Los museos son para el verano
Martín Carrasco encuentra su lugar en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz
Martín Carrasco
Badajoz
Lunes, 28 de agosto 2023, 07:18
Parafraseando la obra de teatro 'Las bicicletas son para el verano' de Fernán Gómez me preguntaba: ¿Y por qué no los museos?
El verano se ... presta a su mejor disfrute: tenemos más tiempo libre, las exposiciones suelen ser más 'frescas' y siguen siendo una invitación a nuevas experiencias.
Por eso no está de más en estas fechas estivales sumergirse 'En el mar de Sorolla', una muestra del pintor valenciano que pueden disfrutar en su casa-museo de Madrid, hasta mediados de septiembre.
Me ha parecido realmente 'deslumbrante', un calificativo que viene al caso. Además no siempre funcionan los maridajes entre artistas y literatos (toda una excepción aquí), lo digo porque el escritor Manuel Vicent, oriundo también de Valencia, ha ejercido como comisario.
El gran hallazgo de 'En el mar de Sorolla' es —valga la paradoja— que no faltan los tópicos sobre el artista relacionados con la luz, siempre reduccionistas, eso sí, Vicent ha sabido darles la vuelta, y ha conseguido acercarnos al pintor a partir de sus propias 'vivencias'.
¿El resultado? Se nos devuelve un Sorolla tal como él quiso mostrarse, en su justa medida.
Las reflexiones como digo son certeras, muy de piel. «El mundo estético de Sorolla —comenta Vicent— me ha permitido ver con nitidez el fondo de ese Mediterráneo como mar interior que uno lleva en la memoria», viéndose reflejado en muchos de los cuadros, como el óleo 'El balandrito', en el que un niño juega con un velero, «Yo he sido ese niño; es un barco que transporta los sueños, que nunca naufraga». Al final va a ser verdad que las almas gemelas se reconocen.
Visité la muestra a inicios de verano, y estos días me ha vuelto a la memoria con motivo de la invitación del HOY para que participara en la sección 'El rincón favorito de…'
Pensé en su enseñanza: que el mundo es el que es, y que lo construimos —como sugiere Vicent— a través de nuestras vivencias.
Somos pues lo vivido. En ello abunda Dewey, que en su libro 'El arte como experiencia' reflexiona sobre las bondades del arte, este cumple su cometido cuando se integra en nuestra experiencia, pero sobre todo si la enriquece.
Así, hecho la vista atrás, a la infancia, y asoman los juegos en el parque de las escuelas de Villanueva del Fresno, mi pueblo.
En la juventud, los años de amistad en el Seminario de Badajoz, y después la vida universitaria en Cáceres, donde estudié Historia del Arte.
Luego vino el curso 'erasmus' en Italia, donde 'descubrí' la abstracción en la Fundación Magnani Rocca, cerca de Parma, gracias a Nicolas de Staël, y la fotografía como 'obra de arte' —aquí di ese importante paso— contemplando una muestra de Mapplethorpe en el veneciano Palacio Fortuny.
De entre sus famosas fotografías —muchas de ellas ya icónicas— no se me olvida un retrato de Louise Bourgeois, les sonará porque la artista nos mira de forma pícara. Yo entonces no sabía quién era, su mirada lo decía todo.
¡Lo que hubiera dado por conocerla!
Entonces me apropio de la frase de Muñoz Molina «leer es el único acto soberano que nos queda» y la hago extensiva al arte… Cercanas a estas mismas fechas estivales, en pleno 'ferragosto', visité Villa Adriano.
Uno de mis más bellos recuerdos, sin duda imborrable. Me maravillaron sus ruinas, lo poco que quedaba de ella… que sin embargo reconstruí con la imaginación.
Fue mi pequeño 'acto soberano' Y las muestras siguieron sucediéndose: Chagall, en el Museo Bargello; 'Dadá, l'arte della negazione' en Roma; Rothko en su 'capilla' de la Tate Modern, y en este mismo espacio 'Joan Miró: La escalera de la Evasión'; Matisse en el Pompidou; Paul Thek en el Reina Sofía; Jorge Martins en la Fundación Eugénio de Almeida; Beuys —portentoso— en el Museo Helga de Alvear; Mass (& Individual) Moving en el Museo Vostell Malpartida…
Y en el Meiac, uno de mis rincones favoritos, continúa el amplio listado de vivencias.
Estuve ayer para hacerme la foto que ilustra este artículo, mientras esperaba sentado al fotógrafo del HOY me acordé de Th. Nölle.
En ese mismo banco le hice una entrevista para Trazos, nos reímos mucho.
«Yo en mi obra veo esto, Martín, pero seguramente tú verás otras».
También me reencontré con Ortega Muñoz, que para mí siempre es motivo de felicidad, un artista que no recuerda a otro… En una ocasión me dijo Antonio Franco que había que contemplarlo muy cerca.
Le he hecho caso.
Y sí, los 'museos' son para el verano.
El Meiac, antigua cárcel de la ciudad está en la calle Museo. Está compuesto por dos edificios y unas zonas ajardinadas en las que se dan multitud de encuentros artísticos. Tiene un acceso sencillo a pie desde todo su perímetro
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