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Beatriz García Peña, con uno de los diseños de su firma Mamba soul. :: HOY

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Beatriz García Peña, con uno de los diseños de su firma Mamba soul. :: HOY

Beatriz García Peña: diseñadora de moda gracias a Vietnam

EXTREMADURA EN FEMENINO ·

Diseñadora de moda y arquitecta técnica

Lunes, 9 de abril 2018, 08:09

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A casi 11.000 kilómetros de distancia de su tierra, una aparejadora extremeña se abre hueco en Asia en el mundo de la moda. Rostros conocidos lucen ya sus elegantes diseños tejidos con fibras naturales de alta calidad. Beatriz García Peña (Villanueva de la Serena, 1974) creció rodeada del arte de un padre escultor y una madre pintora. Con esos mimbres no extraña que las pulsiones creativas saltaran pronto de la imaginación a su armario y empezara a diseñar desde adolescente. Una falda de seda rosa palo fue una de sus primeras prendas. La lució en una boda familiar y fue un éxito. «No tenía costuras y la bastilla y la cintura iban pegadas con la plancha. Fue efímera porque al lavarla se deshizo (ríe)». El destino quiso que Vietnam fuera el país elegido por la pacense para convertir su atracción por la moda y los tejidos en una empresa, que considera pequeña y en crecimiento.

Arquitecta técnica de formación, Beatriz se siente tan cómoda creando vestidos como diseñando interiores para lujosas villas y hoteles asiáticos. Fue esta segunda faceta la que la llevó a Vietnam. Su carrera había comenzado años atrás junto al arquitecto villanovense Luis Miguel de la Peña. Luego se mudó a Granada, donde controló el proceso constructivo del segundo telecabina de Sierra Nevada. En 2007 voló a Ibiza y dirigió la oficina de control de la ampliación del aeropuerto. Cambió de empresa sin dejar la isla para trabajar con Bruesa en la obra de la exclusiva urbanización Es Puoet, diseño del conocido arquitecto Joaquín Torres y morada de famosos.

  • Beatriz Cristina García Peña Nació en Villanueva de la Serena el 9 de noviembre de 1974 .

  • Familia Está soltera. Sus padres son el escultor Ricardo García Lozano y la pintora Milagros Peña Lozano. Tiene una hermana mayor, Fedra, y un hermano menor, Ricardo, que es músico profesional, trompetista y profesor de la Escuela de música de Castuera. Daniel y Carlota son sus sobrinos, hijos de Fedra.

  • Formación Arquitecta técnica.

  • Aficiones Fotografía, literatura, cine, arte, viajar y pasar tiempo de calidad con sus amigos. En Vietnam se distrae y relaja con el yoga. En Extremadura practicaba danza africana y escalada.

Llegó la crisis y surgieron oportunidades en el extranjero. Vietnam fue el destino. Desde 2009 ha participado en el diseño de un rascacielos y ha sido directora de obra de 317 villas de lujo, entre otros muchos encargos. Trabajó para CMV en Ho Chi Minh y al año se mudó a Hanoi para seguir su carrera con Bureau Veritas en una «obra inmensa». A los tres años decidió marcharse al centro del país, a Hoi An, «un lugar precioso junto a la playa donde la fama de sastres y modistas es muy buena». En su mente resonaban los halagos y encargos recibidos en Hanoi de sus amigos españoles al ver las prendas que ella misma diseñaba y lucía. Fue el acicate definitivo para lanzar Mamba soul en 2013.

Espido Freire, Carmen Machi o Aitana Sánchez Gijón figuran entre las clientas de su firma Mamba soul

Desde entonces la firma ha conseguido que Espido Freire, Carmen Machi o Aitana Sánchez Gijón figuren entre sus clientas. Conoció a las actrices cuando rodaban 'Thi Mai, rumbo a Vietnam', la película que se estrenó en enero en España. «Vinieron a Hoi An, y, sin yo saberlo, fueron a la tienda donde se venden mis prendas y se compraron un vestido cada una, dejándome una carta preciosa que tengo enmarcada en mi taller». A Espido Freire le agradece «el artículo tan bonito que escribió sobre mí. ¡Y lo bien que le queda su abrigo!». A nivel internacional, la vicepresidenta del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico también viste ropa de Mamba soul.

Algunos de los diseños de Beatriz García Peña

Sus diseños son variados y atemporales, por lo que no se atreve a definirlos. «Una asistente a mi primer desfile dijo que son atrevidos pero ponibles». Las influencias asiáticas son evidentes. «Creo que los japoneses son elegantísimos. La vestimenta tradicional de China, Mongolia o Corea también está llena de detalles que me maravillan». Además le fascinan los trajes tradicionales africanos y las influencias de India o Marruecos. Mezcla esto con «el inigualable legado de la moda de los años 30, 40 o 50» buscando diseños elegantes y femeninos con los que toda mujer se «sienta cómoda y bien vestida».

Los bordados y estilos tradicionales calaron en ella desde que aterrizó en Asia. «Viajé por el país durante un mes y conocí el norte, concretamente Sa Pa y sus pequeños pueblitos. Enamorada de lo tradicional, de las etnias y tejidos, hice una pequeña colección con materiales como cáñamo, bordados a mano y tintes como el índigo. Todo es tan natural que ellos mismos cultivan las plantas y hacen todo el proceso de confección de las telas, proceso que yo finalizo fijando el tinte de manera natural sin el empleo de sustancias químicas». Cuenta que el único inconveniente de estos tejidos son las reducidas dimensiones de las piezas, debido al carácter artesanal de los telares familiares. Gracias a esa limitación aprendió a «respetar al máximo cada bordado, negándome a cortar una pieza para adaptarla al diseño». Como haría Miguel Ángel para sacar del mármol su David, las piezas elegidas le dicen «qué prenda hacer».

Sus diseños han viajado hasta Francia, Italia, Bélgica, Argentina, México, Canadá, Japón, Tailandia, Turquía, Estados Unidos o Australia. Se venden a través de Internet, a un precio medio de 200 euros (aunque varía mucho según la prenda y su tejido), y en tres puntos de venta físicos en Vietnam, entre ellos el lujoso hotel Four Seasons The Nam Hai. Una vez al año aprovecha su viaje a España para hacer un desfile en Villanueva de la Serena, donde tiene clientas.

Mamba soul apoya el comercio justo en su trato con los fabricantes de tejido, proveedores y modistas. «No utilizo productos químicos ni derivados de animales. Las prendas se fabrican en Hoi an, donde trabajo con cuatro modistas. Como no he estudiado moda la comunicación se realiza a través de dibujos, ensayos prueba-error, a veces con el traductor de Google, o, con suerte, con la ayuda de alguna amiga de la modista que hable algo de inglés. Se han producido momentos muy divertidos, muchas veces teníamos que parar porque nos moríamos de la risa».

Esta amante de la fotografía y la danza africana reconoce que los malentendidos lingüísticos fueron lo más difícil de emprender fuera. Este verano hará las maletas y volverá a Extremadura para quedarse y trabajar con una marca por la que lo ha «apostado todo». El nacimiento de su sobrina nieta Candela la empuja a regresar.

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