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Fito el viernes pasado en Badajoz con Gonzalo, de 11 años, con parálisis cerebral y fan de los Fitipaldis. :: HOY
El rock de Fito también es terapia

El rock de Fito también es terapia

Gonzalo es un niño con parálisis cerebral al que calma la música del artista vasco, con el que se citó antes de su concierto en Badajoz

J. López-Lago

Jueves, 28 de junio 2018, 07:45

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El viernes pasado Fito y su banda Los Fitipaldis firmaron un concierto en el ferial de Badajoz que quedará en la memoria de muchos asistentes, al menos hasta el próximo espectáculo. Pero en la familia Valadés Sánchez la visita del rockero vasco dejó una huella imposible de borrar. Dice José María, de 44 años y padre de Vicente, 14, Gonzalo, 11, y Marcos, 10 años, que no esperaba a una estrella tan cariñosa y cercana.

José María y su mujer Raquel tuvieron a Gonzalo hace once años. Una rotura de placenta provocó en el bebé una encefalopatía hipóxicoisquémica y le afectó el cerebro en grado severo. «Es ciego, tiene crisis convulsivas, zonas espásticas y no mantiene bien la cabeza, pero el oído le funciona y no está desconectado del mundo. Gonzalo se ríe con las cosas que le gustan y hemos notado que la música de Fito le encanta, le tranquiliza».

Todo esto se lo contó en persona esta familia de Badajoz al artista, que hizo lo posible por compartir un rato con ellos antes de su concierto previo a San Juan. Lo llamativo de la quedada fue que la idea partió de Fito, un detalle que añade grandeza a esta figura sobre el escenario.

«Cuando a mi hijo lo operaron de la cadera y lo subían del quirófano a la UCI le pautaron música de Fito y los Fitipaldis. Es lo que le relaja. Yo si fuera Fito me gustaría que alguien me contara estas historias sobre mí», relata este padre de Badajoz cuya esposa es de Bilbao y muy fan de Fito, al que escuchaba muy a menudo durante el embarazo. Esto, dice, podría explicar al estímulo que ejerce en el chaval la voz y melodías de Adolfo Cabrales, nombre real de este cantante nacido en Bilbao en 1966 que ya era conocido por su anterior grupo Platero y Tú.

Debido a la influencia que el compositor, guitarrista y vocalista vasco tiene en su familia, José María Valadés se animó a escribirle por Facebook y también a una dirección de correo electrónico que encontró por Internet en la típica página que sabes que llevan otras personas. «Simplemente conté nuestra historia. Que era extremeño, padre de tres hijos y lo que le ocurría a uno de ellos cuando escuchaba su música. Solo quería que lo supiera. Escribí aquel correo sin esperar respuesta. Incluso me preguntaba si le habría llegado».

Otro momento del encuentro en el receso de la prueba de sonido:: HOY
Otro momento del encuentro en el receso de la prueba de sonido:: HOY

Sorpresa. Alguien cercano a Fito le respondió. «Me escribió un tal Aitor, que supongo que es alguien de su círculo, y me comunicó que el día 22 de junio venían a tocar a Badajoz. Nos ofrecieron entradas primero y se las acepté encantado. Después me dijo que iba a tratar de que hubiera un contacto de Fito con Gonzalo. La idea de vernos fue de ellos. Yo les ofrecí incluso hacerlo en mi casa», relata el padre.

«Cariñosísimo con él»

La fecha se acercó y varios contratiempos pusieron en peligro el encuentro. Pero finalmente el enlace acordó que la familia al completo se viera con Fito el viernes sobre las seis de la tarde durante un receso de la prueba de sonido previa al concierto. «Estuvo cariñosísimo con el niño y sus hermanos. A Gonzalo lo abrazaba una y otra vez, lo besaba, le tocaba el brazo, le cantó varias canciones al oído. Estuvimos una media hora con él y es un tipo genial, nos pareció muy tierno. No esperábamos una actitud tan entrañable de una estrella como él. Fue un rato increíble», relata agradecido José María, que se informó previamente y vio que Fito ha colaborado con otras causas y campañas relacionadas con enfermedades. Esto, sin embargo, era algo personal y de hecho desde su entorno pidieron que el encuentro fuera íntimo y que no trascendiera.

«Mi hijo disfruta con la música de Fito y Los Fitipaldis y el día del encuentro con él me gustaría decir que Gonzalo estuvo sonriente y muy alegre, pero no fue así, supongo que porque cuando le cambias la rutina le afecta. Aún así fue un rato muy especial y traté de que mis otros dos hijos aprendieran una lección. Una es que dirigiéndose a la gente con educación cualquier persona es accesible. Y otra es que siendo una estrella también se puede ser muy humilde».

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