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Fernando Alfonso da clases en el instituto de secundaria Universidad Laboral de Cáceres. Jorge Rey

Fernando Alfonso Cervel

Geólogo y profesor de secundaria

«Pese a su importancia la formación de la sociedad en Geología es muy pobre»

El delegado extremeño para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra se queja de que su disciplina está en horas bajas por unos planes de estudio que la arrinconan

Domingo, 18 de mayo 2025, 07:50

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Faltan geólogos en Extremadura. Lo sabe Fernando Alfonso Cervel, que imparte Geología en Extremadura desde 1996, y desde hace doce años en el Instituto de Secundaria Universidad Laboral de Cáceres. Y también escasean, señala, los conocimientos más básicos sobre esta ciencia que explica cómo era antes el mundo y por qué es así ahora. «Desde los materiales de la casa en la que vivimos a los de mucha ropa que llevamos que tiene tejidos sintéticos, lo que lleva dentro un coche o un teléfono o el petróleo que usamos, todo hay que extraerlo», resume para explicar la omnipresencia de una ciencia que se queda atrás en popularidad pese a que su influencia crece a la par que avanza la tecnología, por no hablar de la importancia geopolítica que hoy tienen los yacimientos de minerales.

La región ha tenido un pasado minero muy relevante y hoy varias compañías insisten en obtener riqueza del subsuelo extremeño. Pero no está ciencia no parece estar muy presente. Ni se imparte el grado de Geología en la Universidad de Extremadura ni siquiera existe un departamento específico. En España se oferta en diez de las cincuenta universidades públicas. «En la más cercana con Geología, que está en Salamanca, debe de haber entre 15 y 20 alumnos en primer curso», lamenta Fernando Alfonso, que en la universidad extremeña solo cuenta actualmente dos geólogos, uno en la Escuela de Ingeniería Geodésica (antes topografía), en Mérida, y otro en la Politécnica de Cáceres. Alfonso es desde 2011 delegado en Extremadura de la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra (Aepect), además de vocal de la Sociedad Geológica Extremeña.

Desplazada por otras materias

Todos los indicadores apuntan a que la Geología está en números rojos. Y esta falta de vocaciones tiene que ver, cree este profesor de instituto, con unos planes de estudios en los que durante la educación primaria la asignatura de Geología se enmarca en la de Geografía, y en secundaria comparte libro con Biología. Y en ambas etapas queda eclipsada dándose a final de curso de manera apresurada, expone el docente del IES Universidad Laboral.

Pero hay más factores, prosigue, como una enseñanza secundaria en la que los contenidos relacionados con ciencias de la salud han ido desplazando a los relacionados con la naturaleza; y una ponderación de cara a los exámenes de acceso a la universidad que deja a la Geología en desventaja, lo que rebaja el interés de los alumnos por escogerla cuando es optativa. Como consecuencia de todo lo anterior, «la formación de la sociedad es muy pobre en Geología pese a su importancia», declara Fernando Alfonso.

En primaria la ponen con Geografía y en secundaria con Biología y queda eclipsada, se queja el docente

Según cuenta, en los institutos esta asignatura la imparten desde biólogos a farmacéuticos, pero raramente un geólogo –«nos estamos extinguiendo», asume– y casi nadie se atreve a abordar un temario que de partida está descompensado con más del doble de unidades para Biología. «Tercero de la ESO es el último año en que la asignatura es obligatoria, pero se da con Biología, que ese curso aborda la fisiología humana, la cual es muy amplia, por lo que apenas queda tiempo para la Geología, con la que el último contacto suele ser a los 14 años».

Profesionales codiciados

En este escenario los geólogos están muy codiciados y sus opciones profesionales son variadas. «La principal salida es la geotecnia, que es la geología aplicada la construcción. Otra es la explotación de recursos como minerales, roca o petróleo. En países como Inglaterra casi todos van a plataformas petrolíferas de multinacionales, que pagan muy buenos sueldos», señala Fernando Alfonso, que tampoco pasa por alto el estudio de yacimientos ahora que hay carencias de algunos minerales que se consideran estratégicos por su alta demanda.

Otra salida –prosigue– es la geología ambiental. «Todos los espacios protegidos tienen un medio físico donde se asienta. Y se sabe de la importancia de la fauna y flora, por ejemplo de Monfragüe, pero no de las estructuras geológicas, que también son importantes y se van introduciendo poco a poco en los parques nacionales, los cuales hace poco que tienen ya sus guías geológicas. Aquí hay un geoparque (Villuercas-Ibores-Jara) y en su gestión debe haber un geólogo que ponga en valor ese patrimonio».

Por último, cita los estudios para prevenir riesgos geológicos. «En el caso de los ríos un geólogo diseña un mapa de riesgos de cada cuenca porque todas las inundaciones dejan un sedimento y entonces se sabe cómo se ha comportado el cauce. Según estos trabajos se ordena el territorio, aunque luego los políticos nos hagan más o menos caso», expone el profesor. Pero desde la Aeptc no se rinden. Para poner en valor la profesión, organiza viajes con cursos de campo en otros países como México o Australia, organiza una Olimpiada nacional para incentivar a los estudiantes de secundaria (este año ganó el pacense Fernando Juez) y, entre otras actividades, colabora con la Sociedad Geológica Extremeña, junto a la cual trata de reivindicar un mayor peso de esta ciencia en el sistema educativo, «pero no nos hacen mucho caso», lamenta el docente Fernando Alfonso.

El profesor Fernando Alfonso en el laboratorio de su instituto. Jorge Rey

«Una mina genera impacto, pero igual que la agricultura»

El geólogo y profesor del IES Universidad Laboral de Cáceres no pasa por alto la controversia que genera cualquier noticia de minería, sobre la que suele surgir una oposición social. «Esto los geólogos lo vemos de dos formas. Por un lado –razona– no hay que olvidar, y así nos enseñan desde pequeños, que la minería es sector primario, junto con la ganadería o la agricultura. Existe desde la Edad del Cobre y en la actualidad, queramos o no, estamos rodeados de cosas fabricadas con metales, no metales o rocas. La presión social es porque la gente no quiere una mina cerca de su casa porque es indiscutible que genera impacto ambiental, pero igual que la agricultura. Todos los Llanos de Cáceres están deforestados y la Siberia extremeña tampoco era así. La actividad humana genera impacto, se trata de generar una minería lo más sostenible posible y en esto hoy se ha avanzado mucho. Pero los recursos están donde están y nadie quiere privarse de sus lujos, como un móvil o un coche. Pero es que esta paradoja, controversia o hipocresía, no sé cómo llamarlo, pasa en todos los sectores, por ejemplo cuando queremos una camiseta barata sin pensar en cómo se producen».

Además, recuerda que Extremadura tiene tradición minera. Habla de que tuvo los fosfatos más importantes de Europa; de la mina de wolframio La Parrilla, en Almoharín; de muchas pequeñas explotaciones en época de guerra; de la importancia del granito en Extremadura como segunda productora de roca ornamental; de la industria pizarrera; de la mina de hierro en Burguillos del Cerro. «Esta es una región –añade– con cinc, estaño, plomo e incluso uranio, que no gusta pero es con lo que funcionan las centrales nucleares», señala.

Por último, subraya el interés turístico que despiertan minas en desuso. No solo dinamizan territorios, como La Jayona en Fuente del Arco, o la que se plantea hacer visitable en Santa Marta. Y en otras comunidades cita Riotinto (Huelva), Almadén (Ciudad Real), la Geoda de Pulpí (Almería) tapizada por cristales de yeso, Las Médulas (León) o todos los geoparques que hay en España.

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«Pese a su importancia la formación de la sociedad en Geología es muy pobre»