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El busto de Diego Muñoz-Torrero fue descubierto en un acto al que asistieron la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y Guillermo Fernández Vara:: CORTES GENERALES
Muñoz-Torrero vuelve al Congreso

Muñoz-Torrero vuelve al Congreso

La Cámara Baja inaugura un busto en bronce, donado por las diputaciones de Badajoz y Cáceres, del sacerdote y diputado extremeño en las Cortes de Cádiz

efe

Lunes, 8 de octubre 2018

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El Congreso de los Diputados exhibe desde ayer un busto en bronce de Diego Muñoz-Torrero, diputado por Extremadura en las Cortes de Cádiz, presidente de las Cortes entre el 24 de marzo y el 23 de abril de 1811 y presidente de la comisión redactora de la Constitución de 1812.

El busto ha sido donado por las diputaciones provinciales de Badajoz y Cáceres, en un acto al que ha asistido la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, entre otras autoridades.

Diego Muñoz-Torrero, diputado por Extremadura en las Cortes de Cádiz, rector de la Universidad de Salamanca y canónigo de la Colegiata de San Isidro de Madrid, tuvo un papel destacado en las primeras sesiones de las Cortes de Cádiz.

Defendió algunos de los ejes que, a su juicio, debería guiar el régimen constitucional: la separación de poderes, la soberanía nacional y la libertad de imprenta.

De Cabeza del Buey, rector en Salamanca y padre de 'la Pepa'

La vida del sacerdote, catedrático y político Diego Muñoz-Torrero gira en torno a tres localidades. Una de ellas es Cabeza del Buey, pueblo extremeño en el que nació el 21 de enero de 1761. Otra es Salamanca, en cuya universidad ingresó con 11 años y de la que fue rector con 26.

Y por último, aparece Cádiz. En 1810, en plena invasión napoleónica, la Junta Suprema de Extremadura le envió a la ciudad andaluza para participar en las Cortes que alumbraron la celebérrima Constitución de 1812, conocida como 'la Pepa' por ser aprobada el día de San José. Fue presidente de la comisión redactora de dicho texto.

En 1823, con la llegada de los Cien mil hijos de San Luis que devolvieron a Fernando VII su poder absolutista, Muñoz-Torrero huyó a Portugal. Allí fue hecho prisionero y torturado hasta la muerte en 1829.

Con el regreso de Fernando VII, Muñoz Torrero fue detenido y encarcelado durante seis años en un monasterio de Galicia para regresar a la política durante el Trienio Liberal (1820-1823).

Tras la restauración absolutista, se refugia en Portugal, donde con el triunfo de los 'miguelistas' y el establecimiento del absolutismo en el país vecino, es trasladado a Lisboa.

Falleció en marzo de 1829, víctima de horribles torturas, y su sepultura se encuentra en el Panteón de Hombres Ilustres de la Basílica de Atocha en Madrid.

Actualmente, se puede contemplar en la III ampliación del Congreso de los Diputados la llamada 'bandera de Muñoz-Torrero', conservada en el archivo de la Cámara durante más de 150 años.

Esta bandera fue regalada por Muñoz-Torrero al batallón de la milicia nacional de Cabeza de Buey, su pueblo natal, y llegó al Congreso ya en 1837.

En la inauguración del busto, Pastor ha destacado que Muñoz Torrero fue uno de los primeros diputados que alzó la voz para reclamar la división de poderes, «de plena actualidad hoy en día».

«Lograr lo que hemos logrado no hubiera sido posible sin el legado de Muñoz Torrero», ha subrayado.

Por su parte, Fernández Vara ha valorado su defensa de la libertad de prensa y de la soberanía nacional, que reside en el conjunto del pueblo español.

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