¿Mascarillas fashion o quirúrgicas?

Las marcas de moda se apuntaron rápidamente a la venta de mascarillas de tela reutilizables, un filón por la alta demanda de este producto ya indispensable. No hay influencer que se precie que no aparezca en Instagram con llamativas mascarillas fashion para dar un toque chic a su outfit. Se han convertido en tendencia y la mayoría busca innovar con este complemento. Quieren llevar las más originales, cuanto más llamativas mejor, para no pasar desapercibidas. Y además presumen de que les preocupa el medioambiente porque estas mascarillas son sostenibles. Los diseñadores se han lanzado y ya son numerosos los que firman este accesorio, desde el elitista Louis Vuitton hasta Agatha Ruiz de la Prada, que diseñó tres económicos y coloridos modelos para Lidl que volaron de las estanterías cuando salieron a la venta a principios de julio.

Mucha gente está utilizando la mascarilla como una forma de reafirmar su personalidad y mostrar a todos su singularidad: así soy yo, como mi mascarilla, mirad qué glamour y qué estilo. Que nos gusta Frida Kahlo, pues tenemos decenas de mascarillas con la imagen de la pintora mexicana para elegir; si somos amantes de los cómics podemos estrenar la cara de un superhéroe cada día; que nos gustan los gatos, pues unos días seremos uno persa, otros un siamés... Y qué decir de los seguidores de los clubes de fútbol, que llevan orgullosos la mascarilla de su equipo del alma para hacer ver a los demás cómo sienten los colores. Luciendo una mascarilla tenemos la ocasión de hacer un homenaje a Mafalda, a los pintores impresionistas, a los Rolling Stones... Las hay originales, frikis, divertidas, con mensaje, patrióticas, con lunares, flores, ¿elegantes?... la variedad es inagotable. Dentro de nada las harán personalizadas y algunos podrán llevar consigo la foto de sus hijos o parejas tapando su boca.

A pesar de que las de tela, tengan filtro o no, no son precisamente las más eficaces, han sacado hasta versiones de mascarillas de punto, más calentitas para que no pasemos frío en invierno, aunque imagino que a quienes se animen a utilizarlas les resultarán agobiantes cuando lleguen a un sitio cerrado y con calefacción. He visto incluso a algunas chicas este verano –con el calor que ha hecho en Extremadura, que hay que tener valor– con mascarillas de lentejuelas. ¿Estarán homologadas? Quien lleva puesta una mascarilla de este tipo debe pensar que, como cantaba hace más de 15 años María Isabel «antes muerta que sencilla, ay que sencilla, ay que sencilla».

Pero entre tanta variedad de mascarillas, si utilizamos las quirúrgicas –las que recomiendan los expertos, simples y baratas–, también mostramos como somos: prácticos, responsables y preocupados por la salud de los demás. Y no están reñidas con la elegancia, como intenta demostrar la reina Letizia, que siempre complementa su look con una sencilla y discreta mascarilla de este tipo.

Y como la veteranía es un grado, podemos aprender de las personas mayores, que temen las secuelas que puede dejarles el contagio de covid. A ellas les es indiferente ir a la moda o no, prefieren utilizar las que más protección tienen, y les da exactamente igual si la mascarilla que llevan va conjuntada con la ropa, los zapatos, el bolso o con el coletero del pelo, que por cierto vuelve a estar de moda, como en los años 80.