La extremeña que investiga el estrés
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Cintia Díaz-Silveira Santos es profesora de Psicología de la Universidad Rey Juan Carlos de MadridCon 20 años, Cintia Díaz-Silveira empezó a adentrarse en el mundo de la meditación. Viajaba al norte de la India para formarse. En concreto a Beas (Punjab), donde estaba el centro del maestro espiritual Baba Ji. Por aquel entonces, entre sus inquietudes ya sobrevolaba el estudio de la mente del ser humano. De aquello han pasado dos décadas y ahora puede decir que eso que empezó en otro continente tiene mucho que ver con su profesión. Es profesora de Psicología por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y su principal línea de investigación es la lucha contra el estrés.
«Veía que dentro de nosotros hay un laboratorio interior lleno de sorpresas. Si apagas los estímulos externos y eres capaz de escucharte, lo que oyes es asombroso. Lo comparo con esas tres cuartas partes de océano que tiene la tierra. El que no bucea se está perdiendo todo eso de la esfera terrestre. Así que para mí la meditación es ese océano, esa parte en la que te sumerges», comenta esta psicóloga que, tras trabajar en Bruselas en instituciones europeas, se licenció en Psicología por la UNED.
Antes se sacó la carrera de Derecho e hizo una tesis sobre el ámbito internacional. La realizó en inglés y por ella obtuvo el premio extraordinario de doctorado. Sin embargo, se dio cuenta de que ese mundo no era para ella. «Me enamoré de la investigación y de la práctica de la Psicología tras un desengaño científico con el Derecho Internacional, con mi visión de justicia universal, y aposté por un cambio radical de área de conocimiento», reconoce.
En breve
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Biografía. Nació en 1980 en Toledo, pero se considera extremeña. Ha pasado casi toda su vida en Cáceres. Tiene dos hijos.
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Trayectoria profesional. Estudió en el colegio Las Carmelitas y el instituto Hernández Pacheco. Hizo Derecho en la UEx y Psicología en la UNED. Sabe inglés, alemán y un poco de francés. Es docente de la Universidad Rey Juan Carlos y antes trabajó en instituciones europeas en Bruselas e hizo estancias en universidades de Bruselas y Buenos Aires.
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Dos tesis. Tiene una sobre tratados de libre comercio entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe, y otra en el ámbito de la Psicología que versa sobre la reducción del estrés.
Se ha formado en mindfulness y ha tenido como maestro a Dokushô Villalva, un maestro budista zen que le enseñó una meditación a través de la cual se entrena a la mente a tener conciencia plena del momento.
Ha impartido cursos de mindfulness en el Ateneo de Cáceres y para la Junta de Extremadura durante tres años. Ahora está centrada en ofrecer prácticas efectivas contra el estrés y ha realizado su segunda tesis. «Mis amigos me llaman 'doctora al cuadrado'», comenta. Ella se define como extremeña, aunque nació en Toledo, científica y ecofeminista.
En esta segunda investigación, en la que colabora la UNED, la Universidad Rey Juan Carlos y la de Zaragoza, analiza los efectos del ejercicio físico y la meditación practicados diariamente en breves intervalos de tiempo (solo entre 15 y 30 minutos al día) sobre la salud mental.
Las conclusiones obtenidas le permiten afirmar que «con ese tipo de descansos activos hay grandes beneficios sobre la reducción del estrés, la mejora del sueño y la fatiga». Indica que «eso nos permite distanciarnos mentalmente del trabajo».
En su segunda tesis dice que hacer ejercicio o meditar de 15 a 30 minutos al día reduce el estrés y mejora el sueño
El gran hallazgo, según cuenta, es que «solo con 15 o 30 minutos al día es suficiente», una teoría diferente a lo que mantiene la Organización Mundial de la Salud, que propone 150 minutos a la semana. «Nosotros añadimos que es mejor un poquito cada día que no todo de golpe», matiza.
Indica que han observado que los beneficios acontecen más rápido con el ejercicio físico, pero que una vez que dejan de practicarlo desaparecen antes. «Con la meditación tardan más en llegar, pero también más en desaparecer», sostiene Díaz-Silveira.
Experimento
Para llegar a estas conclusiones ha hecho un experimento con cien empleados de Telefónica, Procter & Gamble y Ferrovial. Durante cinco semanas, un grupo estuvo realizando una breve pausa de meditación, otro de ejercicio físico y otro (el grupo control) no hizo ningún descanso.
Además, extrajeron muestras de saliva para ver si había beneficios en el sistema inmunológico. «Aunque en nuestro estudio no se han visto a corto plazo sí se sabe que hay un aumento de la respuesta inmune tras meditar o el ejercicio», matiza.
Este trabajo lo han presentado en el congreso internacional de mindfulness de Zaragoza y en otro de salud laboral de la capital aragonesa. También lo llevaron a uno de psiquiatría en Cuba.
Esta investigación que puso en marcha en 2017 ha recibido recientemente una concesión del Gobierno para analizar los efectos del ejercicio y la meditación en breves espacios de tiempo por la tarde, tras salir del trabajo.
Cintia apunta que esta investigación es relevante, y más ahora, tras una pandemia en la que muchos alternan trabajo presencial y teletrabajo. «Se les hace cuesta arriba desconectar y solicitan actividades que les ayuden a reducir el estrés. Hay que enseñar a nuestra mente a parar», explica Díaz-Silveira, que lamenta que «por ahora no hay empresas que establezcan este tipo de descansos activos».
Eso, entre otros muchos elementos de la sociedad actual, provoca que, según Cintia, estemos sumergidos en una epidemia de estrés. «Tenemos estándares aceptables de salud física, pero el ritmo vertiginoso y la constante estimulación está afectando a nuestra mente», concluye.