«El recuerdo de la Guerra Civil estuvo muy presente esa noche»

–Un aspecto novedoso de su libro es que desvela qué pasó el 23-F en la División Acorazada Brunete. ¿Cómo se vivió en esa unidad militar el golpe?

–Es importante señalar que el jefe de la Brunete, el general José Juste, no participaba en el plan, pero sí su segundo, el coronel San Martín, y también el comandante Pardó Zancada, que es de Badajoz y que se había visto el día antes con Milans. El plan es que mientras Juste y San Martín viajan a Zaragoza para supervisar unos movimientos, Pardo Zancada llama al general Torres Rojas, anterior jefe de la Brunete y en ese momento en Galicia, para que vaya a la División porque tiene mucho ascendiente en la misma. Camino de Zaragoza llaman a Juste y a San Martín y les dicen que regresen porque va a ocurrir algo grave. San Martín sabe qué, pero Juste, no y cuando llega se encuentra allí con Torres Rojas, con la división acuartelada y con el aviso de que Pardo Zancada tiene algo que comunicar. Lo que comunica Pardo es que a las 18.20 va a ocurrir «algo importante que cuenta con el beneplácito del Rey», el mismo mensaje que Armada le ha dado a Milans. Pardo concluye: «Ña Brunete tiene que estar preparada para evitar altercados en Madrid». Se pone en marcha la operación Diana, de alto secreto y cuyas órdenes reproduzco en el libro, y hay que activarla. Juste se da cuenta de que es una operación ilegal, pero piensa: «Si me niego me pueden quitar el mando. O algo peor, como ocurrió en el 36», según deja escrito en sus notas. Se decide a ganar tiempo y pone en marcha la operación Diana, pero cuando Tejero asalta el Congreso, Juste llama a La Zarzuela, habla con Sabino Fernández Campo y le hace la famosa pregunta: «¿Armada está ahí?» y el secretario de la Casa del Rey le contesta con la célebre respuesta: «Ni está ni se le espera. Mantén la división acuartelada y no saques ni un solo tanque». En ese momento, Juste llama al capitán general de Madrid y desactiva la operación Diana.

–¿Se podría pensar, dado el peso específico de la Brunete, que si Juste hubiera estado entre los sediciosos habría podido triunfar el golpe?

–No lo podemos saber, pero sí sabemos que los capitanes generales están pendientes de si el de al lado se mueve o no, porque la mayoría veía con simpatía el golpe. Si la que se mueve es la Brunete, podría haber generado un efecto dominó cuyas consecuencias son difíciles de calibrar. ¿Por qué no se mueven por sí mismos y esperan que alguien lo haga para después sumarse? Entre otros factores por uno muy importante: porque temen que se desencadene una guerra civil. El recuerdo de la guerra estuvo especialmente presente en la noche del 23-F.