Una joya lacustre entre Cáceres y Badajoz

La ermita de la que quiero hablarles es una joya única y estaba en peligro de ruina absoluta. Se encuentra a una docena de kilómetros de Cáceres por la carretera de Badajoz, junto a la antigua Cañada Occidental Leonesa, a un paso de la Torre de los Mogollones, en la llamada carretera de la Sardina, que une el castillo de las Seguras con Malpartida de Cáceres. Se trata, en fin, de la ermita de El Salvador, popularmente conocida como de San Jorge.

Esta ermita se levantó en los siglos XIV-XV, tiene unos delicados frescos de bello colorido pintados por Juan de Ribera en 1565 y se encuentra derruida y abandonada desde hace años, quizás siglos. Ha sido refugio de pastores, que, por cierto, frotaron con piedras algunas figuras para eliminar sus ojos, que los miraban y atemorizaban. Está en un estanque, lo que la convierte en una ermita lacustre. Alonso Corrales Gaitán, en su libro sobre las ermitas cacerenses, apunta que la función del estanque quizás fuese permitir que los caballeros entrasen en la ermita por el agua montados a caballo, quedasen a la altura del sacerdote y fuesen allí bendecidos.

La Asociación Natura 2000 pide que sea declarada Bien de Interés Cultural y la asociación Hispania Nostra la incluye desde hace años en su lista roja del Patrimonio de España. Fue incluida en el inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura como bien inventariado, un primer paso, pero urgía dar más para evitar que este tesoro desapareciera y parece ser que por fin se va a preservar.

Visité la ermita de El Salvador hace unos años una mañana de Reyes. Tuve que saltar alambres de espino y caminar a través del campo hasta llegar a la ermita. Allí, extasiado, fotografié cada detalle para recordar aquel tesoro si algún día desaparecía por la desidia autonómica. Esas fotos pueden contemplarlas en la galería que acompaña este artículo en el digital hoy.es. Si lo hacen, tras maravillarse, entenderán por qué era imprescindible salvar El Salvador.

Desde el 13 de junio, se desarrollan en esta ermita trabajos de restauración para combatir el estado de ruina en que se encuentra. Los trabajos de recuperación y restauración se han adjudicado por 376.540 euros. Tienen un plazo de siete meses así que en enero del año que viene habrán acabado y poco después podrá visitarse esta joya situada entre Cáceres y Badajoz.

Es una satisfacción comprobar que la consejería de Cultura se ha preocupado, por fin, de que los trabajos vayan adelante, porque todas las administraciones hablaban de que había que terminar con tanta desidia y abandono, pero los trabajos no empezaban. La intervención se está centrando en las bóvedas, muros y paramentos verticales. Se restaurarán las pinturas murales, se reconstruirá el arco que recientemente se derrumbó, se impermeabilizará y taparán los numerosos huecos y, en fin, se acondicionará el entorno para facilitar el acceso al mismo. Ya no habrá que cruzar barreras de alambre ni terrenos privados. Será menos emocionante y peligroso descubrir el tesoro, pero, afortunadamente, se restaurará integralmente y brillará como la gran joya de la arquitectura religiosa rural de Extremadura.