José Antonio Redondo
El historiador y profesor José Antonio Redondo resalta la figura del primer europeo que atravesó el Amazonas
Javier Sánchez Pablos
Domingo, 28 de septiembre 2025, 10:14
El personaje histórico preferido del exalcalde de Trujillo, José Antonio Redondo, es su paisano Francisco de Orellana, considerado como el primer europeo que ... atravesó el río Amazonas al frente de unos cuantos hombres, en 1542. De hecho, cuando Redondo era niño, ya jugaba por los berrocales de la ciudad cacereña poniendo nombre a los regatos, como un expedicionario más.
Con la experiencia de haber escrito diferentes libros, como 'Las aventuras y desventuras de Perico el de la mula', 'Relatos y leyendas de Trujillo' y 'República romana versus democracia española. Una historia de desencuentros', le faltaba dedicar una publicación a la figura de este aventurero. «Sabía que lo tenía que hacer y ahora ha sido el momento», explica. Se trata de 'La odisea de Francisco de Orellana en el Amazonas', editado por el Grupo Sial Pigmalión.
Redondo, doctor en Historia Antigua y profesor de la Universidad de Extremadura, ha querido dar forma a la vida de este personaje en una novela histórica, que cuenta con el prólogo del presidente de la Fundación Obra Pía de los Pizarro, Hernando de Orellana Pizarro. «Todo lo que aparece es historia, aunque hay cosas desubicadas», aclara el autor.
Fuerte base documental
Asimismo, apunta que ha intentado hacer un relato diferente, con una fuerte base documental. Insiste en que se ha ajustado a la historia, aunque se ha permitido algunas licencias narrativas, muchas de ellas relacionadas con el mundo clásico. De igual forma, introduce protagonistas, dándoles más o menos importancia, «sin olvidar ese punto de vista histórico», recalca.
Lo que tiene claro es que «la gesta que hizo Orellana recorriendo el río Amazonas es comparable con la de Aníbal o Alejandro Magno». La gran diferencia, para el autor, es que el expedicionario trujillano lo hizo con 57 hombres y no en las mejores condiciones, mientras los otros dos personajes históricos lo realizaron con grandes ejércitos. «Me tocaba ya hacer este reto. El personaje es digno de una novela, no hace falta inventarse mucho más», detalla.
Se puede decir que esta historia comienza con la arenga de Francisco Pizarro en la zona de la Alberca trujillana, cuando llegó de América con las capitulaciones para marchar de nuevo al Nuevo Mundo. Entre los que salieron hacia aquellas tierras estaba el protagonista de esta novela.
Ejército de 4.000 hombres
A diferencia de otras publicaciones, la narración del historiador trujillano arranca en Puerto Viejo, cuando la expedición va en dirección a Guayaquil y, de ahí, a Quito; o dicho de otro modo, un recorrido de más de 2.000 kilómetros no exento de dificultades.
Este autor cuenta que Orellana se unió a la expedición de Gonzalo Pizarro, con un ejército de 4.000 hombres, además de animales, para buscar el mítico El Dorado. Redondo considera que con semejante ejército era imposible sobrevivir en la selva. Después de sufrir multitud de calamidades, Pizarro envió a Orellana por delante para buscar alimentos, iniciando así la travesía que lo llevaría hasta la desembocadura del Amazonas.
El relato se apoya en las crónicas de fray Gaspar de Carvajal, testigo directo de la expedición. «Tenemos noticias fidedignas, que no quiere decir que sean fieles a la realidad. A veces describe lugares como la dehesa extremeña», comenta el autor.
En el libro también queda reflejado el infierno que pasaron Orellana y sus hombres surcando ese mar de agua dulce. «Les esperaba una singladura de miles de kilómetros a bordo de unas barcazas, teniendo como única compañía el hambre, las enfermedades y los interminables peligros que anidaban en la selva y en su majestuoso río», según detalla la propia editorial. También conocieron a las tribus indígenas. «Tan grandes fueron las dificultades de aquella aventura que hubo de pasar un siglo antes de que los europeos se atrevieran de nuevo a penetrar en esas tierras», se añade.
Elaboración
Redondo pone de manifiesto que hacer el relato no ha sido tarea fácil, ya que «la secuencia cronológica que existía era demencial a veces». Por tanto, ha tenido que reestructurarla. También recuerda que los hechos narrados por fray Gaspar de Carvajal se basaban en el calendario de las fiestas religiosas, y algunas de ellas son cambiantes. Además, en esa época se seguía el calendario juliano. «Todo ello ha habido que adaptarlo».
Hecho este estudio, resalta con más fuerza aún si cabe la capacidad de liderazgo y la convicción de Francisco de Orellana, además de su capacidad en la toma de decisiones y su arrojo. «Si no hubiese sido así, habría sido imposible llegar hasta la desembocadura», remarca el autor. Asimismo, pone de manifiesto que sus hombres estaban convencidos de que, con Orellana, llegarían. Recuerda además que era una persona formada, gracias a la escuela de la latinidad que había en Trujillo. Asimismo, tenía una gran formación lingüística. Sabía hablar francés, italiano y conocía el griego y el latín.
Además de la hazaña, la obra aborda el estudio de todo lo relacionado con las costumbres selváticas. Y es que, según Redondo, le ha sorprendido la profundidad de los conceptos sociales que tenían algunas aldeas indígenas. Considera que quizá no tendrían las mejores armas, ya que solo las necesitaban para cazar en la selva. Sin embargo, «podrían dar lecciones a Europa en muchas otras cuestiones».
Denostado durante siglos
A pesar de esa gesta, el personaje de Francisco de Orellana fue durante siglos denostado. Redondo considera que fue muy criticado porque se le consideraba un traidor por abandonar a Gonzalo Pizarro. Sin embargo, detalla que quien conoce el Amazonas sabe que es imposible ir aguas arriba, no solo por sus dimensiones, sino por su fuerza.
Orellana pudo volver a España y contó con el permiso de la Corona para regresar y colonizar el Amazonas. Sin embargo, en este segundo intento, la expedición fue un fracaso casi desde el principio, por la falta de recursos económicos. Al final, falleció en la desembocadura del río, «buscando morir dignamente», añade al respecto.
Presentación
Este libro fue presentado recientemente en el Palacio de los Barrantes-Cervantes de Trujillo, con la presencia de Hernando de Orellana Pizarro, como prologuista, y de Basilio Rodríguez, como editor, además del propio autor.
De Orellana, Pizarro reconoce que el aventurero trujillano es uno de esos personajes que convierte a Trujillo en la cuna de la Conquista, de la Hispanidad y de la unión con América. Además, resalta que Redondo cuenta la historia de un vecino que corrió por las mismas calles que él, siendo testigo de los mismos palacios. De este modo, considera que se identifica mejor con el personaje y ayuda a entender ese proceso mental para dar el salto y hacer ese tipo de epopeyas.
Basilio Rodríguez reincidió en que la expedición de Orellana fue «una de las grandes epopeyas de la exploración del siglo XVI, cargada de dramatismo, ambición y azar». Remarcó que, tras separarse de Gonzalo Pizarro, Orellana emprendió un viaje a lo desconocido. «Durante meses, navegó por caudalosos afluentes hasta entrar en el Amazonas. Sufrieron ataques de pueblos hostiles, también ayudas de comunidades indígenas que les dieron alimentos». No se olvida de las guerreras, llamadas amazonas.
Este nuevo libro, ya disponible al público, será presentado en distintos espacios y ferias, dentro y fuera del país. Más allá de esa tarea, Redondo ya está trabajando en una nueva publicación.
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