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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?

Los pueblos extremeños en los que no ha nacido ningún niño casi se triplican

En 52 municipios no hubo nacimientos en 2018, según el Instituto de Estadística de Extremadura

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Jueves, 20 de febrero 2020, 08:16

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Tan cerca y tan lejos. Apenas 16 kilómetros separan en línea recta y 38 por carretera a Huélaga (220 habitantes) de Cachorrilla (82 vecinos). Ambos en la provincia de Cáceres. Pero mientras el primero encabezó la tasa de natalidad en Extremadura en 2018, con 22,9 nacimientos por cada mil habitantes; en el segundo lleva sin producirse un nacimiento desde el 2000, según los datos difundidos este miércoles por el Instituto de Estadística de Extremadura (IEEX). «Tampoco hubo nacimientos en 2019 y no hay previsión de que los haya», dice Rubén Morera, alcalde de Cachorrilla.

No es el único pueblo en esa situación. En 2018 no hubo nacimientos en 52 municipios de la región, casi el triple de los 18 en los que no nació nadie en 2017.

La tasa de natalidad extremeña se encuentra por debajo de la media nacional. En 2018, el último año que contempla el IEEX, fue de 7,3 nacimientos por cada mil habitantes, frente a los 7,9 del promedio estatal.

La evolución de la población también separa la evolución que han tenido en las dos últimas décadas Huélaga y Cachorrilla, que sobre el terreno se encuentran separados por el río Alagón. Huélaga es una de las 50 localidades de la región que ha conseguido ganar habitantes en los últimos 20 años, aunque pocos, en concreto diez personas.

Por el contrario, Cachorrilla engrosa el largo listado de los pueblos extremeños que han perdido vecinos. Son mayoría. Nada menos que el 87% de los municipios de la región tienen menos población que en 1999.

El conjunto de la comunidad también se mueve a la baja en este periodo y se ha dejado por el camino 5.864 habitantes. No parece una cifra demasiado elevada si se tiene en cuenta que solo en el último año Extremadura perdió 5.153 vecinos.

Toda la caída en Cáceres

Julián Mora Aliseda lo explica en las dos etapas en las que se divide, a nivel demográfico, el siglo XXI. Se vivió una de crecimiento poblacional hasta 2011 y un marcado retroceso desde entonces, según el profesor de la Universidad de Extremadura,

El comportamiento por provincias es también muy diferente. Badajoz ha ganado casi 9.000 personas desde 1999, pero Cáceres tiene cerca de 15.000 habitantes menos, de ahí que Extremadura tenga un registro negativo.

Los territorios que han sufrido una mayor pérdida de población son La Serena, en Badajoz, y de Villuercas-Ibores-Jara y Sierra de San Pedro, en Cáceres. De hecho, la Diputación cacereña ha presentado la candidatura de Valencia de Alcántara, en esta última comarca, para acoger una de las Oficinas de Despoblación que ha anunciado el Gobierno central.

Aunque la peor tasa la presenta Villuercas-Ibores-Jara, que tiene un 28% menos de población que hace 20 años. «El envejecimiento de nuestros vecinos, con el consiguiente descenso de la natalidad, y los jóvenes que salen fuera en busca de trabajo son los motivos de esta situación», explica Ana Josefa Abril, presidenta de una mancomunidad, en la que la edad media de sus vecinos es superior a los 52 años.

«En el colegio tenemos 25 niños, muchos para un pueblo de 220 habitantes, y es una alegría salir a la calle y verles jugar»

Álvaro Calvo | Alcalde de Huélaga

Esta, la edad media, es otra de las grandes diferencias que también se dan entre Huélaga y Cachorrilla. Cerca de los 43 años en el primero y más de 58 en el segundo. «Para ser un pueblo de 220 habitantes, tenemos 25 niños en el colegio; es una alegría salir a la calle y verles jugar», dice Álvaro Calvo, alcalde de Huélaga, que añade que la calidad de vida y la vivienda más barata está atrayendo a su pueblo a familias jóvenes que trabajan en Moraleja, a tres kilómetros, o en Coria, a nueve.

«No tenemos viviendas disponibles y no se van a construir sin demanda, por lo que atraer población es muy difícil»

Rubén Morera | Alcalde de Cachorrilla

Más lejos de núcleos grandes está Cachorrilla. «No tenemos viviendas disponibles y no se van a construir si no hay demanda, por lo que es difícil atraer a gente», expone su alcalde. Pese a ello, sí se han instalado familias recientemente, por lo que hay cuatro niños en el pueblo, aunque no han nacido allí. «Eso ha hecho que vuelva a pasar por aquí el transporte escolar», indica Morera.

No hay secretos para fijar población y el reto admiten es crear empleo. «Estamos tratando de potenciar el Geoparque para que empresas turísticas abran aquí», inida la presidenta de la Mancomunidad Villuercas-Ibores-Jara, que espera que este sector sea un motor para la comarca.

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