El milagro de 'El migajón' de Serradilla
Carlos J. Martín lleva más de treinta años escribiendo, imprimiendo, copiando y hasta grapando la revista local del pueblo ubicado en el corazón de Monfragüe
Una libreta, un bolígrafo, una grabadora, una cámara de fotos, un ordenador portátil, una impresora y una grapadora larguísima. Es el equipo con el que ... Carlos J. Martín Díaz hace cada mes 'El Migajón', que es un lago en el desierto, la excepción que confirma la regla, el verso entre la prosa. En el mundo del móvil y las redes sociales, ahí sigue la revista local de Serradilla, que solo se publica en papel y llega a rincones de toda España. Ya va por el número 374, lo que significa que ha superado los 31 años de vida, algo inimaginable para Martín aquella noche de invierno de 1990 en que alguien lanzó la idea y todos la apoyaron menos él.
Veinte o treinta metros cuadrados debe tener la sede de 'El Migajón'. Es un local cedido por el Ayuntamiento de Serradilla, en las traseras del edificio consistorial, a dos pasos de la plaza de este pueblo ubicado en el corazón del parque nacional de Monfragüe. La redacción unipersonal –dos como muchos, cuando a Martín le echa una mano su mujer– tiene sus paredes forradas con portadas de la revista que son un esbozo de su historia. Del blanco y negro al color, y de los dibujos a las fotos.
«El cumpleaños de la revista es el 10 de diciembre», concreta quien la escribe, maqueta, imprime, copia, grapa, dobla y distribuye. Sería noviembre de 1990 cuando Jesús Barbero Mateos propuso a sus alumnos del grupo de teatro del Programa de Educación de Adultos y Alfabetización la idea de elaborar entre todos algo así como un boletín de actualidad e historia municipal. «Todos apoyaron la idea menos yo», evoca ahora Carlos J. Martín, que en ese momento se dejó llevar por el grupo y aceptó el reto pero asumiendo un único compromiso: haría los dibujos para las portadas.
Los primeros
Aquellos pioneros capitaneados por Jesús Barbero Mateos eran María Carmen Blázquez Alonso, Javier Bravo, José Luis Bravo Sánchez, María Asunción Fernández Lobato, Mercedes Gómez Cobos, Raquel Naharro García, Dori Rubio León, Rocío Santos Martín y Carlos J. Martín. Todos aparecen citados en el editorial del número cien de la revista (abril de 1999), donde Martín –que hace la publicación en solitario desde 1994–, echa la vista atrás para recordar los primeros años.
«Jamás hubiésemos creído que habíamos de llegar a alcanzar el centenar de números», escribía entonces, antes de añadir que «casi no acertamos a explicar cómo se ha podido conseguir». Pero al número 100 le siguió el 101. Y luego llegó el 150, y el 200 y el 300. Y cada vez está más cerca el 400.
La publicación llega a paisanos emigrantes repartidos por todo el país, y también a Alemania y Francia
«'El Migajón' es mi, mi entretenimiento», define su artífice, que bromea diciendo que «el día que cierre, nadie irá al paro». Cuando baje la persiana, habrá firmado una larga historia de fidelidad con sus lectores. Porque entre diciembre de 1990 y marzo de 2022, la revista local de Serradilla no ha fallado ni un mes. «Sí, claro que me he puesto malo –aclara Martín–. Me han operado varias veces y he tenido que estar hospitalizado, pero siempre coincidió que eso pasaba cuando ya había sacado la revista a la calle, y yo pensaba entonces 'menos mal, ya estaré bien para el siguiente número'».
El último es un compendio de las virtudes de la publicación, con su variedad de secciones habitual: actualidad, editorial, crónica del pleno municipal, novedades en el ámbito cultural, un artículo sobre historia local, reportaje fotográfico sobre el carnaval en el pueblo, información meteorológica, anuncios por palabras... La revista está escrita con un estilo claro y ameno. Y si se le pregunta a su autor por la mayor virtud de su obra, él cita la prudencia. «Procuro ser prudente cuando escribo, y yo creo que este es uno de los motivos que explican que 'El Migajón' siga existiendo, que siempre me preocupo de no hacer un daño innecesario a alguien cuando cuento algo».
La tirada
La fórmula de Martín le ha permitido mantener una tirada y una comunidad de suscriptores que ha menguado en comparación con los mejores años, pero que sigue siendo amplia. «Ahora –detalla– imprimimos 325 ejemplares, pero hace diez o doce años llegamos a sacar 570, y en estos momentos tenemos 70 suscriptores en Serradilla y 170 repartidos por España, en Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla...». También hace llegar cada mes un ejemplar a Alemania y otro a Francia, y ha llegado a enviarlos a Estados Unidos, Puerto Rico o Colombia.
Precisamente el coste de los sellos es lo que le ha obligado a subir el precio de la suscripción, que ahora vale 28 euros para los residentes en el pueblo y 43 para quienes están fuera. «Es una barbaridad cómo se han encarecido los sellos, no me ha quedado más remedio que subir el precio, después de siete años sin tocarlo», explica el impulsor de la revista, que no percibe subvenciones.
Con motivo del 25 aniversario (año 2015), 'El Migajón' repasó su historia, y Martín escribió que la publicación tuvo al Aula de Alfabetización como madre, al Ayuntamiento de Serradilla como padre y a la Escuela Taller como madrina. Ellos y aquel grupo de teatro del año 1990 alumbraron una idea que Carlos J. Martín Díaz mantiene viva para demostrar que los milagros existen.
El antecedente de Agustín Sánchez Rodrigo con 'El Cronista'
Cuenta Carlos J. Martín en el número cien de su revista que en los inicios de 'El Migajón', una de las fuentes de inspiración fue 'El Cronista', la publicación creada por Agustín Sánchez Rodrigo (1870-1932), humanista serradillano recordado aún hoy.
En 1992, su localidad natal acogió unas jornadas en su honor, con motivo del sesenta aniversario de su fallecimiento, y HOY publicó un amplio reportaje glosando la figura de Sánchez Rodrigo. A los 19 años de edad –escribía el periodista José Orantos–, Sánchez Rodrigo fundó la asociación cultural 'La Amistad', que inmediatamente comenzó a publicar su revista 'Ande la broma', cuyo contenido guardaba un marcado matiz cómico-satírico. Entre 1890 y 1892 el serradillano publica el semanario liberal 'El abanico', mientras que ya en 1910 crea la revista cultural 'El Tábano'.
En 1916 funda 'El Cuco', el semanario 'El Estudio' y 'La Tempestad'. Por esa época Sánchez Rodrigo comienza a firmar sus escritos con el seudónimo de 'A. Sencillo', que aparecerá en los periódicos satíricos 'EI Gracioso', 'La Muralla' y 'La Chocolatera'.
Pese a la consideración que merecen todas estas incursiones de Agustín Sánchez Rodrigo en el campo del periodismo, sin duda su aportación más importante a la historia de la comunicación extremeña, la realizó al fundar el 5 de enero de 1916 la publicación quincenal 'EI Cronista', que con 407 número no dejaría de publicarse hasta el 20 de diciembre de 1932. Desde las páginas de 'EI Cronista', Sánchez Rodrigo emprendió diversas campañas reivindicativas en favor de su localidad y el norte de la región, entre las que se encontraron el abastecimiento de agua a Serradilla, el tren para Trujillo, el puente sobre el Tajo en SerradiIla, las comunicaciones en la zona o la creación de una mutua agraria.
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