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MIKEL CASAL
Un disparo en la oscuridad

Un disparo en la oscuridad

Tribuna ·

Utilizando umbrales más bajos de detección del virus, más cercanos a la realidad epidemiológica y clínica, bajaría el número de positivos y también se ahorraría en cuarentenas, tomas de muestras, gasto sanitario y la angustia general sería menor

AGUSTÍN MUÑOZ SANZ | PROFESOR TITULAR DE PATOLOGÍA INFECCIOSA. UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA

Martes, 15 de septiembre 2020, 17:58

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ES un hecho incuestionable que el virus pandémico atemorizador de buena parte del mundo durante este año del cometa se difunde con mucha facilidad. El hecho no impide que una minoría 'trumpiana', 'bolsonara', 'miguelboseliana' y mostrenca no se lo crea y que, a su modo, los fanáticos combatan los mensajes y recomendaciones preventivos internacionales y locales. El suceso epidemiológico pandémico tal vez sea debido a una mutación del virus, la famosa variante vírica D614G (digo «tal vez» porque, en ciencia, todo es cuestionable). De lo que no hay duda, una realidad objetiva, es de la muy estrecha relación entre la difusión vigente y la falta de sentido común de muchos (no sólo los jóvenes). En cuanto a los niños, demos tiempo al tiempo. Hoy sabemos (en febrero se ignoraba) que el coronavirus circulante habita en la nariz y en la faringe de miles/millones de personas las cuales no notan nada (son asintomáticos), en muchos infectados que tienen y difunden el virus antes de notar síntomas (son presintomáticos) y en no pocos (10%-15%) que tienen y expanden el virus evidenciando escasos o muchos síntomas (infectados sintomáticos leves, moderados o graves). Algunos de ellos, no solo ancianos y comórbidos, tendrán mala evolución.

Olvidemos ahora las populares pruebas de anticuerpos de los estudios individuales o colectivos. Aparquemos también la famosa inmunidad celular, que parece ser la clave de esta infección y que, en mi opinión, abre un nuevo paradigma inmunológico, una nueva era, como hizo el VIH en su momento histórico (los años 80 del siglo pasado). Centremos la atención en los análisis que buscan, y suelen encontrar, el material genético total (genoma) o parcial (algunos genes) del virus. La técnica estándar para detectar el material genético del coronavirus (ARN) es la PCR (son las siglas en inglés de Reacción en Cadena de la Polimerasa/Polymerase Chain Reaction). En el caso que nos ocupa, hay diversas marcas comerciales implicadas. Sus plataformas (los aparatos y reactivos) suelen detectar uno, dos o tres genes específicos del virus SARS-CoV-2. No pasemos por alto que, en general, las PCR son técnicas muy sensibles: si hay trazas del genoma, lo encuentran (recordemos los estudios de paternidad o la investigación forense). Las PCR se denominan cualitativas cuando revelan si hay (positivo) o no (negativo) material genético del virus. Las cuantitativas miden la cantidad de virus, o carga viral; por ejemplo, una carga viral de 106/ml indica que hay un millón de copias del ARN por mililitro de muestra (obviemos ahora los métodos semicuantitativos). Conviene aclarar que una PCR positiva solo indica la existencia de material genético del virus. Nunca dice que sea infectivo o con capacidad de contagiar. La posibilidad de contagio depende de numerosas variables: asintomático o paciente; estado clínico y tiempo evolutivo; lugar anatómico y tipo de muestra; ejecución de la toma; transporte y conservación; experiencia técnica y tipo de plataforma. La positividad tampoco significa virus 'vivo'. Los virus no son seres vivos sino material genético recubierto de una membrana lipoproteica. Parafraseando a Winston Churchill sobre Rusia, un virus es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma. El SARS-CoV-2 es, por méritos, el rey de la república viral.

Los ejecutantes de la técnica informan a los médicos asistenciales basados en una cifra 'aconsejada' por la multinacional dueña de la plataforma. Discrimina positivos y negativos. Se denomina umbral de detección (threshold) o punto de corte (cut-off). El citado umbral se mide en ciclos (Ct, las siglas de Cycles threshold). En muchos sitios del mundo, hasta ahora, se valoraba positivo el Ct por debajo de 40: un Ct de 15 es muy positivo; uno de 42 es negativo. Estudios en diversos lugares cuestionan este Ct y alertan de la conveniencia de rebajar la cifra para distinguir virus 'posiblemente viable' (infectivo) de material genético inerte. Por ejemplo, si el Ct pasara de 40 a 35 o a 30, el número de positivos bajaría el 50%-90%. Una barbaridad. El asunto es muy importante. En Extremadura, los hospitales universitarios de Badajoz y Cáceres y el asociado de Mérida trabajan con Ct de 35-37. En mi opinión, con la cifra de 30, mucho más cercana a la realidad epidemiológica y clínica (la vida real en la calle y centros sanitarios), el número de 'positivos por coronavirus' bajaría de forma espectacular. Y el ahorro en cuarentenas, tomas de muestras, reactivos, personal, rastreadores, atención sanitaria, y tal vez medicación sería enorme. La angustia general, menor.

Parafraseando a Churchill sobre Rusia, un virus es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma

Los anglosajones dicen 'Shot in the dark' para significar un palo de ciego o tentativa a ciegas. En mi opinión, analizar cientos de personas no expuestas, ni con un riesgo de contagio evidente, para demostrar que no hay transmisión comunitaria es como hacer un disparo en la oscuridad.

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