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Mobiliario infantil en un despacho que debería ser serio. A. T.
Un país que nunca se acaba

El despacho del pollito Pío

Escribir rodeado de okupas. Tres señoras han convertido mi estudio en una casita de juguetes

Martes, 26 de noviembre 2024, 07:49

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En 2008 me mudé de piso. Un buen día me comunicaron que se vendía uno enfrente de mi suegra, puerta con puerta, y antes de ... que pusiera alguna pega, me anunciaron que lo íbamos a comprar. Aunque en casa saben que soy de buen conformar, debió de parecerles una situación un tanto abusiva y, para convencerme de que era lo mejor, mi mujer y mi suegra me anunciaron que iban a tirar un tabique, no ellas, sino los albañiles, para unir dos habitaciones y prepararme un despacho amplio y luminoso, con dos ventanales, vistas a la Montaña de Cáceres y a la sierra de Montánchez, una mesa para el ordenador, otra para preparar trabajos, mi sillón finlandés para leer junto a la ventana y unas estanterías magníficas para guardar mis libros.

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