Políticos en la red

Su decisión ha coincidido con la elección del propietario de X, Elon Musk, por parte del próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que forme parte de su equipo gubernamental, lo que lleva a pensar que el desempeño global de la citada red social no irá a mejor en los próximos tiempos y fomentará en mayor medida aún una determinada orientación.

La capacidad de amplificar las voces de los ciudadanos para que se expresen libre y directamente sobre multitud de intereses es una virtud innegable desde que se produjo la aparición de las redes sociales, pero esa característica tan valiosa se ha convertido con el transcurrir del tiempo es su mayor peligro, por el mal uso que cada día hacen de ella los propios ciudadanos y por el margen abierto a la manipulación, lo que permite actuar, sin apenas control alguno, a organizaciones e incluso países desde las sombras de la red.

Si algún ámbito se ha visto dañado de una forma especial por la toxicidad del debate que han alentado o facilitado estos canales ese es sin duda el político. La propia condición de combate de ideas que siempre debe llevar aparejado el ejercicio de la política, en el buen sentido, ha derivado en las redes sociales, un espacio que no contiene casi ningún filtro salvo el que cada uno quiera ponerse, hacia un enfrentamiento encarnizado y falto de las más mínimas exigencias de respeto, cuando no directamente teñido de odio, a menudo protagonizado por los partidarios de tal o cual pensamiento, también por los agentes mediáticos de cada sector del espectro y, en ocasiones, directamente por los propios partidos que tratan de pescar en este río revuelto tan polarizado.

Cuando se camina cada día por el filo de este precipicio es muy probable que cualquier mal paso no solo implique un leve traspiés, sino que haga despeñarse a quien transita por él sin cuidado. La línea de separación entre lo punzante y la mala educación es muy fina, y ha sido traspasada en más de una ocasión por las distintas fuerzas políticas de este país y sus pretendidamente ingeniosos asesores de comunicación, tal vez contagiados o inspirados por el nivel de pensamiento de sus propios jefes.

Pero el ejemplo más reciente en Extremadura es el que ha protagonizado en las últimas horas el PSOE al elaborar, para esas redes en las que los políticos se creen que se juegan tanto, un cartel con aspiración de meme en el que habla del «retraso» de la presidenta de la Junta, María Guardiola, un desafortunado juego de palabras para criticar la tardanza en la presentación de los presupuestos regionales de 2025.

Este mal paso no dejaría de ser una anécdota si se tratara de un hecho aislado y fortuito, con sus correspondientes disculpas. Por el contrario, lo que parece es que necedades de este tipo reflejan el nivel al que ellos consideran que deben situarse para llegar al ciudadano y recabar su apoyo, el síntoma de que a veces no solo falta reflexión y por supuesto ingenio, sino que también se echa en falta un mayor grado de inteligencia y profundidad de ideas para alcanzar las metas altas que se ambicionan. Y eso es un lastre, sea en política o en cualquier ámbito de la vida.