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Ver cómo el dependiente y un repartidor trasiegan con paquetes mientras uno compra el pan o se prueba unos zapatos es cada vez más habitual. ... Comercio electrónico y comercio tradicional se han aliado. Las cifras indican que no es una relación de igual a igual, ya que el primero crece a costa del segundo. Pero la otra realidad es que el repartidor cada vez llama menos a la puerta de casa. Que las compras que se hacen por Internet ya casi no se entreguen a domicilio y se recojan en tiendas de toda la vida está ayudando a pequeños comerciantes a mejorar su visibilidad y, en menor medida, también sus ingresos.
Aunque no hay una cifra fija, pues depende del operador y en muchos casos del peso y el volumen, cada paquete que se mueve dentro de la tienda le deja a esta menos de un euro. «La media diría que son 30 céntimos y me parece poco porque a veces estamos todo el día pendiente nada más que de los paquetes», calcula Rubén Marcelo, que trabaja en 'El vestidor de mi móvil', una tienda de Badajoz en la avenida María Auxiliadora dedicada a la telefonía que hace ya dos años que recoge y entrega paquetes. De repente, un repartidor le acaba de dejar cinco de golpe y a los pocos minutos llega una mujer a recoger su pedido. De cada diez personas que entran siete es a recoger o entregar un paquete, dice Rubén. «Los hay que ya de paso compran algún producto», reconoce.
En Badajoz, el presidente de la Asociación de Comerciantes de la calle Menacho, Félix Retamar, cita rápidamente los dos puntos de recogida de paquetes que tiene más cerca. «Uno es Be to Be, una papelería que tiene regalos, el otro es Herboristería Nieves a la vuelta». Según Retamar, la entrada de clientes se ha multiplicado en ambos negocios. «El margen que deja cada paquete es muy poco, pero no se hace por los ingresos, lo que se busca es que entre público porque el comercio tradicional ha bajado. Así se optimiza el espacio de muchas tiendas. Aunque no tengan hueco hay mucha rotación y en las dos que he comentado han notado aumento de ventas. En la papelería por ejemplo también compran e imprimen la pegatina con el código QR o código de barras para los envíos. Aunque sean 20 o 30 céntimos yo lo veo como una oportunidad que nos trae el comercio 'on line', ya que no queda más remedio que convivir con él», señala este empresario.
En Badajoz, igual que en las principales poblaciones de Extremadura, ya no existe una barriada sin al menos media docena de puntos de recogida o entrega de paquetes. La mayoría de ellos trabaja con entre dos y diez empresas de transporte. Solo la compañía InPost, una de las principales, tiene 220 puntos en toda Extremadura entre centros de recogida en tiendas y taquillas sin horario. En Badajoz capital trabajan con 25 tiendas y tienen 8 taquillas, igual que en Cáceres ciudad. En Mérida son 14 y 8 respectivamente y en Plasencia 9 tiendas y tres taquillas. Si en la provincia de Cáceres están presentes en 17 pueblos, en la de Badajoz ya han pactado puntos de recogida en 42 municipios.
Están en papelerías, tiendas de complementos de móviles, ferreterías, estancos, gasolineras, tiendas de conveniencia, zapaterías, mercerías..., en cualquiera de ellas hay un espacio en la trastienda para dejar allí sus paquetes y que el destinatario final los recoja. O a la inversa, que el vecino entregue allí su paquete para que viaje a otro destino. Otras ya tienen casi el mismo espacio dedicado a guardar paquetes que a vender bebidas y chucherías y no es raro ver cola en la calle de gente que vienen a por su paquete.
Por norma general, los requisitos que se suelen exigir para ser punto de recogida son disponer de un mostrador donde realizar las entregas a los clientes; un espacio limpio y seguro para almacenar los paquetes; y mantener actualizados los horarios de apertura y cierres del local. La operación se hace con uno o varios dispositivos que cuentan con un lector de código y es todo muy rápido. También se tiene en cuenta que no haya otro punto de recogida cercano. «Pero esto está cambiando y cada vez están más cerca porque cada vez hay más», indica Rubén.
Emilio Llera trabaja en Agrovalladares, con espacio de sobra y que vende en la calle Hibisco de Badajoz todo tipo de productos y herramientas para el campo. «Aquí los vecinos nos pedían el favor y le decían al repartidor que nos dejara los paquetes, así que al final nos hemos convertido en punto oficial de entrega y recogida. Deja poco margen, pero es un picoteo más. Hay gente que viene a por el paquete y se lleva algún saco de pienso para el perro. A lo mejor no llega a la mitad los que se llevan algo de la tienda, pero por lo menos la han conocido y saben lo que vendemos dentro», explica. En total, entregan entre 20 y 50 paquetes al día, «pero cada día que pasa son más, esto crece», afirma Emilio mientas enseña cómo tiene organizados los paquetes listos para ser recogidos en estanterías de compañías como InPost, Nacex, GLS, GHL, Amazon y Ctt.
Según la estadística de la comisión Nacional del Mercado de Valores el comercio electrónico impulsó la paquetería con 1.014 millones de envíos en 2023, un 15 % más que en el año anterior. Los paquetes de menor peso, de hasta 2 kg, fueron los preferidos en el segmento de mensajería y paquetería. En cuanto a cuota de mercado, Correos, el operador público, dominó el segmento postal tradicional, con el 86 % de la cuota de envíos. Pero en paquetería, su cuota fue solo del 19 %.
Las empresas dedicadas al reparto promueven dejar los paquetes en estas tiendas de barrio que hacen de último centro de distribución al cliente. InPost, por ejemplo, usa el eslogan 'Elige envío a no domicilio' e invita a utilizar sus 'Punto Pack'.
Esta opción, recalcan las empresas de transporte, hace que el comercio electrónico se vuelva más sostenible, evita los intentos fallidos de entregas, aporta mayor privacidad al cliente al no tener que abrir la puerta de su casa al repartidor y descongestionan el tráfico en las ciudades en horas punta.
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