Diego Doncel apela a los «ciudadanos sin bandos» para crear el futuro de Extremadura
El poeta extremeño pronuncia un bello discurso ciudadano en el que reivindica el encuentro frente a la división ideológica y, al mismo tiempo, un «trato institucional como el de otras partes del país»
En estos tiempos de polarización, abogar por el encuentro y no por el enfrentamiento. Es lo que ha hecho esta noche de sábado, 7 de ... septiembre, en el Teatro Romano de Mérida el poeta Diego Doncel (Cáceres, 1964), encargado de pronunciar en el acto institucional del Día de Extremadura el discurso ciudadano. En un bello texto donde la memoria ha ocupado una parte importante, también ha habido espacio para la reivindicación, la de un «trato institucional como el de otras partes del país», o unas mejores conexiones por ferrocarril («el AVE es una necesidad urgente para el desarrollo de esta tierra»), pero sobre todo ha habido la toma de conciencia de que los extremeños pueden ser lo que se propongan y no lo que los demás proyectan sobre ellos o en lo que quieren convertirlos. «¿Somos pobres? No, nos han hecho pobres, incluso han grabado a fuego en nosotros la idea de que nos sintamos pobres». Ha habido la apelación a la memoria de los años 80 y 90 del pasado siglo en los que Extremadura creció como pueblo y perdió complejos respecto a otros territorios. «No creíamos heredar ninguna leyenda negra, creíamos que Extremadura era el mejor lugar del mundo, incluso para triunfar». Y ha habido también el convencimiento de que la región está preparada para albergar grandes empresas («queremos que se convenzan de que nuestra tierra es también para ellas una tierra de oportunidades»), y diseñar su propio futuro: «¿Por qué Extremadura no puede ser una tierra a la que emigrar? ¿ Por qué no creer que podemos y que tenemos capacidad y recursos para atraer a nuestros jóvenes?», se ha preguntado el escritor.
Una llamada de confianza y autoestima a sus conciudadanos por parte de Doncel, que también ha hecho guiños a su mundo personal, el de tantos otros extremeños que han escuchado la música procedente de una antigua gramola o han conocido los cines de verano, de Malpartida de Cáceres en su caso, y tienen la oportunidad de disfrutar de paisajes como el de la Sierra de Montánchez, donde también se ha criado, y aunque afincado ahora en Madrid se resiste a perder el vínculo con Extremadura, como le sucede a tantos otros extremeños, «aquí me refugio, es mi altar de belleza».
Profesor, poeta multipremiado, novelista y crítico del diario ABC en la actualidad, Doncel ha hablado de «esa larga leyenda de afectos y también de heridas que cada extremeño guarda en su corazón», y ha definido a la región como la «geografía sentimental». «Extremadura no es algo abstracto, es nuestra vida, es nuestra historia, el rumor de los que estuvieron antes que nosotros y nuestro propio rumor», ha dicho.
En su intervención, Doncel ha identificado la herida de Extremadura: «No importa nuestro capital paisajístico, que todas las sierras, los llanos y los valles de Extremadura sean una sucesión de paisajes de ensueño. Da igual la grandeza de nuestra agricultura y la riqueza de nuestras materias primas», ha señalado. «Siempre nos condenan a la cola del pelotón. Esa es nuestra herida. No es un problema de que no nos valoremos suficientemente a nosotros mismos, de que nos falten emprendedores y talento: si hubiéramos gozado, si gozáramos hoy de las oportunidades y el trato institucional de otras partes del país, Extremadura sería una comunidad autónoma tan rica, tan próspera y tan importante como la que más».
Pero el autor de 'La fragilidad' ha añadido como argumento principal que «ahora que todo se polariza debiéramos recuperar aquel espíritu: no buscar la división ideológica sino el encuentro, saber que cada uno de nosotros tiene más fuerza que cualquier institución, que somos nosotros, los ciudadanos normales, sin bandos, los que estamos llamados a crear el futuro».
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