balboa y Alfonso Gallardo SL como empresas del sector y a Alumasa, del aluminio, con sede en Villafranca de los Barros.
Extremadura exportó bienes y mercancías a Estados Unidos por valor de 57,6 millones de euros en 2024 (el último año con datos completo), lo que representó el 1,7 % de las ventas extremeñas al exterior. 196 empresas extremeñas exportaron al gigante norteamericano. Entonces los productos extremeños más exportados a EEUU fueron el corcho y sus manufacturas (19,9 millones), preparaciones de hortalizas y frutas (7,9 millones), grasas y aceites animales o vegetales (5,5 millones de euros), aluminio y sus manufacturas (5,2 millones de euros) y fundición, hierro y acero (4,5 millones). Todos, a partir de ahora, serán gravados con un 15% al entrar en Estados Unidos, salvo el acero y el aluminio, con un 50%.
Como informó HOY en febrero, en Extremadura, las industrias del acero (Siderúrgica Balboa) y el aluminio (Alumasa) coparon el 15,6% de las exportaciones extremeñas a EE UU en 2023 y vendieron por valor de casi 7 millones de euros. En 2024 las ventas fueron algo mayor, 9,7 millones.
La acería de Jerez tenía la previsión de facturar este año alrededor de 60 millones por las ventas a EE UU de unas 15.000 toneladas de acero. Una previsión congelada, desde inicios de esta primavera, admitió a este diario el consejero delegado de la división industrial de Grupo CL, Miguel Ángel Leal. Estados Unidos supone solo el 1% del mercado americano para el grupo extremeño. Dentro de la facturación global extremeño (1.800 millones a cierre de 2024) las ventas de acero al gigante norteamericano no son demasiadas significativas, «aunque las empresas de Estados Unidos pagan bastante bien», puntualizó Leal.
Pero el impacto de los nuevos aranceles anunciados por Trump va mucho más allá de lo que se vende desde Extremadura. «A mí más que el mercado norteamericano en sí mismo me preocupa el efecto dominó que tiene el imponer aranceles del 25% en el acero a cualquier país», explicaba el consejero delegado del grupo CL.
Estados Unidos es el mayor importador de acero del mundo, después de la Unión Europea, y obtiene la mayor parte del metal de Canadá, Brasil, México y Corea del Sur. Durante su primer mandato, Trump impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio, invocando una ley que le otorga autoridad para proteger industrias consideradas vitales para la seguridad nacional. Ahora ha redoblado su medida proteccionista.
En el caso del aluminio extremeño, el referente es Alumasa (Aluminios del Maestre SA), del grupo López Bolaños. Alumasa en 2024 exportó unas 1.000 toneladas a EEUU. «Vendemos aproximadamente 30.000 toneladas de aluminio, por lo que EEUU representa un poco más del 3%. Estamos esperando a ver cómo queda la situación», agregó la industria con instalaciones en Villafranca de los Barros antes de conocer el 50% de arancel para sus exportaciones a Estados Unidos.
Corcho, el más golpeado
Estados Unidos había fijado un ultimátum y una amenaza final: el 1 de agosto entraría en vigor una tarifa generalizada del 30% para las importaciones comunitarias. La Comisión Europea ha decidido dar por bueno el acuerdo de que las exportaciones comunitarias tengan un gravamen general del 15%.
Guillermo Santamaría, consejero de Economía de la Junta, ha señalado hoy que hay algunos sectores extremeños que tienen más dependencia que otro del mercado estadounidense y ha mencionado en este sentido el del corcho y el aceite de oliva en cuanto a volúmenes de negocio aunque porcentualmente los más golpeados serán los del acero y el aluminio. «Todos los sectores van a sufrir (con la subida de los aranceles. Nuestra postura es que debieran eliminarse los aranceles puesto que el mercado europeo es tanto o más atractivo para las exportaciones americanas como al revés», ha indicado Santamaría.
El sector corchero es el que más vende a Estados Unidos dentro del conjunto de las exportaciones de industrias extremeñas. La región vendió tapones de corcho a EE UU por importe de casi 20 millones el año pasado. «La situación es más complicada. Estamos bastante preocupados por el impacto que tienen esos aranceles, que en nuestro caso es doble. Pasar de un 10 a un 15% es malo, bastante malo, aunque queremos saber la letra pequeña del acuerdo con la UE porque no la sabemos», expresa a HOY Joaquín Herreros, presidente de Asecor (Asociación Sanvicenteña del Corcho). San Vicente de Alcántara es el municipio extremeño de referencia en la industria regional corchera.
El presidente de Asecor explica que Estados Unidos es un buen productor de vino en el panorama internacional. El cuarto, tras Francia, España e Italia. Tiene, por tanto existencias y las envasan con tapón de corcho. Buena parte procedentes de Extremadura, así lo demuestran esos 20 millones en ventas. Sin embargo, quien más corcho vende en el país norteamericano son nuestros vecinos portugueses, que facturan cada año alrededor de 120 millones de euros.
Cuenta Herreros que la venta de corcho extremeño a Estados Unidos llegaba hasta fundamentalmente porque el cliente norteamericano consumidor de vinos adquiría corcho extremeño o portugués para sus vinos, «siendo Estados Unidos un gran producto vinícola. Ahora ese cliente norteamericano debe decidir qué hacer. Si lo sigue comprando, con un sobrecoste de un 50%, o decide dejarlo y usar tapón sintético o rosca de aluminio», explica el presidente de Asecor.
Entiende que, aunque no haya duda de que la mejor calidad final para un vino embotellado llega siempre con el tapón de corcho, algunos clientes estadounidenses pueden optar por alternativas más baratas para ahorrar costes. «Vamos a perder en volumen de pedidos o en facturación, eso parece previsible», remata.
En esta situación, confirmado, al menos por ahora, un arancel del 15%, Joaquín Herreros reclama apoyo, «con ayudas directas u otro tipo, por parte de las administraciones» europeas, españolas y extremeñas.
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