Una enóloga de calidad con DNI de Zafra
Sara Bañuelos Laría | Gerente y directora técnica de Bodegas Ramón Bilbao Rueda
CELESTINO J. VINAGRE
Lunes, 2 de mayo 2022, 08:16
En Zafra nació, allí se casó y tiene una parte de su identidad una mujer que se considera «ciudadana de mundo» porque es riojana, extremeña y castellanoleonesa a la vez. Del sur extremeño, muy alejado de La Rioja, de donde es su familia; de la próxima Miranda de Ebro, donde creció; y de la zona de la denominación de origen Rueda, donde trabaja, Sara Bañuelos Laría habla maravillas. Se le nota la alegría y la pasión con la que habla de la localidad segedana a pesar de que solo estuvo viviendo en ella los cinco primeros años de su vida esta joven enóloga que está al frente de una prestigiosa bodega riojana, Bodegas Ramón Bilbao, en suelo vallisoletano.
«Son pocos años pero me han dejado huella porque allí tengo a mis padrinos, Chano y Rosario, que son como si fueran mis tíos carnales, y de allí siempre tengo unos recuerdos maravillosos. Fíjate si me gusta tanto Zafra y significa tanto para mí que decidí mover a toda mi gente, que estaba en el norte de España, para celebrar mi boda en el sur», explica con una carcajada Bañuelos.
ALGUNOS DATOS
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Biográficos Sara Bañuelos Laría nació en Zafra el 6 de febrero de 1986. Tiene un hermano menor. Está casada desde el 2019. No tiene hijos.
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Académicos Estudió en el colegio Príncipe de España y en el instituto Fray Pedro de Urbina, ambos en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro. Es ingeniera técnica agrícola en industrias agrarias y alimentarias y licenciada en Enología por la Universidad de La Rioja.
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Profesionales Su carrera laboral ha estado inicialmente vinculada a bodegas riojanas. En 2015 se incorporó a la conocida Ramón Bilbao y se trasladó a Valladolid para hacerse cargo como gerente y directora técnica de su bodega en Rueda, en la zona de la DO de ese nombre.
La vida de esta ingeniera técnica agrícola y enóloga se escribe con unos padres de La Rioja, un marido de Miranda de Ebro (Burgos) y unas vivencias imborrables entre el instituto Suárez de Buruaga y los hoteles Conde de la Corte y Huerta Honda, de Zafra.
Solo vivió cinco años en el municipio extremeño pero allí eligió casarse y lo visita con frecuencia
Al municipio con más peso del sur de Extremadura quiso el destino que fuera enviado su padre, profesor de Ciencias Exactas, para dar clases de Secundaria.
«A mi padre le tocó el instituto de Secundaria 'Suárez de Figueroa' de Zafra para dar clases y allí fue mi madre. Allí nací, en lo que se conoce como la antigua Maternidad del ambulatorio (hoy centro de salud próximo al Parador Nacional)». En principio, su padre buscaba estar el menor tiempo posible para buscar acercarse a su Rioja natal pero decidió apurar al máximo antes de buscar dejar Extremadura. Y cuando salió, con destino a Miranda de Ebro, organizó viajes a Zafra desde el instituto mirandés.
Amistades
«Mis padres conocieron a muchos amigos en Zafra. Estaban muy a gusto. Entablaron muy buena relación especialmente con Chano Arévalo, que era también profesor del instituto, y Rosario, médico. Tanto que les hicieron mis padrinos», confiesa la enóloga, que es la encargada de Ramón Bilbao de seleccionar los vinos blancos para su bodega en Rueda.
«Bajar cada vez que puedo para ver a Chano y a Rosario y a sus cuatro hijos es todo un gusto. Salí de ahí desde pequeña pero mi cabeza siempre piensa en Zafra», reflexiona esta mujer que tenía claro que su actividad laboral iba a estar unida al sector del vino.
Un sector, señala, que tiene largo recorrido en Extremadura y que ha gozado de un salto cualitativo con vinos conocidos de bogegas como la de Habla, en Trujillo, y el cava de Almendralejo.
Por eso, tras sus estudios en la Universidad riojana, encontró sus primeros trabajos en bodegas de esa región. Antes, en su faceta personal, había conoció a su marido en Miranda de Ebro, donde creció y se formó entre el colegio Príncipe de España y el instituto Fray Pedro de Urbina. Pero Zafra permanecía en su cabeza. Tanto que decidió mover a todos sus invitados, menos a sus padrinos de bautizo, claro, para celebrarlo allí.
Un concejal del Ayuntamiento extremeño la casó en el hotel Conde de la Corte, a escasos metros del Consistorio segedano, para organizar el convite también cerca de allí, en el hotel Huerta Honda, con lo mejor de una de sus pasiones, la gastronomía. «Tenía claro que no podía faltar el jamón ibérico, de la que soy una auténtica seguidora, y los buenos quesos de Extremadura, que abundan»,
Para entonces ya trabajaba para la conocida Ramón Bilbao, que le encargó una tarea de responsabilidad: ser la gerente y directora técnica de su bodega asentada, en la década pasada, en la vallisoletana población de Nava del Rey, en la denominación de origen Rueda, uno de los referentes para los vinos blancos españoles.
Amante de las rutas senderistas y de la música indie, esta experta enóloga conoce algunos vinos extremeños aunque admite que no tanto como quisiera porque «hay mucho producto en el país, con tantas denominaciones de origen como subzonas. Conocerlos todos es imposible».
Los vinos extremeños, afirma, son un diamante en bruto, por explotar. Y, por supuesto, tienen calidad como para ser competitivos. «Calidad existe y eso es lo fundamental para intentar abrirse hueco en el mercado pero el lastre es que hay bodegas pequeñas en Extremadura sin tanto músculo como en otros sitios del país que puedan posicionar sus vinos de calidad, gracias al márketing, en más mercados».
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