La joven investigadora de los números
EXTREMADURA EN FEMENINO ·
Carmen Minuesa Abril Premio Juan Jesús Morales de la UEx a la investigación científicaMARÍA ISABEL HIDALGO
Lunes, 6 de septiembre 2021, 07:26
La trigonometría más allá de medir ángulos le ha ofrecido otro prisma de la vida a Carmen Minuesa (Berlanga, 1989). Esta joven se enamoró de ... las matemáticas cuando apenas tenía 16 años y conoció este método que, según cuenta, le abrió los ojos y le hizo razonar e ir más allá. Desde entonces Carmen supo que su vida estaría ligada a los números y las fórmulas para buscar explicaciones en las cosas cotidianas.
Este afán por jugar con los números le ha llevado a cosas más serias como la investigación en la que participa para estudiar el crecimiento de la población de aves que habitan en Melbourne. «Tratamos de estimar parámetros, si esta población crecerá o se extinguirá», apunta la matemática.
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Personales Nació en Berlanga, municipio de Badajoz. Allí vivió su infancia y adolescencia. A los 18 años se fue a Badajoz, donde ha vivido la mayor parte del tiempo desde entonces.
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Formación Estudió en los colegios de su pueblo. El Jacobo Rodríguez Pereira y el IES Cuatro Villas. Bachiller lo hizo en el Fernando Romina de Llerena. Licenciada en Matemáticas y Estadística por la Universidad de Extremadura.
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Profesionales Es profesora ayudante de doctor en la Facultad de Ciencias de la UEx que coordina con la investigación de proyectos estocásticos.
Una investigación basada en el método estocástico que le ha valido el Premio Juan Jesús Morales que otorga la Facultad de Ciencias de la Universidad de Extremadura a la investigación científica. Un reconocimiento que se celebra con carácter bienal y que reconoce la labor de investigadores menores de 36 años. El análisis matemático se cruzó en el camino de Carmen al término de su licenciatura.
«Hay que renunciar a muchas cosas, son muchas horas de trabajo pero me aporta grandes alicientes»
«Siempre tuve claro que quería ser profesora en un instituto», cuenta esta berlangueña que tras licenciarse en Matemáticas simultaneó dos años con el grado de Estadística. El premio que obtuvo al mejor expediente fue probablemente uno de los motivos por los que los directores de su tesis le propusieron participar en el grupo de investigación al que pertenecían. Por aquel entonces a ella aún le rondaba la idea de ser docente de Secundaria. Por eso, pese a unirse al equipo de investigación realizó el máster del profesorado. «Lo hice por si tenía la oportunidad de dar clases, pero nunca he llegado a estar en una bolsa de trabajo», cuenta.
Adentrarse en el estudio en detalle de su disciplina le hizo cambiar de objetivos. Dejó aparcada la idea de dar clases y se centró en la observación y el análisis. A día de hoy no se arrepiente. «Hay que renunciar a muchas cosas, son muchas horas de trabajo, pero me aporta grandes alicientes», afirma.
Su mayor incentivo es que la investigación también le ha permitido dedicarse a lo que siempre le apasionó, la docencia. La universidad ofrece contratos para el personal destinado al análisis de sus disciplinas. Por eso Carmen es profesor ayudante de doctor, una oportunidad que no dejó pasar, y desde 2015 ha dado clases en la Universidad de Extremadura y en la Autónoma de Madrid. Recuerda que la primera lección que dio fue de Estadística.
«Cuando llegué al aula los alumnos creían que era una compañera más», relata Carmen. Su amplia experiencia le ha dado la oportunidad de dar clases a una edad muy temprana, algo que considera positivo porque tiene mayor cercanía con sus estudiantes.
Especializado
La docencia universitaria le permite profundizar más en las matemáticas, algo imposible en la enseñanza obligatoria, donde se tendría que enfrentar a alumnos que no disfrutan con esta materia, algo muy común y que la investigadora achaca a la actitud negativa de muchos estudiantes hacia los números. También reconoce la mala comunicación de algunos profesores sobre la materia.
Por otro lado, están las cosas a las que ha tenido que renunciar, como estar cerca de su familia y su pareja, de quien se ha tenido que alejar durante el año y medio que estuvo dando clases en Madrid. También ha viajado cuando le han otorgado ayudas en estancias breves para colaborar en investigaciones con otras universidades.
«Estos viajes he podido hacerlos gracias al apoyo de mi familia y mi pareja porque entienden que es bueno para mi currículum», declara la joven. Estas ayudas para estancias cortas de no más de tres meses le han permitido viajar a Suecia, Estados Unidos, Alemania o Australia para ampliar conocimientos.
En cuanto al premio que acaba de recibir, se siente muy honrada. «El día que sonó el teléfono y me lo comunicaron no me lo creía, se me saltaron las lágrimas», recuerda emocionada.
El galardón es un reconocimiento que se otorga al esfuerzo de jóvenes investigadores, pero para Carmen es más que todo eso. «Supone un impulso en mi carrera, un motivo más para seguir adelante».
De cara al futuro, confía en poder seguir en Badajoz. «Estoy feliz aquí y me permite estar cerca de mi familia». Por eso ha pedido acreditación para poder optar a la plaza de doctor y confía en que todo le vaya bien.
La entrega del premio será el 15 de noviembre coincidiendo con la festividad del patrón de la Facultad de Ciencias San Alberto Magno, pero Carmen ya lo saborea. De momento lo está celebrando con unas vacaciones. Las últimas que disfrutó fue hace dos años, desde entonces ha estado sumida en la investigación de un proceso estocástico sobre el sistema de depredadores de Badajoz y en la vorágine de publicaciones de artículos relacionados con su investigación.
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