El sector renovable extremeño mantiene el optimismo pese a las amenazas de Trump
Las medidas previstas por Estados Unidos sí lastrarán a Extremadura en la atracción de inversión vinculada a la generación de energía
Giro en el rumbo en la política energética estadounidense. La vuelta cuatro años después de Donald Trump a la Casa Blanca y su ... decidida apuesta por los combustibles fósiles va a generar una distorsión a nivel mundial en el sector de las energías renovables.
Unas alteraciones a las que no va a ser ajena Extremadura, pese a que no se temen consecuencias directas para la actividad generadora ni al desarrollo de nuevos proyectos relacionados con la producción de energías renovables. «No creo que vaya a haber repercusiones en el sentido de que en Europa se deje de avanzar hacia la descarbonización», expone Juan Félix González, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Extremadura y director del máster en Energías Renovables, Gestión y Eficiencia Energética.
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En la misma dirección apunta José Donoso, consejero delegado de la Unión Fotovoltaica Española (UNEF): «Desde luego lo que no parece es que vaya a afectar a la actividad aquí; afortunadamente nuestra política no se mueve en consonancia con lo manifestado por Trump», señala en cuanto al desarrollo de más proyectos de generación de energía renovable en Extremadura, en España y en Europa.
La industria advierte que el impulso a los combustibles fósiles hará más competitivas a las empresas americanas
En Extremadura, más allá del liderazgo nacional en la generación de energía fotovoltaica, están dando sus primeros pasos iniciativas relacionadas con el hidrógeno verde, la eólica ya genera en el norte de la región y los biocombustibles empiezan a ser una realidad.
Unas fortalezas en la generación de energía renovable, sobre todo de la solar, que están favoreciendo la llegada de proyectos industriales. Alguno de estos planes empresariales están vinculados de nuevo a la descarbonización. Es el caso, por ejemplo, de la gigafactoría que el grupo AESC promueve en Navalmoral de la Mata (Cáceres) y cuya producción está dirigida al almacenamiento de energía para el sector de la automoción y de los centros de datos.
Precisamente hace algo más de una semana, la empresa Merlin Edged y la Junta de Extremadura hicieron pública su idea de construir dos grandes campus de centros de datos en la región.
Son estas iniciativas industriales las que sí pueden verse afectadas por las políticas de Trump. No por problemas asociados a la producción energética renovable en Extremadura, pero sí por los cambios que provocan en los escenarios de sus respectivos mercados objetivo.
Frenazo al coche eléctrico
Una de las medidas que el nuevo presidente estadounidense ya avanzó en el discurso de toma de posesión fue la eliminación de las ayudas a la compra de vehículos eléctricos. El planteamiento es dar a los consumidores una mayor libertad de elección de un automóvil al no favorecer ningún tipo de fuente de energía. En la práctica, caerán las ventas de coches eléctricos en un gran mercado, lo que en definitiva redundará en un frenazo en la electrificación de la movilidad y menores necesidades industriales que las previstas hasta el momento.
De las primeras directrices de Trump ha sido la declaración de una emergencia nacional energética, que significará una aceleración en la producción de petróleo, gas y carbón en Estados Unidos. El objetivo es abaratar la energía que utilizan sus ciudadanos y favorecer la competitividad de las empresas que producen desde su territorio, lo que las situará en una posición ventajosa en los mercados internacionales. «Tendrán el soporte del gas como apoyo para la sostenibilidad económica y la competitividad de su industria», reflexiona David Aguilera, director de Energía y Eficiencia Energética de CL Grupo Industrial.
Disponer de una energía más barata, también va a contribuir a hacer más atractivo a Estados Unidos para la implantación de empresas.
Es en este último punto en el que pueden verse afectadas las inversiones previstas para Extremadura. Ismael Clemente, consejero delegado de Merlin Properties, empresa que junto con Edged Energy impulsa los centros de datos proyectados en Navalmoral de la Mata y Valdecaballeros (Badajoz), ya informó que el precio de la energía es uno de los factores que puedan jugar a favor de que compañías extranjeras quieran ocupar los centros de datos extremeños.
Si ahora, a estas corporaciones les resulta más barato instalarse en Estados Unidos, es difícil que se decanten por Extremadura. Precisamente, Clemente afirmó que el siguiente paso en el proyecto de los campus de 'data centers' para la región era viajar al país norteamericano para dar a conocer la iniciativa entre las grandes multinacionales para tratar de captar inquilinos para estos espacios.
Entre las derivadas del nuevo periodo de Trump en la Casa Blanca va a estar la paralización, o al menos ralentización, de las iniciativas de generación de energía renovable en territorio estadounidense.
Por el momento, su administración ya ha anunciado la suspensión de los proyectos de energía eólica marina y ha iniciado la derogación de las políticas ambientales. Parece lógico pensar que en este contexto las empresas no se van a ver impelidas a acometer una transición energética que les puede resultar costosa.
Es definitiva, el desarrollo de más instalaciones de generación renovable se puede ver lastrado. «Somos un sector muy exportador; en España tenemos empresas líderes en el mercado de los inversores de potencia que necesitan la instalaciones de generación fotovoltaica», aporta el consejero delegado de la UNEF.
Una de las empresas extremeñas que se mueve en el ámbito de la industria auxiliar de los grandes proyectos vinculados a las energías renovables y que ya está presente en el mercado estadounidense es Faramax, con sede en Malpartida de Plasencia. Esta firma se dedica a la fabricación de los transformadores de potencia que se instalan en parques de generación de energía renovable.
Su primera experiencia en Estados Unidos es muy reciente. Ha entrado de la mano de Naturgy, que desarrolla en el país norteamericano un proyecto para el que Faramax se convirtió en suministrador a finales de 2024. «Tenemos planes de entrar con más fuerza en próximos años», asegura Victor Cioban, fundador de la compañía extremeña, que reconoce que todavía carecen de la trayectoria necesaria para saber si esos planes se pueden ver truncados por las políticas de la administración Trump.
Gas natural licuado
Otra de las recientes decisiones del presidente estadounidense es aprovechar los recursos naturales de Alaska. Entre ellos el gas natural licuado que pretende derivar a la exportación.
Desde la invasión rusa de Ucrania, las importaciones españolas y también europeas de gas natural licuado procedente de Estados Unidos se han intensificado. Ahora, con la mayor producción de combustibles fósiles que propone Trump, los agentes del sector apuntan a una bajada del precio a nivel global tanto en el petróleo como en el gas.
Energía mediante gas natural y carburantes más barata sí puede jugar en contra del avance de tecnologías sin emisiones y que estas tarden más tiempo en alcanzar el grado de madurez necesario para ser una opción en el actual mix energético. Un ejemplo es el hidrógeno verde, que está en pleno desarrollo y en el que Extremadura tiene puestas muchas esperanzas debido a su potencial generador principalmente derivado de la producción de energía fotovoltaica.
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