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Silvia Muriel Franco durante una de sus prácticas de navegación. HOY
A un paso de ser capitana de marina mercante

A un paso de ser capitana de marina mercante

Extremadura en Femenino ·

A sus 25 años, Silvia Muriel ha estudiado Náutica, un máster y tiene acumulados 364 días de navegación

Álvaro Rubio

Cáceres

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Lunes, 18 de octubre 2021, 07:13

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Silvia Muriel está a un paso de ser capitana de la marina mercante. O mejor dicho, a unas millas para convertirse en lo que siempre ha soñado: dirigir todo tipo de barcos, ser la persona que tenga la última palabra en medio del mar, un puesto reservado para unos pocos por las habilidades que requiere, los años de estudios y las continuas renuncias a estar cercar de la familia.

Se trata de un cargo al que hasta hace no mucho llegaban pocas mujeres. Esta joven de 25 años, nacida en una provincia de interior (1996 en Cáceres) donde todo lo relacionado con proa, estribor y babor suena a chino, está muy cerca de alcanzarlo.

Si todo sale según lo previsto y explica Silvia, podría ejercer como capitana de la marina mercante en dos años aproximadamente, todo un logro teniendo en cuenta que la media de edad para alcanzar este rango suele ser los 40 años. Ella prevé hacerlo con menos de 30.

Gran parte del camino lo tiene recorrido. Muriel estudió Náutica y Transporte Marítimo en la Escuela de Ingeniería Marina, Náutica y Radioelectrónica de la Universidad de Cádiz. Durante cuatro años se formó para pilotar todo tipo de barcos y obtuvo el tercer mejor expediente de su promoción.

Desde pequeña ya se intuía su vocación. «Hace poco encontré un dossier que realicé en tercero de ESO en el que nos pedían escribir nuestros proyectos y dejaba claro que quería dedicarme al mar», reconoce Silvia.

Ella se empezó a relacionar con este mundo cuando apenas tenía ocho años. Parte de su familia paterna es de Coruña y allí pasaba los veranos. «Una prima hermana de mi padre me apuntó a unos cursos de vela una semana para probar. Tras eso empecé a ir a campamentos de deportes náuticos y biología marina. Y de ahí viene mi vocación».

De las cincuenta personas que empezaron estudiando con ella la carrera solo cinco eran mujeres

Nadie de su familia está relacionada con esta profesión. «Yo entré a ciegas y todos han ido aprendiendo conmigo. Teníamos que buscar información a la hora de elegir las facultades porque los departamentos son muy similares y no teníamos claro si lo elegido era exactamente lo que quería. Para alguien que viva en un entorno marino es más fácil. Sabía que quería llevar el barco, pero hasta que no pasaron tres semanas en la carrera no sabía si realmente estaba estudiando lo correcto», reconoce Silvia.

Aparte de tener la carrera, le exigen contar con 132 días de navegación para obtener el título académico. «Igual que a un piloto le piden horas de vuelo a mí me piden días navegados», explica Muriel antes de contar que ella ya tiene 364. «He estado un año trabajando de lunes a lunes en un barco de carga rodada que hacía la ruta Málaga-Melilla y Málaga-Melilla-Almería. También he ido en ocasiones a Gibraltar y tuve una reparación en dique seco. Eso me pareció impresionante. No pensaba que tan joven iba a vivir una experiencia así».

Terminó de navegar en noviembre de 2019 y se presentó a la prueba que le acredita como piloto de segunda oficial de la marina mercante. Aprobó un examen oral y ahora está a punto de presentar el trabajo final del máster en Ingeniería Náutica y Gestión Marítima.

Piratas

En este tiempo, además de aprender aspectos técnicos relacionados con los barcos, ha realizado cursos que le enseñan a apagar incendios e incluso cuestiones relacionadas con la piratería y los posibles atentados.

Y lo ha hecho en un ambiente donde la mayoría son hombres. De las 50 personas que empezaron estudiando con ella la carrera, solo cinco eran mujeres.

Reconoce que en alguna ocasión se ha tenido que enfrentar a comentarios machistas. «No era raro escuchar que teníamos que estudiar pronto porque si no acabaríamos la carrera cuando quisiéramos ser madre y luego sería muy complicado embarcarse. Lo bueno es que las cosas han cambiado y ahora ya se puede ir la mujer y quedarse el hombre con los niños en casa», dice Silvia, que matiza que no se ha topado con profesores que protagonizaran actos machistas, pero sí con algunos jóvenes. «No era la regla general, pero sí es verdad que siempre hay algún listillo con comentarios desafortunados».

Algunos datos

  • Biografía Silvia Muriel nació en Cáceres el 13 de septiembre de 1996 y estudió en el colegio Carmelitas de Cáceres.

  • Estudios Ha cursado Náutica y Transporte Marítimo en la Escuela de Ingeniería Marina, Náutica y Radioelectrónica de la Universidad de Cádiz y está punto de presentar el trabajo fin de máster en Ingeniería Náutica y Gestión Marítima por la Universidad de Santander.

Silvia ya dispone de los requisitos académicos para ser capitana y calcula que en un año y medio o dos alcanzará ese cargo. Lo normal es pasar uno como segundo oficial y otro como primero para lograr el ascenso en un ámbito donde no hay desempleo.

Ahora tiene ofertas de varias empresas y reconoce que suelen ofrecer buenas condiciones económicas, en torno a 3.000 euros mensuales como mínimo. «Se suele navegar dos meses y se descansa otros dos. En ese tiempo el sueldo es el mismo. También estás lejos de tu casa, con jornadas de casi 14 horas todos los días», detalla.

Cuando consiga la experiencia será una empresa la que le ascenderá a capitana para ejercer, aunque cuenta que «hay gente que no llega nunca porque la responsabilidad es muy grande». Ella no se pone límites. Ni en mar ni en tierra. «Lo más alto a lo que se puede aspirar en la marina mercante es a práctico, que es la persona que cuando va a entrar o salir un barco al puerto, se sube a bordo y asesora sobre la maniobras para atracar o desatracar sin que haya incidentes».

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