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Álvaro Jaén e Irene de Miguel, esta semana en Mérida HOY

Paso atrás, paso adelante

Podemos empieza a mostrar síntomas, a día de hoy, de repetir el techo que tuvo Izquierda Unida en su momento. Quizás eso explique el ascenso de Irene de Miguel, para revitalizar el proyecto en la región

Pablo Calvo

Cáceres

Domingo, 21 de octubre 2018, 12:44

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Irene de Miguel será, si no hay cambios inesperados, la candidata de Podemos a la presidencia de la Junta de Extremadura. Sustituye a Álvaro Jaén, el joven desconocido que procedente de los Ibores se hizo hueco en una política regional agitada en 2015 por la irrupción de los nuevos partidos, aunque aquí de forma limitada. El asalto a los cielos se quedó en seis diputados, una cifra importante para una formación novata entonces, pero lejos de las expectativas que reflejaban incluso las encuestas. Un mordisco al bipartidismo, pero no una picadura mortal.

Jaén habría decidido ahora dar un paso al lado en las tareas de liderazgo en favor de su compañera del círculo de las Villuercas. En el transcurso de la legislatura, De Miguel ha ido adquiriendo ciertamente un mayor protagonismo y se ha ido mostrando como la representante de Podemos de más empaque político.

Se trata de un gesto que le honra a Jaén, que seguiría de número dos, y que no resta valor alguno a la tarea que ha venido desarrollando y que aún le queda en la Asamblea de Extremadura.

Se trata, también, de una decisión muy poco habitual en la política, donde lo más corriente es alejar, por decirlo suavemente, a quien te hace sombra, en lugar de cederle el paso. El propio Pablo Iglesias sabe de eso.

El movimiento, pues, resulta sospechoso por inusitado, y hoy todavía resulta difícil calibrar hasta qué punto se ha tratado de una decisión voluntaria, sugerida desde otras esferas o más o menos impuesta. Ya sabemos que el funcionamiento de Podemos lo aleja de las maneras habituales de los partidos tradicionales, pero también es cierto que la formación morada, por más asamblearia que sea, opera en la práctica con un sentido jerarquizado a su manera, más aún en Extremadura donde sus seguidores hasta el momento se han movido dentro de la línea más oficial.

Por eso, y a pesar de las buenas maneras mostradas entre ambos a la hora de comunicar el nuevo orden interno, hay que pensar que detrás de la decisión también existen motivos de más peso que el mero deseo de dar la alternativa a una compañera.

Desde la propia formación han sugerido la idea de que se trata de apostar por que sea una mujer la que encabece el proyecto político de Podemos. Nos encontramos, sin duda, en un momento en el que es bien recibido por la sociedad cualquier gesto de empoderamiento de la mujer. Pero la visibilidad tanto de ella como de la prometedora Jara Romero ya ha sido importante en este tiempo. Ambas se han encargado de hecho de las negociaciones de los presupuestos.

Este y otros gestos, que han ido relegando un poco a Jaén ante la opinión pública, es lo que puede ser visto como un deseo de dar un nuevo impulso al proyecto de Podemos en Extremadura, de tal forma que recupere espacio tras un primer período de efervescencia, al que ha seguido el oscurecimientos que supone la labor parlamentaria y las tareas ingratas de oposición.

La política nacional tendrá su peso en las próximas elecciones autonómicas. Lo cierto es que ha quedado lejos el tiempo en el que parecía casi inevitable el 'sorpasso' al PSOE, y que hoy se muestran como unos necesarios e influyentes colaboradores del gobierno de Pedro Sánchez. En Extremadura, y en las otras comunidades, deberán definir, por tanto, qué papel adoptan ante esta nueva tesitura y nos les va a resultar fácil coordinar posturas internas.

Por lo demás, la llegada a la Moncloa del superviviente Sánchez ha elevado las perspectivas electorales del PSOE (a día de hoy al menos, dentro de este panorama tan volátil), lo que empieza a tener su reflejo en los sondeos que ya van manejando los partidos. Aunque los socialistas no son inmunes al avance que sin duda experimentará Ciudadanos desde su única diputada actual, ese movimiento le hará más daño al PP, de tal forma que Guilermo Fernández Vara podría tener suficiente con repetir los últimos resultados electorales. Más todavía si Podemos empieza a mostrar síntomas entre el electorado de repetir el techo de Izquierda Unida en su día.

Quizás así se explique mejor el ascenso de Irene de Miguel, para revitalizar un proyecto que la vida parlamentaria ha ido adormeciendo.

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