«Queremos trabajadores que ganen no mil euros, sino 1.400»
Miguel Ángel Gómez-Cardoso | Director gerente de Afruex ·
Aboga por implantar una mentalidad empresarial y por la diferenciación de la fruta a través de la calidad para ganar consumidoresLa fruta genera el 80% de la mano de obra en el campo extremeño. Mueve más de cinco millones de jornales cada año. Y, en condiciones normales, factura al año 350 millones. Lo cuenta Miguel Ángel Gómez-Cardoso Bernet (Cáceres, 1972), director gerente, desde hace 17 años, de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex) mientras disecciona la crisis de este sector fundamental para la región.
-Dentro de la crisis global del campo, la particular de la fruta. ¿Cómo la explica?
-Un exceso de producción y de oferta a nivel nacional y competencia desleal entre zonas productoras. No estamos jugando todos con las mismas reglas de juego. España ha multiplicado en pocos años su producción de fruta en zonas tempranas de Murcia pero sobre todo en zonas del norte se ha crecido muchísimo. Hace ocho años se puso un plan de reconversión varietal. La pepita (manzana y peras) lo estaba pasando muy mal. Se favoreció, financiado por el Estado, el cambio de fruta de pepita a la de hueso (nectarina, melocotón, ciruelo...). Advertimos a la Administración de que era salvar un cultivo para hundir otro. Tres años después esas miles de hectáreas nuevas de frutales empezaron a producir y la fruta se empezó a hundir por exceso de producción.
-El precio de la ciruela resume bien la debacle.
-Si hace unos años el agricultor cobró 70, 80 o 90 céntimos, en el último año no ha pasado de los 20 o 30. Ha sido un desastre. Somos los principales productores de ciruela no de España sino del hemisferio norte, pero ese producto es 'canibalizado' por otros. Si el melocotón o la nectarina están muy bajos, tiran para bajo del precio de la ciruela. Si una fruta de hueso está mal, todas las demás están mal.
-¿El sector no tiene responsabilidad en esta crisis?
-La autocrítica siempre tiene que existir. Hay que tenerla. Hay que mandar al mercado una fruta de más calidad, con más sabor y en unas mejores condiciones para que el consumidor repita. También tenemos que unirnos más. Una unión de producto de mercado, de promoción, de información. Dentro de ese objetivo de potenciar más la calidad hemos creado Ciex (Ciruela de Extremadura) como marca de garantía. Primero autocrítica y analizar lo que está pasando. Lo que ocurre es que las grandes cadenas de distribución europeas son las que mandan. Tenemos un problema de mercados con el veto de Rusia a la fruta (2014) y hay muchos costes que han ido aumentando estos años y están haciendo que baje la rentabilidad.
-¿Puede concretar?
-Por ejemplo, un problema importante son las cajas retornables. Cuando trabajas con una cadena, esta lo hace con una marca de caja y si quieres trabajar con ellos tienes que hacerlo con esa caja, no coger otra. Otro ejemplo, los formatos. Hay cadenas que están pidiendo formatos que son muy caros de hacer, como una huevera para cuatro melocotones. Eso es carísimo.
-¿Hay demasiadas explotaciones pequeñas en la región?
-No se trata de explotaciones grandes o pequeñas. Lo que tiene que haber es frutícultores más unidos, sobre todo los más pequeños. No pueden estar pendientes de que les llegue un comprador y les saque su mercancía. Para mí es igual de importante un fruticultor que una empresa que tenga 1.000 hectáreas o que tenga cinco. Son todas empresas. Hasta los autónomos más pequeños tienen que trabajar con mentalidad empresarial. Si soy grande y puedo acudir a ciertos mercados porque soy grande, perfecto. Si soy pequeño y no puedo llegar, tendré que unirme con otros.
-¿Falta mentalidad de empresa?
-Falta unidad. Hay muchas razones sociales para unirse. Se pueden crear sociedades anónimas, limitadas, comunidades de bienes, cooperativas, OPFH (organización de productores de frutas y hortalizas)... No hay excusas para decir en este sector voy a estar solo. Estar solo en el mercado es quedar muy expuesto. La fruta es un producto perecedero y cuando llega la recolección necesitas un comprador y según van pasando los días lo necesitas con más urgencia. Cuando tienes ese producto en el campo ya tiene 40 céntimos de gasto fijo. Si se te cae, 40 de pérdida. Al final, en años tan complicados como el pasado, el objetivo es poco beneficio o que tengas menos pérdidas. También hay que intentar concienciar en trabajar en común a las centrales. Por grandes o pequeñas que sean.
-¿Los grandes productores están comiéndose a los pequeños?
-Los grandes tienen mayor poder financiero, posibilidades de llegar a otros mercados... sí. Lo que tenemos que hacer es que los pequeños se hagan grandes. Que se unan en pequeñas cooperativas o centrales. En esa labor estamos desde Afruex. El año pasado fuimos a Almería para ver el funcionamiento de una OPFH. Este año hemos ido a Italia para ver el caso de la manzana. Hay allí miles de hectáreas, centenares de productores unidos en empresas o cooperativas y comercializan tres empresas exclusivamente. Aquí no pasa eso. Hay grandes grupos pero tienen el 40/45% de fruta de Extremadura. En Italia hay un consorcio de exportación para lo que venden de fuera de la UE. Así vende uno, no tres. La unión es básica.
-¿La opinión pública se ha dado cuenta de que el campo existe?
-Se ha apretado tanto al productor que todo ha saltado por los aires. La pasada campaña ha sido tan mala en todos los sectores, no solo en la fruta, que ha llegado a la opinión pública. Aquí se han arrancado 2.300 hectáreas de frutales porque ya es inviable esa producción.
-¿Se están produciendo abusos por las grandes distribuidoras?
-Tenemos que ser conscientes de que si vender un kilo de melocotón vale un euro, le queda al agricultor 20 céntimos; si la venta es de 1,20, el agricultor gana 40. Tenemos costes fijos cada vez más altos. Hay que concienciar al consumidor de que detrás de ese producto hay mucha gente que vive de él y si nos estamos acostumbrando a pagar precios más altos por algunos productos hay que hacerlo por otros. Pagar 1,60/1,80 por un kilo de fruta no es caro.
-No ha mencionado la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) como problema.
-Para nosotros no es un problema el salario mínimo.
-Parece que sí por lo visto en los últimos meses.
-En absoluto. Por supuesto estamos de acuerdo de que vaya subiendo. No tenemos nada que objetar. Lo que sí es cierto es que ha sido un problema una subida tan drástica en un año sumada a cómo ha ido la campaña. Si el SMI sube un 30% en un año como ha subido pero la campaña hubiera sido buena... Esto es una simbiosis entre empresa y trabajador. Nos necesitamos mutuamente. Necesitamos a trabajadores y que ganen no 1.000 euros sino 1.400 porque no queremos que se vayan a otros sectores o fuera de la región. Queremos que ganen dinero pero estamos muy encasillados en unas condiciones laborales que no lo permiten.
-¿A qué se refiere?
-Estamos hablando de un convenio del campo muy anclado en el pasado [Afruex reclama un convenio específico de la fruta].
-¿Qué piden? ¿Más flexibilidad, más horas de trabajo?
-Nada que no tenga nuestra competencia. No consideramos que un trabajador quiera ganar 1.000 euros, seis horas y media e irse a su casa. Quiere trabajar para ganar más. El SMI tiene que ir subiendo, pero también dejar trabajar más horas al empleado. Eso está pasando en Andalucía, en Murcia o en Aragón. Si el trabajador quiere cobrar más, que pueda hacerlo. Hemos encasillado al personal en las horas que puede trabajar y el salario que puede cobrar. Si no ganan dinero no van a seguir en Extremadura.