Uno de cada diez extremeños consume a diario antidepresivos

«Hemos creado una sociedad en la que el recurso fácil es la pastilla, en la que se enseña que todo se resuelve con medicamentos, porque nadie quiere pasarlo mal, estar triste», afirma Antonio Villafaina, farmacéutico y miembro de la Asociación nacional para prácticas innovadoras en polimedicación y salud.

Quizás por eso la realidad hoy es que el consumo de antidepresivos no para de crecer en la región. Según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad, uno de cada diez extremeños toma a diario psicofármacos. El consumo de envases de antidepresivos ha aumentado de forma notable en los últimos años, pasando de 960.000 en 2012 hasta el 1.160.000 el pasado año.

«Cada vez hay más gente que toma antidepresivos, esta es la realidad y tiene una cara positiva y otra negativa», opina Beatriz Martín, psiquiatra y subdirectora de Salud Mental. «Porque el aumento significa que se reconocen más que antes los problema de salud mental, que se diagnostican y tratan mejor, porque hay mayor accesibilidad a los recursos». También, añade, porque se ha normalizado acudir a una consulta con un psicólogo o un psiquiatra. «Ya no se estigmatiza», declara.

Pero, como apunta Antonio Villafaina, también hay un lado negativo en ese incremento en el consumo de psicofármacos, a juicio de la subdirectora de Salud Mental. «Quizás hemos llegado a un punto en el que estamos diagnosticando como trastornos, y por tanto tratando, los que son en realidad problemas de la vida cotidiana», afirma.

Es lo que los expertos denominan medicalizar la vida, un camino que el SES lleva años tratando de frenar. Desde el verano de 2013 en los centros sanitarios regionales lucen carteles que señalan, de forma ilustrativa, que un desengaño amoroso no es una enfermedad, sino la vida misma.

Se trata de carteles que formaron parte de una campaña puesta en marcha entonces con motivo del Mes de Seguridad del Paciente. Ya en su presentación los expertos, al igual que siguen haciéndolo hoy, cuatro años después, insistieron en la necesidad de hacer entender a los ciudadanos que no se debe recurrir a los medicamentos para todo.

Más allá de esta u otras campañas similares, el SES también ha puesto en marcha grupos de terapia para ayudar a las mujeres enganchadas a los psicofármacos a dejar las pastillas. Porque aunque no es una adicción nueva, el incremento es una realidad y afecta fundamentalmente a las mujeres, motivo por el que los grupos de momento se dirigen a este colectivo. Puesto que el intento diario de llegar a todo y hacerlo todo bien genera a muchas ansiedad, cansancio, insomnio... Problemas para cuya resolución se recurre a las pastillas y mantener las sustancias en el tiempo, aumentando las dosis y combinándolas con otras motiva en ocasiones la adicción.

Para hacer frente a esta situación el SES planteó en 2013 la puesta en marcha de un proyecto piloto para ofrecer a las mujeres terapia a través de la que aprender a gestionar sus emociones y resolver sus problemas sin tener que recurrir a las pastillas. Y hoy son ya diez centros de salud los que ofrecen estas terapias, gracias al trabajo voluntario de sus profesionales, y Sanidad quiere continuar extendiendo la iniciativa dado sus buenos resultados. Se trata, en definitiva, de afianzar otras alternativas a los antidepresivos y avanzar en la desmedicalización de la vida.

«Porque así se contribuiría también a reducir la sobrecarga asistencial que se produce tanto en Atención Primaria como en las urgencias hospitalarias», señala Antonio Villafaina. «Si la respuesta a las diferentes depresiones o estados del ánimo se diera desde otros ámbitos se reduciría la carga asistencial y todo funcionaría razonablemente mejor», añade el presidente de la Asociación nacional para prácticas innovadoras en polimedicación y salud.

De forma notable en la Atención Primaria, «que es donde se concentra la mayor parte de las consultas por estos problemas, por situaciones que genera la vida misma», reitera.

De hecho, los datos facilitados por el SES ponen de manifiesto que las consultas en los equipos de salud mental se mantienen en cifras similares en los últimos años. «No han aumentado porque es la Atención Primaria la que asume la mayor parte de la demanda asistencial por estos problemas», a juicio del farmacéutico.

No obstante, aunque las consultas en estos equipos especiales rondan las 162.000 aproximadamente al año, los estudios sobre el porcentaje de diagnóstico arrojan un incremento de los trastornos adaptativos (por ejemplo la dificultad para continuar con la vida diaria después de una ruptura con la pareja) y del estado de ánimo (una depresión que puede aparecer sin causa aparente). En definitiva, toman peso en estas consultas los que podrían considerarse trastornos mentales comunes frente a los graves (esquizofrenia, trastorno bipolar, etcétera).

Por eso hay psiquiatras que han levantado la voz de alarma, porque cada vez más, en lugar de problemas de salud mental, tienen que afrontar problemas de la vida cotidiana que generan sufrimiento.

Beatriz Martín apuesta por continuar avanzando en la coordinación con Atención Primaria, «en la que ya estamos, porque esto es lo que de verdad mejora la atención a los pacientes».