PSOE, cuatro décadas y dos líderes en la región
Los socialistas extremeños eligen este sábado en primarias la persona que ocupará la Secretaría General en un partido con liderazgos, los de Ibarra y Vara, muy extensos y marcados
Este sábado por la noche los socialistas extremeños sabrán quién les marcará el rumbo los próximos años. Desde la Transición, solo dos hombres se han ... encargado de esta tarea, Juan Carlos Rodríguez Ibarra (Mérida, 1948), que tras sufrir a un infarto en noviembre de 2005, señaló a su sucesor, Guillermo Fernández Vara (Olivenza, 1958). Este, a su vez, ha despejado el camino para que el partido encuentre a su relevo tras las elecciones del 28 de mayo, cuando los socialistas perdieron el poder en Extremadura y Vara anunció de inmediato que daba un paso al lado. En Extremadura el socialismo afronta ahora, en 2024, su XIV Congreso, del que saldrá su tercer líder en cuarenta años.
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Aunque Ibarra fue elegido secretario general del PSOE extremeño en 1988, cuando este partido se reorganizó en federación autonómica, su presidencia al frente de la Junta ya lo había convertido en el referente muchos años antes, desde que ganó las primeras elecciones en 1983.
Tras estudiar Bachillerato en los Salesianos de Mérida, Ibarra cursó Magisterio en Badajoz y la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla. Fue en esta ciudad donde tomó contacto con el socialismo hasta que finalmente se afilió al PSOE en 1976. En 1977 Ibarra ya lideró la lista a las elecciones generales por la circunscripción de Badajoz y se convirtió en diputado nacional.
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Con todo, no hay que pasar por alto que en el denominado I Congreso regional del PSOE, celebrado en mayo de 1978, Ibarra y el resto de los considerados moderados fueron derrotados por la línea dura del partido. Entonces se convirtió en secretario general Alfonso González Bermejo, farmacéutico que acabaría sus días en política como concejal de Izquierda Unida en Badajoz hasta hace apenas década y media.
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En aquel primer congreso el partido se organizaba sobre comités provinciales y se anunció que estos irían desapareciendo para dejar paso a los comarcales, lo cual nunca sucedió. Con las estructuras provinciales cada vez más definidas, Ibarra fue marcando su liderazgo desde Badajoz hasta que en 1979 y 1982 volvió a liderar las listas por esta circunscripción a las elecciones generales y siguió de diputado nacional.
En aquella etapa el abogado Luis Ramallo, de UCD, fue el presidente de la Junta preautonómica, pero Rodríguez Ibarra ya estaba muy presente. Participó activamente como consejero de Sanidad y Seguridad Social de aquel primer gobierno preautonómico en 1978 y 1979, teniendo una activa participación en la elaboración del Estatuto. Ramallo, que acabaría en el PP, dimitió en 1980 y le sucedió durante dos años Manuel Bermejo, también de UCD.
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En noviembre de 1982, el PSOE designó a Ibarra candidato a la presidencia de la Junta ante la dimisión de Bermejo. Entonces tuvo lugar un traspaso de poderes «ejemplar», según dijo, y el 5 de marzo de 1983, cuando se constituyó la Asamblea provisional autonómica de Extremadura, Ibarra fue elegido presidente de la Junta de Gobierno de la región.
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Las elecciones autonómicas lo confirmarían solo dos meses después por la fuerza de los votos. Fueron el 8 de mayo y ganó con mayoría absoluta. Ese mismo mes dimitió como diputado nacional y puso en práctica su proyecto político para la región durante casi 25 años.
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Ibarra ganó después las elecciones de 1987, 1991, 1995, 1999 y 2003, a la vez que mantenía firmes las riendas del PSOE. No pudo impedir, sin embargo, disensiones internas que se materializaron con la creación de otro partido político de inspiración socialista, el Siex, con quien había sido uno de sus principales colaboradores, José Antonio Jiménez. Pese a ello, ningún cónclave regional discutió su liderazgo, una vez superados también los recelos iniciales de Cáceres.
Ibarra, por su éxito electoral, se convirtió además en uno de los barones nacionales del partido. En el XXXIII Congreso socialista, celebrado en marzo de 1994, en Madrid, en el que se impusieron las tesis integradoras de Felipe González, el líder extremeño fue elegido miembro de la Comisión Ejecutiva Federal.
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Pero en 2005, mientras estaba en la capital por el debate en el Senado sobre el Estado de las Autonomías, sufrió un infarto agudo de miocardio y aquel episodio supuso un punto de inflexión en su vida política. En julio de 2007 solicitó su incorporación a las labores docentes de la Universidad de Extremadura y justo un año después anunció que no se presentaría a la reelección como secretario general del PSOE de Extremadura en el seno del X Congreso Regional.
Vara e Ibarra, compañeros y vecinos
Guillermo Fernández Vara y Juan Carlos Rodríguez Ibarra se llevan diez años de diferencia, pero se conocían por ser vecinos en una pedanía oliventina situada a menos de media hora de Badajoz. Vara, forense de profesión, también fue presidente de la Asamblea Local de Cruz Roja en Olivenza entre 1993 y 1995, año en que Ibarra lo llama para ser director general de Salud Pública y Consumo en la Junta.
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Al año siguiente, en 1996, lo nombra consejero de Bienestar Social en lugar de María Emilia Manzano, y desde 1999 pasa a ser el consejero de Sanidad de Ibarra hasta 2007, un periodo clave para la región porque se negocian las transferencias con el Insalud y la Junta asume por primera vez las competencias en materia sanitaria con la creación del Servicio Extremeño de Salud.
Con el PSOE pendiente de una transición en su cúpula, la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE apoyó la decisión de Ibarra de que Vara lo sucediera y lo aclamó por unanimidad como candidato de cara a los comicios de 2007, elecciones que volvió a ganar el PSOE por mayoría absoluta. Lo hizo con el 52% de los votos y 25 puntos de ventaja respecto al PP de Carlos Floriano.
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Después de unos meses de singular bicefalia (Ibarra, secretario regional del PSOE, y Vara, presidente de la Junta), este fue refrendado por su propio partido en el X Congreso Regional que se celebró en Badajoz en 2008. La prueba la superó con holgura: 372 votos a favor, uno en blanco y cero en contra. Aquella tarde, aludiendo a una metáfora utilizada por la mañana por Ibarra cuando habló del «aterrizaje suave» que supuso el traspaso de poderes en Extremadura, Vara anunció que el avión «iba a despegar y a continuar el trayecto».
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Sin embargo, hubo turbulencias. En 2011 el PSOE sufrió un vuelco electoral que dio lugar a otro momento histórico, el de la primera vez que el PP, en manos de José Antonio Monago, se hacía con el poder en la Junta. Los socialistas se estrenaron en la oposición y en aquella etapa entre 2011 y 2015 hubo tensiones en el partido. En el PSOE aparecieron corrientes que pedían una renovación.
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A Vara le tocó explicarse en el XI Congreso, celebrado en abril de 2012 en Cáceres bajo el lema 'La fuerza de las convicciones'. Llegada la fecha, ni había una alternativa sólida entre las filas del partido ni Vara tenía intención de rendirse. Aquel delicado congreso confirmó al político oliventino con un 95,7% de los votos tras analizar que la crisis económica y la ola anti-Zapatero le perjudicaron cuando los extremeños votaron en mayo de 2011. Vara aprovechó el momento para renovar su ejecutiva en un ochenta por ciento.
En el primer proceso de primarias, en 2017, Vara se impuso con el 65% de los votos a Eva Pérez y Enrique Pérez Romero
Aunque tres años después, en 2015, ganó las elecciones y recuperó la Junta para el PSOE, los socialistas españoles vivieron un 2016 muy convulso a nivel estatal, con la defenestración de Pedro Sánchez como secretario general. El sistema de primarias y el apoyo de la militancia de base devolvió el poder al actual presidente del Gobierno. Todo esto tuvo también sus consecuencias en el socialismo extremeño, que retrasó un año la celebración del siguiente congreso en la región, el XII, y, siguiendo la inercia nacional, celebró por primera vez primarias para elegir a su secretario general pese a que en esos momentos Fernández Vara ocupaba la presidencia de la Junta.
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El congreso regional más delicado para Fernández Vara fue el XI en 2012, tras perder la Junta, aunque logró un 95%
Aquel proceso tuvo lugar en julio de 2017. Vara se presentó a la reelección para seguir liderando el partido, pero tuvo que superar a dos candidatos alternativos: la exconsejera de Educación Eva María Pérez y el militante Enrique Pérez Romero. Ganó con un 65% de los votos y dos semanas después, el XII Congreso Regional aprobaba la nueva Comisión Ejecutiva Regional.
Que en las elecciones autonómicas de 2019 el PSOE lograra la mayoría absoluta provocando la segunda derrota de Monago fueron argumentos suficientes para que el XIII congreso socialista, en octubre de 2021 y esta vez en Mérida, fuera un paseo para Vara, que ya no tuvo que hacer frente a ninguna oposición interna. La ejecutiva que salió de aquel cónclave incluyó por primera vez a Miguel Ángel Gallardo, alcalde de Villanueva de la Serena, y repitió con galones la cacereña Lara Garlito, señalada ya entonces como una de las dirigentes de peso para el futuro.
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Este sábado Gallardo, de 49 años, y Garlito, de 39, piden el voto a los militantes para suceder a Vara e inaugurar un tercer capítulo en el socialismo extremeño tras dos liderazgos muy largos y marcados en el tiempo.
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