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Un rincón con encanto
Sierra de Gata. Un paseo en el corazón de La Raya entre árboles y agua, con parada frente a dos castaños de 600 años y 7 metros de perímetro
La ruta resulta bonita en el mes de agosto, así que en otoño... El castañar de los Ojesto o castañar O Soitu o El Soto. ... Hasta de tres formas aparece citado este paseo en San Martín de Trevejo, en la Sierra de Gata, en el territorio de A fala, el habla exclusiva de este pueblo y otros dos (Eljas y Valverde del Fresno). Son 5,6 kilómetros –ciclables para quien tenga buena técnica– por un bosque verdísimo y húmedo, y con un punto de referencia: los castaños del Cobijo, dos ejemplares centenarios incluidos en el catálogo de árboles singulares de Extremadura.
La ruta es accesible para cualquiera capaz de caminar durante un par de horas por un sendero pedregoso y con algunas cuestas, de unas pocas decenas de metros casi todas (263 metros es el desnivel total de la ruta). Conviene llevar calzado específico, y a ser posible impermeable, porque el sendero discurre durante en su tramo inicial paralelo al río de la Vega, y hay puntos con pequeños charcos que en otoño e invierno seguramente serán más grandes. Hay que tener en cuenta que se está subido un puerto, el de Santa Clara, que en otra época fue vía de comunicación importante entre Castilla y Extremadura.
El paseo puede comenzar en el centro del pueblo, quizás el más bonito de la comarca. Es BIC (Bien de Interés Cultural) en la categoría de Conjunto histórico y artístico, principalmente porque conserva buenos ejemplos de arquitectura tradicional, con las casas de entramado de madera. Durante la mayor parte del año, el agua corre por el centro de algunas de sus calles.
Al ser una ruta circular, puede hacerse en dos direcciones. Una de ellas se encamina hasta la ermita de la Cruz Bendita y el antiguo convento franciscano de San Miguel, del siglo XV, hoy Hospedería (red de hoteles de la Junta). Unos pasos después de la entrada a la Hospedería Conventual Sierra de Gata está el aparcamiento a la derecha, y a la izquierda comienza el sendero que se adentra en el bosque.
No tardarán en aparecer los fresnos, alisos y sauces, y los túneles vegetales en un paisaje muy frondoso. Son 5,6 kilómetros de dificultad fácil, que se tarda en completar unas dos horas, según la ficha de la Federación Extremeña de Deportes de Montaña y Escalada. A decir de la escala MIDE (Método para la Información de Excursiones, que analiza las características de las rutas y las puntúa escalas de 1 a 5, siendo 1 poca dificultad y 5 la mayor), el medio es 1 (no está exento de riesgos), la señalización también (caminos y cruces bien definidos), el desplazamiento es dos (diversos firmes) y el esfuerzo requerido también dos (de una a tres horas de marcha efectiva).
Bien señalizados al pie del camino se encuentra los dos árboles singulares. El auténtico abuelo es el que tiene un tronco con tres rebrotres. Los dos castaños tienen un tronco de casi siete metros de perímetros, aunque el antes citado alcanza los nueve en su base. Su antigüedad ronda los seiscientos años.
Una vez vistos los árboles, el sendero sigue cuesta abajo y al poco alcanza una calzada que lleva hasta el pueblo, cuya plaza tiene varios bares y suele estar animada. Ya unos diez minutos a pie queda la piscina natural El chafaril.
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