La prima catapum
Diccionario de una suegra extremeña. Con expresiones como trasconejao o jaca espantá
Sobremesa con mi suegra. Si ella y mi mujer hablan de temas actuales, me levanto, recojo la mesa y me voy a leer o a ... sestear. Pero si recuerdan historias del pasado o recuperan personajes cercanos, no me muevo y escucho entusiasmado, atento siempre a las descripciones y al léxico. Ya saben lo que dijo el Papa Francisco durante una audiencia general en la plaza de San Pedro: «A vosotras, suegras, os digo: Tened cuidado con vuestras lenguas. Es uno de los pecados de las suegras, la lengua».
En el caso de mi suegra, su lengua no es un pecado, su lengua es un gozo. El viernes pasado, tocó rememorar los años 40 en Aldea del Cano y la memoria trajo a la tía Jacoba, que era guapísima, según mi suegra, con unas canas plateadas y azuladas, un moño en lo alto, tieso y bien hecho y siempre ataviada con un vestido negro, que, como saben, es el color más elegante. Durante años, hice unas entrevistas en el HOY que incluían un cuestionario Proust. Una de las preguntas era si las mujeres estaban más elegantes en las bodas o en los entierros (por los hombres no preguntaba porque siempre visten igual). Las respuestas inteligentes se inclinaban siempre por los entierros.
Pero dejemos a la tía Jacoba y centrémonos en el encuentro reciente con un caballero que, según la descripción objetiva de mi suegra, estaba un poco decrépito. Yo esperé porque sabía que tras lo de decrépito, tan generalista, vendrían otros adjetivos mucho más jugosos y populares. Y, efectivamente, enseguida llegó la precisión con lengua de suegra 'papal' o quevedesca. Es decir, el caballero, más que decrépito estaba arrugaíno como una uva pasa, además de más chiquinino que antaño.
Salió entonces a colación una parienta de la familia que iba a venir a visitarnos, pero mi suegra aclaró que no era familiar cercano, sino prima lejanísima y lo hizo con una expresión que nunca le había escuchado: «Esa es una prima catapum». ¿Les suena? Sería sinónimo de prima lejana, parienta de poco roce, prima de aquella manera… No osé afearle el dicho ni calificarlo de vulgar pues recuerdo cómo me reí de ella el día que llegó a casa anunciando que había «trasconejao» su declaración de Hacienda y luego resultó que la palabra estaba recogida en el diccionario de la RAE: Trasconejarse, verbo pronominal con las acepciones coloquiales de perderse o extraviarse. Así que ya saben, si quieren dejar claro que este, esa o aquel son parientes sin cercanía ni importancia, declárenlos primos catapum y sanseacabó.
Como vive enfrente y es nonagenaria, mi suegra lleva viniendo a comer a casa hace ya unos años. A veces, me trae alguna golosina. La semana pasada, por ejemplo, me conquistó con un arroz con bacalao y con unas alubias con costillas ibéricas de Acehúche, pero su mejor golosina es el vocabulario, lleno de calificativos muy extremeños, muy camperos. Con ellos, podríamos elaborar un diccionario y titularlo 'El léxico de una suegra extremeña'.
Contendría expresiones como Jaca espantá: chica que camina desmadejada, alocadamente y parece no controlar sus movimientos; Gallino Pepe: hombre pequeño y delgado, pero resuelto y peleón; Gallina reculá: mujer con el culo bajo y las piernas cortas; Pollino perdiz: como el gallino, pero más gordino y caminando siempre con desparpajo, como si llevara prisa; Gatina: mujer presumida, sedosa y mimosa; Llaverino: varón chico y menudo. Patatina mal hecha: hombre o mujer descompensados; Perro chino: varón delicado para todo; Higo pelotudo: hombre que cae rendido en el sofá y se duerme al instante. Podría seguir, pero les dejo porque acaba de llegar la prima catapum.
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