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Llega al cine la historia del extremeño que llevó el autobús 47 a su barrio
Manuel Vital ·
El actor Eduard Fernández protagoniza la película sobre la vida del emigrante de Valencia de Alcántara que se convirtió en un referente por su activismo vecinal en Cataluña«Hacía gala de su origen extremeño, pero también se sentía un catalán de acogida que nunca aceptó ser un ciudadano de segunda». Así define Antonio Torrico a su amigo Manuel Vital Velo, cuya lucha vecinal compartió, al igual que su militancia política de izquierdas en Barcelona. La historia del extremeño nacido en Valencia de Alcántara en 1923 llegó este viernes a los cines.
La película 'El 47' –protagonizada por Eduard Fernández– narra el acto de rebelión que protagonizó en 1978 al 'secuestrar' un autobús articulado. Es la historia de un hombre común convertido en símbolo de la resistencia. El extremeño se salió del trayecto de la línea 47 para continuar por las empinadas y sinuosas calles del barrio barcelonés de Torre Baró. Así logró demostrar que el transporte público sí podía llegar hasta allí, a pesar de las negativas de la administración y de su propia empresa.
En Torre Baró fraguó Vital un incansable activismo vecinal que le granjeó el reconocimiento de todo el distrito de Nou Barri, y por el que en 1997 el Ayuntamiento le concedió la Medalla de Honor de la ciudad Condal.
En 1951 se instaló en una zona de colina y urbanismo desordenado con viviendas modestas levantadas por los propios emigrantes. «Los vecinos se juntaban de noche para construir una barraca. Debía estar techada para que no te la tiraran, y, aún así, muchas acababan derribadas», recuerda Gregoria García, una andaluza que ha vivido siempre frente a la casa de Manuel en Torre Baró y que, junto a otros vecinos, asistió esta semana al preestreno de la película. «Salimos del cine todos emocionados. Es muy, muy real. Estaremos toda la vida agradecidos al director por la visibilidad que nos ha dado, espero que a los políticos les dé vergüenza. Ellos quisieron tirar las casas, no querían un barrio aquí, pero nosotros llegábamos para trabajar y no teníamos sitio para vivir».
La lucha de Vital se remonta a 1970, cuando funda la primera asociación de vecinos de Nou Barris, nacida por la oposición popular al Plan Parcial urbanístico para la zona. De 1978 a 1994 presidió la asociación de Torre Baró. Hijo de un represaliado del franquismo -su padre fue fusilado y su cuerpo arrojado a la mina Terría de Valencia de Alcántara- buscó porvenir en Cataluña, sin olvidar a su tierra. «En la terraza de su casa siempre lucía una bandera extremeña y una bellota grande». El mismo símbolo que también colgaba de su cuello. Con su trabajo y compromiso social contribuyó a la transformación de Barcelona, a pesar de unas condiciones de vida muy complejas. «Secuestró el autobús porque estaba cansado de pelearse con las administraciones y que se rieran de él. Aquí no teníamos de nada, ni agua, ni luz, ni cloacas, ni transporte... Que el señor Vital trajera el autobús para poder ir a trabajar o a comprar, fue como darnos vida. Yo era una cría y tenía que ir a las 6 de la mañana a trabajar al centro».
Como Vital, Gregoria también ha estado muchos años al frente del activismo vecinal y admira las fuertes convicciones del extremeño. «Incluso fue detenido y pisó la cárcel».
Otras personas que conocieron a Manuel también destacan de él su compromiso político contra el franquismo, a través de su militancia de izquierdas en el PSUC y su aportación como líder sindicalista en una Comisiones Obreras aún clandestina. Para sus compañeros de lucha obrera, el secuestro de un autobús metropolitano es solo un ejemplo de sus muchas acciones de protesta.
Antonio Torrico, de origen cordobés y sucesor de Vital en la presidencia de la misma asociación de vecinos, califica 'El 47' como una película necesaria. «Debería haberse hecho antes. Es un reconocimiento a un sector de la población que hemos aportado mucho a Cataluña, aunque la Cataluña oficial no lo reconozca porque somos clase obrera, en lugar de élite y burguesía».
El episodio de la vida de Vital que ha llevado a la gran pantalla el director Marcel Barrena quedó reflejado en las crónicas periodísticas de la época, así como el juicio que llevó a un centenar de vecinos a concentrarse en los juzgados en apoyo de los detenidos. Manolo Vital trabajaba como conductor de Transportes de Barcelona y aquel 7 de mayo de 1978 se puso al volante del Pegaso Monotral articulado para demostrar al Ayuntamiento que las sinuosas y empinadas calles de Torre Baró podían ser transitadas. Como cada día, acudió a la cochera de Levante y, después de circular entre la plaza de Cataluña y la Guinaueta varias veces, llamó a su mujer: «Allá voy», le dijo.
En su camino se fueron sumando vecinos, «que ayudaron con picos, palas y azadas a que el autobús pudiera pasar por las zonas más complicadas», recuerda Gregoria.
«Simpre he pensado que fue una temeridad, porque aquello podría haber salido mal. Sin embargo, es esa clase de temeridad que, en determinados momentos de lucha, es necesaria», añade Torrico. Después vendrían otras muchas luchas, como las exigencias de mejoras urbanísticas pocas veces satisfechas, o la llegada del metro en 2003 tras once años de reivindicaciones. En la estación de Torre Baró luce el rostro del extremeño en un enorme papel con fotografías que repasan el nacimiento del barrio y sus protagonistas.
Para Torrico, que también aparece en esas imágenes, las aportaciones más importantes de su amigo, del que destaca su capacidad de oratoria, fueron la creación de las asociaciones de vecinos de Nou Barri, y su lucha política, junto al corte de una autopista para conseguir que el agua llegara al barrio. «En 1972, junto a otros vecinos, un montón de gente, familias con niños, invadieron la autopista... La policía lo rodeó todo, estaba totalmente acordonado».
Con la llegada de la democracia y la entrada de los partidos de izquierdas en los ayuntamientos, «el movimiento asociativo y vecinal quedó vaciado de sus cuadros, que fueron absorbidos por las estructuras políticas», explica Torrico. Sin embargo, a pesar de dominar el catalán, Vital no aprovechó ese momento para medrar en lo personal y «se mantuvo fiel a su compromiso con el barrio».
Se casó con una monja catalana
Manuel se casó dos veces. Juana y Carmen –una monja catalana– fueron sus mujeres. Tuvo un hijo y una nieta; y falleció en 2010 a los 86 años. Su funeral fue un homenaje.
Apesar del paso del tiempo, y de todos los esfuerzos de quieres le han sucedido, Torre Baró aún lucha por revertir muchas carencias. «Aquí seguimos viviendo la emigración del sur y nuestros hijos, y ahora se están sumando emigración árabe, latinos...», apostilla el emigrante cordobés.
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