–De cada diez pacientes que atiende, ¿cuántos tienen problemas de espalda?
–Más del 90%.
–¿Una clave para eliminarlo?
–Tener presente que el dolor de espalda es un síntoma y que lo importante es encontrar la causa. Yo me enfoco en eso, en dar con la causa. Voy a explicarlo con un ejemplo: si en el salpicadero del coche se nos enciende la luz del combustible, podemos darle un puñetazo a la pantalla donde aparece el icono y el icono desaparecerá, pero no habremos arreglado el problema.
–¿Cuánto hay en su libro de casos clínicos y cuánto de sus conocimientos?
–Hay mucho de mi experiencia profesional, lógicamente, pero también de mi formación, quizás no muy convencional. He intentado formarme con algunos referentes a nivel mundial, como Stuart McGill, que es el número uno en el tratamiento de la columna vertebral con ejercicio y de forma activa, enfocándose en resolver el problema en lugar de tratar el síntoma. Él trabaja con deportistas de alto rendimiento, y yo con todo tipo de pacientes.
«Si pasas ocho horas frente al ordenador y de ahí te vas a correr, tu columna se acabará lesionando»
–De las patologías asociadas al dolor de espalda, ¿cuál es la más fácil de tratar y cuál la más difícil?
–La más fácil, y quizás la que más abunda, son las hernias discales, y lo más difícil es cuando ya ha aparecido el problema a nivel óseo o de artrosis, por ejemplo si se han desgastado o deshidratado los discos u otras piezas de la columna.
–Habla de la importancia de encontrar la raíz del dolor. ¿Dónde suele encontrarla?
–En materia de salud, dos más dos no tienen por qué ser cuatro. Con esto me refiero a que cada caso es distinto, por eso es mejor no generalizar. Por redes sociales, a veces me preguntan cómo solucionar un problema general, y siempre digo que depende de cada caso. No soy partidario de los vídeos que vemos con frecuencia en las redes del tipo 'Cinco ejercicios para que no te duela la espalda'. A lo mejor, hay personas con dolor de espalda a las que esos ejercicios no les convienen. Ni siquiera caminar le viene bien a todo el mundo.
–¿Cuánto influye en todo esto el estilo de vida?
–Mucho. Es casi el 90% de la explicación. No es solo el sedentarismo. Es también la mala alimentación, que hace que el cuerpo no funcione bien. Volviendo al coche, es como echarle gasolina a un diésel. En la consulta veo mucha falta de hidratación, de sueño, de buen descanso...
«La comodidad nos está matando, desde un punto de vista de la mecánica de nuestro cuerpo»
–¿Nos dolería menos la espalda si hiciéramos más deporte?
–No. El deporte, si tienes una lesión, no es recomendable. Y si no la tienes, dependerá mucho del resto de tu estilo de vida. Si pasas ocho horas al día al ordenador y luego te vas a jugar al pádel o a correr, es cuestión de tiempo que aparezca una lesión en la columna. Porque en esas ocho horas, tienes la musculatura bloqueada, y no es bueno pasar de eso a un deporte explosivo o de impacto. Puedes correr o jugar al pádel dos o tres días por semana, pero antes de hacerlo se debe hacer un trabajo preparatorio. Es necesario cuando la mayor parte del día la pasas con los gemelos, isquiotibiales o glúteos en posición de acortamiento y de pronto les pides que se estiren a tope.
–Una recomendación general para proteger la espalda para quienes van al gimnasio...
–Que un tercio del tiempo que pasan en él lo dediquen a hacer ejercicios de elasticidad muscular de larga duración, o sea, estiramientos pero que duren más del que solemos dedicarles.
–¿Cuánto tiempo deben durar?
–En personas sin patologías que quieran prevenir lesiones, al menos un minuto. Si ya hay lesión, de tres a cuatro minutos en la misma postura de estiramiento.
«Eso de 'El colchón que se adapta a ti' no es bueno. Es mejor al revés, que nosotros nos adaptemos a un colchón de firmeza media o media alta»
–Cita en el libro la importancia del colchón o la almohada...
–En el caso del colchón, se oye mucho eso de 'El colchón que se adapta a ti', y si tienes la espalda ya con alguna curvatura, desvío o desequilibrio, que el colchón se adapte a ti no te va a ayudar a equilibrarla. Al contrario, va a viciar más el problema. Suelo recomendar colchones de firmeza media o media alta, según el peso de quien va a usarlo. Mucha gente no los quiere porque le parecen más incómodos, pero esa incomodidad es solo hasta que el cuerpo se adapta a ellos. Porque es mejor que tú te adaptes al colchón y no al revés.
–¿Y la almohada?
–Dependerá de en qué posición duermas y de tu tamaño. Para alguien ancho de hombros, mejor una alta. El consejo general es que no se hundan mucho.
–Escribe que es clave la posición en la que descansamos...
–La peor posición para dormir es boca abajo. El resto son adaptativas. Si tienes problemas de espalda y duermes de lado, es mejor ponerse un cojín entre las rodillas, y si duermes boca arriba, un almohadón bajo las rodillas.
–Le prohíbe a sus pacientes tumbarse en el sofá. ¿Por qué?
–El sofá es cómodo, blando, la gente apoya la cabeza en el brazo y se pone cojines... En esa posición, la espalda no descansa. Lo mejor es tumbarse en el suelo, sobre una esterilla y con un cojín para la cabeza si queremos ver la tele. Así, los músculos y la columna se relajan, no trabajan, mientras que en el sofá, al ser blando, no se relajan, están en tensión. Yo le explico esto a mis pacientes, pero una mayoría se tumba en el suelo tres días y luego vuelve al sofá. No perseveran, y así no se alcanzan objetivos. Si lo repitieran durante 15 ó 20 días, su cuerpo se adaptaría y notarían la mejoría. Vivimos en la era de la comodidad, y esto nos está matando desde el punto de vista de la mecánica de nuestros cuerpos.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.