La extremeña que viste a las famosas
Los expertos en moda alabaron el estilismo de Ángela Molina en la gala de los Goya creado por la emeritense Victoria Nogales
Ángela Molina fue la protagonista de los Goya. Cuando salió al escenario del teatro del Soho en Málaga, todas las miradas iban dirigidas a ... la veterana actriz, que recogía el reconocimiento a toda una carrera. Quizás el vestido de Armani Privé que llevaba entonces es uno de los más importantes de su vida. Y detrás del look que los expertos en moda se apresuraron a halagar hay una extremeña.
Se llama Victoria Nogales, tiene 31 años y se gana la vida creando conjuntos para los artistas. Desde el sábado, su nombre sale en publicaciones de moda y medios nacionales. Aunque ella ya sabe que «esto es como el 'artisteo', un día se está arriba y otro uno está abajo».
Pero la verdad es la suya es una carrera ascendente y ahora está disfrutando de los éxitos de la noche del cine español, cuando también vistió a la cantante Vanesa Martín.
La gala de los Goya fue el último espaldarazo a una extremeña que ya se hizo conocida en el mundillo de la moda por asesorar a la cantante Ana Guerra cuando salió de Operación Triunfo y creó su primer disco. O por vestir a las actrices Vanesa Romero y Mariam Hernández, que fueron las primeras en confiar en ella hace cuatro años y aún la llaman antes de ir a un acto. A Ángela Molina llegó a través de su hija Olivia, y reconoce que vestirla para este sábado «fue un pelotazo porque es un icono del cine español, de la moda y de la elegancia». Entre sus planes más cercanos está elegir el terno que llevará Blas Cantó en el concurso de Eurovisión.
Victoria Nogales tiene su taller en el barrio de las Letras de Madrid, donde a veces acuden los famosos a los que asesora, aunque en otras ocasiones es ella la que se desplaza a los domicilios. No es un mundo fácil y le ha costado llegar hasta estos días de reconocimiento, pero aún así no cambiaría su trabajo por estar delante de un ordenador.
Nacida en Mérida e hija de Trinidad Nogales, directora del Museo Nacional de Arte Romano, recibió el gusto por la moda de su familia. Su abuela materna María Victoria Basarrate llegó a Mérida desde el País Vasco, donde había aprendido con una discípula de Balenciaga los entresijos de la costura. En un taller de la Rambla, frente al parque de los Enamorados, hacía sus diseños, tenía a sus costureras y creaba hasta trajes de novia. Victoria heredó esa pasión por la aguja de su abuela y ahora tiene la marca Basarrate, con la que confecciona prendas también en Mérida y vende a través de una página web. Ella vive en Madrid, pero sigue acudiendo a Mérida, donde tiene la ayuda de su madre. «Creo que la moda es su profesión frustrada».
Las prendas salen de Extremadura, pero ella adquiere las telas en sus viajes por Portugal, Italia, Francia... «Mi novio se pone negro porque dedico una mañana en cada viaje a elegir tejidos», dice con una sonrisa. Toda la producción de los trajes, que son unisex y no se guían por las temporadas tradicionales, está realizada en la región. Y eso hay que pagarlo, explica, porque no es lo mismo hacer todo el proceso dentro de España que derivarlo al extranjero y en serie.
Victoria Nogales reconoce que es muy complicado vivir del diseño y se contenta con cubrir costes con su propia marca, pero también empieza a advertir un cambio de tendencia en parte de la sociedad que vuelve a invertir dinero en prendas de calidad en lugar de adquirir conjuntos nuevos de forma constante.
Tampoco es fácil vivir de elegir estilismos a conocidos, pero lo está consiguiendo. Tras estudiar en las Carmelitas de Villafranca de los Barros, se marchó a Salamanca para cursar Publicidad y Relaciones Públicas. En su último decidió abrir un blog de moda con el que fue ensayando. Después decidió especializarse y estudió en la Central Saint Martins de Londres.
De vuelta a España, hizo un máster en comunicación de moda en Vogue y se quedó seis meses en la conocida revista. De ahí pasó a trabajar en el área de comunicación de Hermés y, de nuevo, cambió a la agencia de comunicación Réplica, que está especializada en moda y trabaja con las grandes marcas. Fue ahí donde se familiarizó con el préstamo de prendas de firmas de primera línea a los artistas. Comenzó a dar un paso más y crearles los looks completos a quienes llegaban sin estilista. «Me entró el gusanillo y quise vivir la moda más de cerca, además de que no me gusta estar en un ordenador sentada». Así que empezó a andar en solitario, pero compatibilizándolo con un contrato en una agencia de comunicación cuatro horas al día. «Los comienzo son muy duros», reconoce.
De ahí, poco a poco y de «boca en boca» sus primeras clientas la fueron recomendando. Hasta que el sábado pasado Ángela Molina deslumbró en la entrega de los Goyas y el nombre de Victoria Nogales ha empezado a sonar para el gran público.
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